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Georgia lidera, España pelea

España 19 – Georgia 25, Estadio Nacional Complutense. 14 marzo 2021.

Segunda victoria, está muy trabajada para Georgia. Primer partido con derrota para España, pero con punto de bonus, en el arranque del campeonato de Europa

Rugby a puerta cerrada

Quince minutos para la una del mediodía, en una mañana muy agradable, con el madrileño Central huérfano de público.

El partido, a puerta cerrada por la pandemia, daba comienzo de forma trepidante. Muchos de los que podemos acceder a las instalaciones de la Complutense para las diferentes prácticas de actividades deportivas, teníamos la oportunidad de ver entre setos, arbolado y arbustos, el disputado encuentro que ofrecieron las dos selecciones. Los inicios de una competición cuyo resultado ofrecerá dos plazas de acceso directo al mundial de Francia del próximo 2023.

Rugby a puerta cerrada que resultó ser una oportunidad para aficionados al deporte de fin de semana y asiduos a las instalaciones de la universidad. La mayoría algo conocen de este deporte, pero había que explicar la importancia que tiene esta competición para que el rugby español disponga de un nuevo espaldarazo en su mayor dimensión mediática.

Aquellos que paseaban o corrían por la pista de atletismo, practicaban voley o simplemente esperaban los turnos de las clases de tenis en la cafetería de las instalaciones, pudieron atender a momentos de un excelente rugby. También con imprecisiones y errores típicos de un arranque de competición y un combinado nacional que se prepara para dos años de competición.

 

Primer tiempo igualado y competido

Dos ensayos muy rápidos, el primero de Jalagonia para los visitantes y el casi inmediato de Linklater para los españoles. Transformados ambos establecían el 7-7 en el marcador.

A los que no son asiduos a este deporte se les tenía que explicar la fortaleza y consistencia del quince georgiano. Lo cual daba un valor importante a la excelente actitud defensiva del XV del León, que se defendió con mucha seriedad cuando los Lelos atacaban en zona de veintidós con bastante arrojo, con el fin de ampliar un marcador que en el minuto 17 habían puesto en ventaja al transformar un golpe de castigo: 7-10

Se rehízo España y se posicionó en tareas ofensivas, disponiendo de una patada a palos para empatar, que fue fallada (golpeó en el palo izquierdo) y recuperada posesión al recibir el oval un atento Manu Mora. Finalmente el dominio de la selección española obtuvo el premio de otro lanzamiento a palos tras una infracción visitante, tres puntos que sumaba Bautista Güemes para marchar al descanso con el empate a diez.

Cuasi” espectadores e interés por el rugby.

Había interés por parte de los “espectadores” que se cruzaban por la zona. Algunos aficionados se situaban en la calle Obispo Trejo para divisar al menos una buena parte del campo. No más de tres grupos de apenas dos o tres personas. El ambiente que hace unos días describía en prensa Charly Malié, que tuvo su momento más álgido en la victoria a Rumanía allá por febrero de 2018, se echa en falta notablemente en cualquier deporte y competición. El rugby no lo es menos.

Había preguntas de interés sobre determinados lances del juego y se pedía silencio con las patadas, norma consuetudinaria (costumbre y principios), como muchas que inspiran los valores de este deporte.

Sorprendidos igualmente por la dureza de los lances y la deportividad de los contrincantes, el acatamiento a las normas y el esfuerzo físico. Y como nota de sonido, más que de color, parte de la expedición de los georgianos tocaban la bocina a cada acometida de peligro; al menos una nota de “sonido” en las cercanías.

 

Sufrimiento en la segunda parte

Aunque España sumó tres nuevos puntos con otra patada de Güemes al transformar un golpe, era Georgia quien puso sobre el verde su intensidad y solidez para poco a poco sumar diferencias. Estas llegaron de la mano de dos ensayos, uno de Tabutsadze que los ponía en ventaja, tras una rapidísima jugada de contra al robar la posesión de los leones, aunque no sumaron los dos puntos adicionales; posteriormente otro ensayo tras un maul, jugada más típica en los Lelos, donde sí consiguieron completar los siete tantos. Entre medias de los dos ensayos, dos puntapiés transformados uno para cada equipo: 16-25 en el marcador.

En España se habían incorporado Casteglioni y posteriormente Ferrer y Gonzalo Vinuesa en los minutos minuto 47, 57 y 59 respectivamente.

Parecía que podíamos seguir la senda de años anteriores donde, pese a demostrar resistencia, finalmente el poderío rival marcaba las diferencias. No hay que olvidar que Georgia son favoritos y a priori los más fuertes de este Seis Naciones B. Pero al igual que en el tramo final del primer tiempo, España dispuso de sus mejores oportunidades, estando además “a tiro” de partido dado que Linklater había puesto el 19-25 en el minuto 67.

Arreón de España en los últimos minutos

Fueron hasta cuatro las oportunidades que tuvo el bloque español en los tramos finales del encuentro. Estuvo muy cerca del ensayo en dos momentos con percusiones a cinco metros pero no se pudo penetrar la sólida defensa rival. Una última imprecisión en una penetración por la banda izquierda, con aparente superioridad, finalizó con una pérdida del oval por el lateral, dando el árbitro por concluido el encuentro.

Es quizá el punto agridulce del encuentro, lo primero por la derrota, que aunque previsible, los partidos se preparan para obtener el mejor resultado, y lo segundo por la importancia de la suma de los cuatro puntos, que podían haber llegado al haberlo tenido tan cerca y tan repetidas veces en el tramo final.

Creo que Santiago Santos, seleccionador nacional, deberá estar satisfecho, habiendo sumado un punto de bonus ante un rival muy complicado, demostrando el acercamiento de los españoles al nivel de los georgianos.

 

Competición de largo plazo

El banquillo y los jugadores de referencia son otro aspecto importante del equipo nacional, que debe prepararse para dos años de competición y que trata de cubrir todas las posiciones con al menos tres jugadores de referencia.

Es un aspecto importante que resaltaba hace unos días el seleccionador Santiago Santos. Una de las jóvenes incorporaciones al combinado nacional es Vinuesa, por su excelente labor con su club en División de Honor, competición que debe nutrir de componentes para completar la excelente terna de nacionales que tenemos en competiciones extranjeras, lo que a veces puede suponer un hándicap para los responsables técnicos del quince. Cuanto más aporte la División de Honor, más sólido será nuestro posicionamiento en el rugby europeo.

Próximos partidos en tierras rumanas y portuguesas este mismo mes de marzo, para viajar hasta julio con el fin de afrontar los encuentros con Rusia y el que resulte de la disputa entre Bélgica y Países Bajos, sexto participante aún por decidir en el grupo.

Y en 2022 otra tanda similar. De ahí la importancia del bloque y su preparación para esta competición tan clave para el rugby español. Nos jugamos mucho, aunque buena parte de los que veían hoy el partido desde las instalaciones no tenían esa constancia. Seguimos sin el soporte mediático que poco a poco estoy seguro iremos ganando.

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