Quiero dejar claro ante todo que este artículo NO es una crítica de los jugadores españoles, más bien al contrario.

Si fuera crítica, que sea constructiva, un granito de arena en la montaña que queda por “construir” para que el rugby español llegue donde se lo merece.

CROUCH

Para dejar las cosas claras, repasaré unos conceptos básicos:

* Primero y más importante: Para jugar al rugby, ¡hay que estar loco!
Me explicaré: La lógica y el sentido común dicen que si llega un tío, fornido, en general, corriendo hacia ti, lo normal es apartarse para dejarlo pasar. Para ponerse enfrente y tratar de pararlo, respetando además unas normas cada vez más estrictas, tendente a preservar la salud de ambos, pues eso, ¡hay que estar loco!

Pero, para seguir con la provocación, voy a añadir un detalle más: ¡Para jugar al rugby en España/con España, hay que estar más loco aún!
En Francia, que es el ejemplo que mejor conozco, jugar al rugby es medianamente normal, según las regiones. Los mejores pueden lograr vivir de ello, y vivir MUY bien. En España, la tradición no existe, pero va arraigando poco a poco… Pero en cuanto a vivir, bien, del rugby en España, no sé si habrá 100 personas que lo puedan decir, y probablemente una mayoría lo haya conseguido después de dejar de jugar…

En cuanto a los jugadores de la Selección, muchos juegan en clubs extranjeros, lo cual suele levantar muchas polémicas que intentaré desentrañar aquí.

Existen unas normas de elegibilidad, formuladas por World Rugby (la federación internacional de rugby). Estas normas, evolucionan bastante rápido, pero son, en general, más laxas que en otros deportes. A día de hoy, para resumir, una persona con abuelo español, o que haya residido aquí 5 años, es seleccionable, con condiciones adicionales que permiten unas interpretaciones que le han costado muy caro a España. (No estar presente en el Mundial de Japón 2019, concretamente).
Salvo contadas excepciones (Argentina siendo la más famosa), todos los países tratan de atraer jugadores de nacionalidad extranjera para que jueguen con su selección (el caso más famoso ha sido Escocia durante mucho tiempo, Japón habiendo tomado el relevo últimamente).

España ha usado la misma estrategia. Lo curioso es que lo que en otros países se ve como una artimaña muy útil, en España ha sido duramente criticado por muchos, entendidos y otros….
Esas críticas, llegaron a tal punto, que hubo, hace relativamente poco, un cambio de tendencia, y se priorizó a los jugadores locales… Con unos resultados previsibles: ¿Cómo iban a poder, unos jugadores amateurs o semi-amateurs, que tenían que conciliar estudios o vida profesional con el rugby, competir con atletas que dedicaban 40 horas semanales a entrenarse? Se reaccionó a tiempo, los que decían “Diego” dijeron “digo” (sin aparentar la menor vergüenza en muchos casos), y volvemos a tener una selección nutrida de hispano-franceses, en la que los jugadores “puramente españoles” que aparecen, lo hacen por tener el nivel necesario, y no por rellenar unas cuotas impuestas por fanáticos.

* Luego: España no tiene ningún hándicap, ni físico ni cultural, que represente un problema para llegar al primer nivel.

A nivel físico, en rugby caben todos. Es de los deportes en los que la constitución física es poco importante, ya que todos los físicos tienen cabida en el equipo. Dicho esto, la evolución al profesionalismo se ha acompañado de un doble movimiento: Los “gordos” cada vez corren más; Los que corren, cada vez son más gordos…

Aun así, está claro que a España no le pasa lo que a Japón, por ejemplo…. Las mélées japonesas suelen ser unos 100 kilos más ligeras que sus oponentes, y eso puede ser un problema para ellos (o no, que se lo pregunten a Sudáfrica). En España tenemos personal de sobra para montar packs de delanteros competitivos…

A nivel cultural, ni la religión, ni la sociedad española son un obstáculo. Japón, una vez más, nos facilita el ejemplo contrario… En una sociedad en la que el contacto físico es problemático, podemos entender que existan renuencias frente a un deporte de tanto contacto. En España no.

* Así que podemos llegar a una conclusión muy clara: ¡Tenemos locos de sobra para ser competitivos!

* Pero no nos engañemos, el rugby es europeo, sí, pero Europa es muy variada. La picaresca española sí puede ser un problema para jugar al rugby (también podría ser una ventaja, lo veremos luego). Queda clarísimo: Querer engañar al árbitro, está considerado como normal en muchos deportes, en rugby es un pecado capital. Este punto sí, podría ser un hándicap para España, pero todos los educadores, monitores, entrenadores insisten bastante en el tema, desde las categorías juveniles, para que sea fácil evitar los mayores escollos.

Ahora bien… De momento, sólo he hablado de jugadores, y en cualquier deporte, las instancias de dirección tienen un papel fundamental…

En el caso del rugby, no hay que olvidar los orígenes si queremos entender la situación presente. Esto empezó en Inglaterra, y durante muchos años, sólo se jugó en las Islas británicas y su imperio colonial (1882-1909). Francia fue el primero en juntarse, y le costó sangre y sudor que la aceptaran. Pero también le costó un cambio de actitud fundamental. Fue admitida en 1910, y expulsada en 1931… Los argumentos oficiales eran dos: No se respetaba el amateurismo, algunos jugadores franceses cobraban por sus prestaciones; Y la violencia de su juego y de su afición! Muchos afirman que la razón, no oficial, es que las 4 británicas, o “Home Nations” no querían compartir el invento…

En 1947, Francia vuelve a entrar en el Torneo de 5 Naciones, que poco a poco se consolida como un evento deportivo de primer nivel. Lo cual explica que en el año 2000 se junte Italia.

A contar de ese momento, el movimiento que había empezado mucho antes, que se había materializado con un Campeonato del Mundo, organizado desde 1987, y con la aceptación del profesionalismo en 1992, ya es imparable. Además de un deporte, el rugby es un negocio… Que mueve MUCHO dinero, con lo que eso puede conllevar de negativo…

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