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Reflexiones tras la LV Superbowl

Mahones y Brady

         JUVENTUD CONTRA VETERANÍA

Uno ve la vehemente superioridad con que lo miran los jóvenes ahora que está a punto de cumplir los sesenta años y recuerda haber ostentado la misma vehemencia hacia los cuarentones cuando apenas tenía veinte abriles. Le parecía a uno que no podían competir, ni en fuerza, ni en reflejos, ni en habilidades tecnológicas. Sin embargo, con el paso de los años, uno se va dando cuenta de que, en efecto, la veteranía es un grado y que el acumular experiencias lo ayuda a uno a saber manejar mejor las situaciones que se le presentan y a sosegarse para tomar mejores decisiones.

UNA LIGA DIFÍCIL DE GANAR

Sobre todo esto me hizo reflexionar ayer el espectáculo deportivo de una sola jornada más visto en el planeta: la LV Super Bowl de fútbol americano. Para los que no sigan este deporte, dado que mis escritos suelen versar sobre el noble deporte del rugby, les diré que, (desde mi humilde opinión), la liga de fútbol americano, que se comercializa como NFL (National Football League) es, sin duda, la más difícil de ganar de todas las ligas de cualquier deporte; dada la enorme cantidad de dinero que manejan, y generan, los equipos, el ingente número de jugadores y personal técnico necesarios, así como la especialización requerida por parte de toda la plantilla y cuerpo técnico. También hay que tener en cuenta que la vida útil de un jugador es de promedio de unos cinco años, por lo que es muy complicado montar un dream team que pueda tener solución de continuidad.

UNA FINAL CON MUCHO MORBO

Por otra parte, el juego, que es prácticamente una auténtica partida de ajedrez, gira en torno a dos figuras esenciales: el jugador de ajedrez en sí, encarnado en la persona del entrenador principal y la pieza del rey, el quarterback; o, como lo llaman en México, el mariscal de campo. Pues bien, el morbo de esta final estaba en que se enfrentaban los dos mejores reyes de la liga: por parte de los Chiefs de Kansas City, Patrick Mahomes de 25 años, llegado a la NFL hace tres y que tras un año de suplente hizo a su equipo campeón de la Superbowl del 2020. Mientras que por parte de los Buccaneers de Tampa Bay, Tom Brady de 43 años, que llegó a la NFL en el año 2000 de la mano de los Patriots de Nueva Inglaterra y, también tras un año de suplencia, sustituyó al titular, lesionado y ganó ese mismo año la Super Bowl; en total llevó a los Patriots a ganar seis títulos de Super Bowl, nueve títulos de la American Football Conference y diecisiete títulos de la AFC Este; ¡ahí es nada!

SALTÓ LA SORPRESA

El año 2019, Brady no tuvo una buena temporada y decidió dejar a su equipo de toda la vida para salir como agente libre y fichar por los Buccaneers. Un equipo que la última vez que había llegado a play-off había sido en el 2007. Brady los llevó a ganar la Conferencia Nacional (otro título más en su palmarés), sufriendo un poco eso, sí. Por otra parte, la temporada de los Chief fue impecable, ganaron todos sus partidos de liga y de play-off. Con estos antecedentes, el joven Mahome y sus Chiefs eran los claros favoritos. En las casas de apuestas, la improbable victoria de los Buccaneers, aunque jugaban en casa, se pagaba a 2,3. Juventud contra madurez. ¿Quién dudaba de que se impondría la mocedad de Mahones?

LA VETERANÍA ES UN GRADO

Con estos antecedentes empezó una final llena de morbo. Las dos primeras posiciones de ambos equipos no pasaron de las cuatro oportunidades que tienen para conseguir diez yardas y seguir avanzando. En la segunda, Chiefs consiguieron 3 puntos gracias a un lanzamiento a palos, pero ya se apreciaba que la línea defensiva de Buccaneers no dejaba pensar siquiera al joven Mahomes y que su secundaria no cejaba en mantener los marcajes de los posibles receptores para que Mahones no pudiera completar pases. Por su lado, Brady solo tuvo que aprovechar los múltiples errores y la falta de disciplina de sus rivales para darles una auténtica lección de fútbol americano. El resultado final, 9 a 31, corroboró que la vehemencia con la que la juventud, favorita para ganar el partido, recibía al veterano se tuvo que cuadrar ante la sabiduría y el sosiego de un Brady que con 43 años sigue jugando en su línea. Demostrando una vez más que la veteranía es un grado. Así que cuando vea a alguien de ochenta años no podré más que mostrarle respeto y admiración por todo lo que me pueda enseñar.

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