Rugby Valores del deporte

La democratización en el rugby

Democratizar. El poder de todos.

Dice la Real Academia que democratizar es hacer demócratas a las personas o democráticas las cosas. También hablamos de hacer democrático un país, una sociedad, una ley, una institución…

Se trata de un término eminentemente político, originario del griego y latinizado posteriormente, del que nos queda el significado de pueblo (demos) y el sufijo cracia, que refiere a poder, gobierno o dominio.

Me gustaría comentaros sobre la exportación del término democratización a otros ámbitos, como ejemplo el de los negocios, fundamentalmente en la provisión de servicios y en el marketing.

No hay foro empresarial, tertulia económica o departamento de marketing que no utilice el término democratización para significar que son capaces de crear y desarrollar un producto que llegue a todos los públicos interesados, por aquello de alcanzar el máximo desarrollo de un modelo de negocio, si este relaciona al máximo de usuarios con el mayor exponente de su rentabilidad.

 

Los argumentos democráticos del rugby

En nuestro deporte el término democratización está más que asentado. Por tres razones principales:

  1. El deporte de equipo con más jugadores. Un deporte con quince jugadores, superando un 25% al fútbol o la versión americana del rugby, más de la mitad que el balonmano y triplicando al baloncesto.
  2. El diferente perfil de jugadores. Altos y ágiles en baloncesto y voleibol, de estaturas varias pero todos con similar corpulencia en el fútbol, fuertes y altos en balonmano. En rugby tenemos diferentes perfiles de jugador por posición. Quizá el deporte en el que más diferencias de perfil físico encontramos; fuertes, son, y mucho (no confundir con la necesidad de kilos). Desde el peso y contundencia de los talonadores y pilares, la corpulencia y envergadura de la segunda línea, pasando por la rapidez y fortaleza de alas y centros, hasta el menor tamaño de los valientes y habilidosos medio melé y aperturas.
  3. Sometimiento a las reglas. No hay democracia sin imperio de la ley. La ley se respeta como premisa básica. Como dice habitualmente el director de mi club, “no conseguí ver un partido de rugby donde el más importante del juego no fuera el referee

 

De la escuela a la selección.

Es el segundo punto de diferenciación el que más me sorprendió al acceder a este deporte. Lo confieso, no soy un aficionado al rugby de origen. Observé como se organizaban los equipos en las categorías inferiores y viendo que el aspecto competitivo resultaba secundario frente a otros tres ámbitos fundamentales: las reglas, la táctica y la coordinación de movimientos. Me encantaba ver a formadores enseñar sobre la importancia de la identificación del compañero, dónde está ubicado, el lado por el que se acerca… Es clave y este aspecto no es nada físico desde el punto de vista deportivo del término.

La coordinación de movimientos es primordial; los muchachos no solo tendrán que manejarse en los aspectos técnicos del juego, cada cual en su posición, sino que aprenderán a no lesionar ni lesionarse; los jugadores deben saber caer, dónde y cómo placar y como realizar y recibir la percusión. Y actuar conforme permiten unas reglas que de no existir no sería viable el juego.

Porque en este deporte se choca y se golpea entre diferentes perfiles físicos y este aprendizaje es fundamental en la belleza estética del rugby, al margen de la prioritaria seguridad.

Hay que reconocer que en patrones físicos de jugadores, como el rugby no hay otro deporte de equipo; el peso que se necesita en los tres delanteros es clave en la melé. Grandes, pequeños, fuertes, habilidosos, rápidos, consistentes…Hace días escuchaba como el apertura Gonzalo Vinuesa ha conseguido ganar diez kilos para poder afrontar con más eficacia su devenir en división de honor y su participación en el quince nacional.

 

Todos encuentran un hueco en el quince

El físico de cada jugador encaja en una posición determinada y el mismo jugador puede adaptar sus condiciones físicas y técnicas a otras posiciones donde poder rendir en el transcurso de su desarrollo de crecimiento o su devenir profesional con el tiempo.

En cuanto a lances del juego, la melé puede que sea el más colectivo que encontramos en cualquier deporte, por no decir del maul. La touch también tiene un componente de democracia, en el sentido del poder de todos.

Cuando estás en la escuela todos somos válidos. No se produce una discriminación por el físico del jugador pues lo importante es el conocimiento del juego. Cuando crecen, su perfil físico determinará la posición más adecuada, pero si ven una alineación (foto del artículo), verán las diferentes envergaduras de los participantes.

Y el perfil técnico, posiblemente por el número de licencias que esperemos vaya creciendo con los años, permite la participación de distintos niveles en un mismo colectivo.

La mezcla en la escuela y en el juego de niñas y niños, la aceptación de todo tipo de muchachos, hablamos también de inclusión, el tercer tiempo y el comportamiento aficionados juega un papel importante en este poder de todos.

Por lo tanto, no encuentro una democratización en el deporte más coherente con la forma en la que se viene manejando el término en el ámbito empresarial y negocios. Creo que el rugby es un ejemplo al que pueden acudir aquellos que traten de explicar en las escuelas de marketing lo que es la democratización de los productos y servicios.

Puede que en numero de licencias no esté tan democratizado, pero creo que es un deporte para todos.

Fotos vía @Rugby_Cisneros (destacada) y @fcisneros1970 (artículo)

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