La imprudencia de una espectadora, comprometiendo la seguridad del pelotón, al posar con un cartel mirando hacia las cámaras provocó una caída masiva en la primera etapa del Tour de Francia. Ha copado la actualidad de las primeras jornadas de la ronda gala. En esa primera jornada sufrió además una segunda montonera. Con varios ciclistas habiendo hecho las maletas a las primeras de cambio y algunos como el español Marc Soler. Abandonó con los dos brazos rotos. Los debates acerca de la seguridad de los corredores han dejado en un segundo término las restrictivas medidas de la organización para atajar de raíz cualquier brote de coronavirus.
A DEBATIR
En el entorno ciclista están centrados fundamentalmente en la permisividad con la que algunos aficionados dificultan el desarrollo normal de la carrera. Y sobre todo, comprometiendo la seguridad del pelotón. Y los profesionales y los seguidores coinciden. Los aficionados son necesarios para que las vueltas ciclistas no pierdan su esencia. Las grandes etapas de montaña tienen un valor añadido por los ánimos y el colorido que el público aporta en la carretera. Pero acciones como la de la espectadora, que con una pancarta en francés que decía “¡Vamos abuelo, abuela!”, provocó la caída de Tony Martin y ésta la de muchos otros corredores. Debe ser castigado de forma ejemplarizante.
Con ese inesperado debate ha comenzado una ronda ciclista en la que la organización mantiene un estricto protocolo sanitario. La amenaza de que si un equipo registra en la misma semana dos casos positivos, será automáticamente descalificado. El plan de las grandes vueltas está funcionando bien hasta el momento. Como demuestra que únicamente en el Giro 2020 un conjunto tuvo que abandonar la competición por casos de covid-19. Los análisis antes de la primera etapa y en las dos jornadas de descanso son los tres filtros establecidos por los servicios médicos del Tour para tratar de controlar una epidemia que Europa comienza a frenar gracias a la vacunación.
DEPORTIVAMENTE
En lo puramente deportivo, la ronda francesa se perfila como un mano a mano entre dos eslovenos, Tadej Pogacar y Primoz Roglic, quienes con una cotización de 2,25 aparecen muy destacados con respecto a sus competidores en los dividendos de las casas de apuestas. Si en 2020 Pogacar, del UAE Team Emirates, consiguió arrebatarle el maillot amarillo a su compatriota con una gran contrarreloj en la penúltima etapa, este año el ciclista del Jumbo-Visma busca la revancha.
Por detrás de ellos el ganador de 2018, Geraint Thomas, con un dividendo que multiplica por diez lo apostado. El ecuatoriano Richard Carapaz, vencedor del Giro de 2019, es el cuarto favorito, con una cotización de 13 a 1 y el francés Alaphilippe, con un dividendo de 15 a 1, cierra la terna de favoritos.
Mientras deciden reforzar las medidas de seguridad en el Tour de Francia, las otras competiciones importantes están activas y de ellas se puede saber más en sportytrader, donde encontrará pronósticos e información importante de las casas de apuestas.
