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El eterno Norte-Sur

Norte-Sur, mucho más que una batalla en el rugby mundial

Con las paradojas de los calendarios desordenados por las circunstancias que todos conocemos se pone delante de todos los espectadores una vez más la enorme diferencia entre el Norte-Sur oval. Esta apreciación no es nueva y llevamos escuchándola toda la vida. Sin embargo, las diferencias no parecen tener tendencia a encontrarse, e incluso se mueve como el precio del Bitcoin en estos días. Solo a base de pequeños retrocesos y acercamientos a algo más parejo para cuando llega el momento de alza, que en rugby normalmente coincide con los mundiales, estirarse hacia máximos históricos.

Rugby en el hemisferio sur

En este momento del calendario oval, en que estamos llegando al final del 5 Naciones más el artista invitado, que todos sabemos quien es, las grandes ligas europeas en su momento más álgido y la Champions acechando con la ronda eliminatoria, se está poniendo en juego el balón en el Sur. Allí comienzan los respectivos Super Rugby en los países oceánicos y las diferencias se ponen sobre la mesa, o sobre la pantalla para ser más concreto, saliendo a relucir como rayos de sol tras las oscuridad de nubes grises de tormenta.

Haciendo un símil con otro deporte de minorías como es el ajedrez, podemos decir que es ver un torneo de partidas clásicas en el norte. Son auténticas batallas estratégicas, estudiadas con un guion determinado, pensando cada movimiento para preparar el siguiente más que como un movimiento definitorio. En él, los 9, con mucho más protagonismo en este hemisferio que los 10, mueven a sus peones y figuras pesadas por todo el tablero buscando preparar el jaque mate. Lo hacen justo cuando ya no hay más que hacer por el equipo rival y todo con una estrategia totalmente orquestada que deja poco lugar a la improvisación y el espectáculo.

El norte y su rugby diferente

Todo esto no quiere decir que no sea algo digno de ver o de admirar. La belleza del rugby del norte radica en eso, en ver como se desarrolla el plan de juego, admirar como los equipos se trabajan cada punto, tanto en ataque como en defensa, ver como las delanteras se machacan entre ellos mientras los backs esperan ese momento preciso en el que su medio scrum ve la fisura en el muro para entrar incisivo desde lejos como un alfil que cruza el tablero hacia su objetivo.

¿Es aburrido este rugby? Claro que no, es tosco y eso no lo vamos a negar, pero es vibrante, apasionante, rebosante de tradición. Desprende lo que es una batalla por un terreno con un balón como botín a conseguir mediante la conquista de metros a paso de avance de trinchera. Aún así es algo digno de ver y de disfrutar si eres capaz de apreciar lo que se está desarrollando en la cancha. Quizá no para todos los aficionados, sobre todos los más nóveles que se pierden mucho más en la maraña de un deporte difícil de seguir y apreciar para los no iniciados.

De todas formas, lo compensa con la magia y la pasión que desprenden los partidos y el ambiente cargado de tradición que los rodea. Son normalmente partidos cerrados y a pocos puntos que lo que no logran enganchar con la vistosidad del juego lo hacen con la emoción del resultado, ya que esta cercanía de marcadores cortos, el mínimo fallo o destello de magia aislado decanta el partido casi al final, como está ocurriendo en este 6 Naciones. Si te gustan los juegos de estrategia, este es un rugby a disfrutar.

Rugby a otra velocidad

Al otro lado del planeta, más allá del Trópico de Capricornio, tenemos el mismo deporte, también haciendo símil con el ajedrez, tenemos el mismo tablero, las mismas piezas, pero parece que aquí se juega a la modalidad de partida rápida. No es una locura desordenada como puede parecer a simple vista. También tiene una estrategia férreamente establecida para explotar tus puntos fuertes versus los débiles del rival, pero todo parece más movido, más instintivo, como si fuera a una velocidad superior.

Las defensas son igual de férreas y los forwards se dan de lo lindo pero esa velocidad que se aplica multiplica las ofensivas dando la sensación de no estar claro de donde te va a venir el ataque. Es todo mucho más impredecible. Los jugadores desarrollan destrezas mucho menos especializadas que provoca ver backs durísimos en el contacto y forwards que en ocasiones rompen en velocidad en carrera dejando atrás a varios velocistas de numeración de dos dígitos en su camiseta.

Juego de 9s y 10s

Los 9 son, en la mayoría de ocasiones, los iniciadores de la avalancha que se viene para que los 10 hagan su magia y den esa carrera inesperada hasta ganar la ventaja o hasta el fondo si es necesario, o descarguen antes de que puedas verlo ese pase letal que deje en ventaja a sus compañeros para perforar las cortinas defensivas. Puro espectáculo que provoca que los marcadores se estiren mucho más, si bien esto no quita emoción al resultado porque hablamos de equipos capaces de dar latigazos cuando van tres trys abajo y marcar tres trys en tres minutos para igualar o ganar un partido que parecía perdido. Es un espectáculo visual que los amantes de la tradición y las batallas del otro hemisferio pueden ver como un correcalles desordenado, pero que para cualquier espectador no radicalizado con uno u otro tipo de rugby es un disfrute de ver.

Sobre la metáfora de nubes grises y rayos de sol, creo que todos reconocemos lo gris en el norte frente a la luz en el sur, pero como dije, una nube gris oscura de tormenta también tiene una belleza digna de apreciar por espectadores y pintores avezados en el tema y los rayos de sol pueden contar con su parte más monótona después del destello inicial por lo que no necesariamente tiene que ser interpretada como el “yin y el yan” de esto. Sobre que rugby es mejor o más efectivo, es tema que podría dar para otro artículo completo, pero la historia y los resultados están ahí cuando se enfrentan de verdad en los mundiales.

El mundial como punto de encuentro

Al no existir cruce entre clubes y/o franquicias de los dos hemisferios, solo podemos comparar las dos maneras de entender el deporte oval en la magna cita cuatrienal. Las ventanas de junio y otoño son un campo de pruebas en el que el resultado es cuanto menos irrelevante para saber que equipos o tipo de rugby es mejor.

Solo como referencia y sin querer decantar la balanza, en la lucha real por la Webb Ellis, solo ha habido un campeón del norte contra todos los bicampeones y tricampeones del Sur. Parece que salvo algunas generaciones de Francia o de Inglaterra, los norteños van uno o varios pasos por detrás de las cuatro potencias de SANZAAR que entienden este deporte de una manera mucho más instintiva y dinámica. Tendremos que esperar a 2023 para volver a ver ese enfrentamiento Norte-Sur con todas sus connotaciones mientras cada hemisferio sigue su propia línea evolutiva del Rugby

By Herbes

@JoseEusebioMora

One Response

  1. Creo, con cierta preocupación, que la ovalada podría estar rodando, también, “fuera de la cancha” eno esta puja realmente existente.
    Esta conjetura se sostiene por el hecho de que jamás la presidencia de la ex IRB, hoy WR, estuvo en manos del Hemisferio Sur !!
    Saludos
    Atte.
    Nicolás

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