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Invictus: Apartheid y rugby, un camino hacia la libertad

Fuente / CINEMA PETIT

Invictus es una película que traspasa fronteras y abre un capítulo de la historia al público para enseñar que hasta lo que más nos separa del prójimo puede revertirse, y el deporte es un gran aliado en esta misión. No importa si eres apasionado del rugby o no, este film no deja indiferente a nadie y es un indispensable que además, se encuentra fácilmente disponible en plataformas como Netflix.

El director

Como actor y director, Clint Eastwood es de sobra conocido en Hollywood y en el resto del mundo. Ganador de cuatro premios Óscar por mejor película y mejor director por films como Unforgiven y Million Dollar Baby, ha sabido posicionarse como uno de los directores vivos con mayor reconocimiento en el panorama cinematográfico. Con Invictus ha logrado plasmar en la gran pantalla lo que el deporte puede conseguir a través de una historia real que marcó a generaciones enteras, pero que también vio nacer a personajes que cambiaron el mundo y que hoy en día siguen siendo admirados por muchos.

El protagonista

En 1990, Nelson Mandela, político y activista sudafricano sale de la cárcel después de cumplir una condena de 27 años. Sin embargo, tras casi dos décadas privado de su libertad, lo que se encontró no fue un mundo cambiado y libre, sino un sistema opresor que a esas alturas debería haber estado más que erradicado.

Mandela, interpretado por el veterano y aclamado Morgan Freeman, llega a la presidencia rompiendo las reglas que habían imperado hasta aquel momento. Desde 1994 hasta 1999 se mantuvo en el gobierno y consiguió aquello por lo que llevaba toda su vida luchando; la abolición del apartheid. Sin embargo, en esta película el protagonista no es Mandela, cuya vida ya ha sido interpretada en el cine en más de una ocasión, sino que es el deporte que con fuerza recrea los momentos más memorables de esta historia.

La novela

Basada en la novela El factor humano de John Carlin, Invictus cuenta ya de por sí con un potencial cinematográfico enorme, y a esto hay que añadir la valía del elenco que interpreta a sus personajes, especialmente Matt Damon quien encarna el papel del capitán de la selección de rugby sudafricana, François Pienaar.

Eastwood consigue enriquecer la narración desde el minuto uno con el fin de apelar a la emoción del espectador. Conecta al público con las viejas heridas aún sin cerrar del pueblo sudafricano con el valor y la esperanza del cambio. Todo ello a través del rugby, deporte poco querido, sino más bien detestado, por la población negra que lo ve como una representación del privilegio de los blancos.

Los valores

Sin duda, lo que enciende la llama de la curiosidad y esa necesidad de ver más, es el vínculo que se crea entre el presidente y el capitán del equipo. Pienaar se convierte de alguna forma en el reflejo de Mandela. Sin embargo, en el terreno de juego, en él recae ese halo de esperanza para reconciliar a un pueblo entero a través de la expectación y la emoción que el deporte genera.

El partido final es el culmen del desarrollo de la trama. Significa la guinda que falta para mantener la atención fuera de la pantalla. El recurso fácil del balón volando a cámara lenta se entrelaza con esos planos de fondo que advierten la exaltación de una afición unida. Unida más allá de su color de piel, libre de prejuicios, centrada tan sólo en la victoria de su equipo.

A Eastwood se le puede achacar cierta falta de profundidad a la hora de tratar un tema que tanto puede dar que hablar por su repercusión histórica. Pero lo que es indudable, es que el sentido y la perspectiva que aporta su forma de estructurarla funciona, y en esto la baza del deporte juega un papel más que relevante.

La película

Invictus muestra la magia del trabajo en equipo, la ética y la fe en el cambio, sin adentrarse de forma dramática en una historia a la que drama no le falta. Logra remover algo en el espectador, crea expectación y entretiene. El personaje de Mandela que apelando a la pasión por la selección de rugby en pleno mundial, enseña que con deportividad, valentía y valores se puede encontrar un atajo en el camino hacia el perdón y la libertad.

Foto vía: Cinema Petit

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