División de Honor Noticias Opinión Rugby

¿Qué se siente cuando tu equipo asciende?

Foto de Toni Mingot

ALEGRÍA INCONMENSURABLE

¿Que qué se siente cuando tu equipo de rugby consigue el ascenso a la división de honor? Pues una alegría inconmensurable en el momento en que el árbitro señala la finalización del encuentro.

Después de ochenta minutos de juego en los que has visto como el rival conseguía una ventaja de nueve puntos y se iba así al descanso. A pesar de los intentos de tus jugadores por reducir la distancia; en los que, tras la reanudación, volvía a anotar el rival, Con un puntapié de castigo, en el minuto 47. De ver como, en la siguiente jugada, Salvador Palomares se escapaba por la banda sin que ningún jugador de la línea de tres cuartos de Gernika pudiera detenerlo. Para ponerse, tras la transformación de Arthur William, a solo cinco puntos del rival y sentir que se desprendía un hilo de esperanza.

Después de emocionarte cuando Ignacio Caini, nuestro joven talonador canterano, volviera a anotar para empatar el partido. Ya que no se había podido transformar el ensayo, (como para ponerle más emoción a la cosa). De que siguieran doce minutos en los que persistía el empate, hasta que una indisciplina de La Vila permitía al Gernika adelantarse de tres. Su certero pateador , Siyabonga Masuku, convertía el puntapié de castigo; de que, tras otros ocho minutos de infarto para toda la gradería que no dejaba de animar a su equipo, se produjera la expulsión de un jugador de Gernika por agresión.

Después de que faltando once minutos para que se cumplieran los 80 reglamentarios, el Gernika cometiera una indisciplina junto a la banda izquierda del ataque vilero. Y, cuando todos creíamos que La Vila tiraría a palos para empatar, Arthur lanzara el balón a la banda dentro de la línea de 22 de Gernika, se sacara la touche. La Vila formara el maul y, jalonados por el griterío, los bombos, los panderos, la sirena eléctrica, la caracola marina, y unas ganas de ser los mejores que mueven a este equipo como si de queroseno para elevar un helicóptero se tratara, todo el conjunto de La Vila entrase empujando en la zona de anotación.

Luego de que ese 26 a 22 fuera el que quedase reflejado en el marcador final, pues en los últimos dos minutos el Gernika no pudo hacer nada ante una Vila crecidísima y unas gradas que se venían abajo…

ORGULLO ENORME

Después de todo eso, de que el árbitro pitara el final y la adrenalina que había invadido a todos los presentes en el estadio estallase de pronto. Entonces, además de esa alegría inconmensurable, sentí orgullo.

Un orgullo enorme al ver a los chicos de La Vila fundiéndose en un abrazo en torno al Capitán, Guillem Carrión. Todo un guerrero veterano que, literalmente, se había dejado la cara en los últimos partidos de esta atípica liga. Pues había recibido una dura entrada en el último partido de temporada regular contra CAU Valencia. Le había producido una fractura del pómulo, la cual había requerido de una intervención quirúrgica.

Aún así, a pesar de que se perdió el primer partido de play off contra Belenos, volvió en la semifinal contra Hernani. Eso sí, llevando una máscara de protección y un aparatoso vendaje que le hacía parecer el hombre invisible tratando de ser visible y no le dajaba ver con claridad. Eso no le impidió darlo todo en ese partido y en la final contra Gernika. De ahí el respeto y la admiración que mostraron todos sus compañeros al finalizar el encuentro y que, por supuesto, yo también siento.

NO TE RINDAS, GERNIKA

Logicamente, los jugadores de Gernika quedaron abatidos sobre el terreno de juego. Algunos lloraban de impotencia. Es la cara B del deporte. Siempre hay alguien que pierde cuando alguien gana. Esto también es parte del rugby: aprender a perder.

A La Vila le tocó hace dos años, cuando descendieron a DHB, tras un partido contra Bathco en Santander. En el que, por cierto, había dirigido el encuentro el mismo colegiado que este domingo pitó en El Pantano. Aquel partido era el último encuentro contra el equipo que había perdido la final de la DHB, ya que La Vila había quedado penúltimo de la DHA.

Ese mismo partido es la oportunidad que aún le queda a Gernika. Se enfrentará al otro equipo de Santander, el Internacional, en campo aún por determinar. Le deseo mucha suerte al Gernika que solo ha perdido la final en esta temporada, jugando en el difícil grupo A, y merece volver a la máxima categoría.

SUPER JUGADORES, SUPER PERSONAS

Por parte de los jugadores y aficionados de La Vila la fiesta siguió tras la final en la zona de cafetería. Las fotos del equipo bañado en cava, con Guillem Carrión alzando la copa, me conmovieron hasta la ternura. Además, el capitán sostenía las camisetas de los compañeros que habían pasado a mejor vida y que tanto habían dado por el club en esta.

Recordé especialmente a Coco, hablando con Ada y conmigo en el Pepe Rojas después de un partido contra El Salvador, con un prominente chichón en la frente que él trataba de que dejara de crecer aplicándole una bolsa de hielo, recordándonos que aún le quedaba el viaje de vuelta en autobús y que a las seis de la mañana del día siguiente debía estar en su puesto de trabajo para repartir con su camión. Es increíble lo de estos hombres que se juegan el cobre cada domingo para defender sus colores en todos los equipos de rugby. Merecen todos el sueldo de Messi, por lo menos.

¡GRACIAS!

Una lágrima acaba de caer en mi camisa. Así que lo voy a dejar aquí. Solo darles las gracias por esta inolvidable temporada a todos los jugadores, staff técnico y directiva de La Vila Rugby y mandar un afectuoso abrazo y todo mi cariño a los familiares de Coco, Lucas y Lobo, los jugadores de La Vila que no pudieron compartir la alegría con nosotros el domingo y que siempre vivirán en nuestros corazones.

Toda la información deportiva en nuestras redes @sextoanillo

@tradescarre

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *