Se termina un 2020 atípico en todos los sentidos, incluido el deportivo. Sin embargo, para muchos jugadores y jugadoras ha seguido el detonante de todos los años (pronto entenderéis por qué).
Tal vez si empezamos hablando de Patricia González Mota (1987) algunos la reconozcan, pero otros no. Pero si hablamos de Peque seguro que todos nos entendemos.
La jugadora madrileña, estandarte y buque insignia del Pescados Rubén Burela FSF, ha tenido, al igual que todos, un 2020 extraño a causa de la pandemia. Aunque dentro de la situación extraordinaria, para Peque ha sido un año como todos los demás: compitiendo por todos y cada uno de los títulos en juego y llevándose el gato al agua en todos. Ahora queda clara la expresión “seguir el detonante de todos los años”. Si a algo nos ha malacostumbrado Peque es a mantenerse a un nivel top durante mucho tiempo y a verla siempre apareciendo en las finales.
La vida antes del parón
Peque llegaba con su equipo al obligado confinamiento como principal perseguidor de un Futsi Atlético Navalcarnero intratable en liga regular. Las gallegas llegaban en 2º lugar tras las madrileñas en la clasificación, confiadas de poder hacer un buen papel y reconquistar una liga que no conseguían desde la temporada 2015-16.
El playoff exprés
La diferencia en la vuelta a los entrenamientos grupales entre las comunidades autónomas supuso que cuando se decretó el playoff exprés entre los cuatro primeros clasificados, el Futsi rechazara participar debido al poco tiempo disponible de preparación.
Peque y su equipo quedaron exentos de la primera eliminatoria al ser el equipo mejor clasificado y se enfrentarían en la final al ganador del Alcorcón – Ourense Envialia.
Se enfrentarían en la final a las madrileñas de Alcorcón, a las que derrotarían por un ajustado 3 – 2 donde Peque no faltaría a su cita con el gol abriendo la lata en el partido.
Un día más en la oficina: gol en lo personal y conquista de un nuevo título en lo colectivo.
La guinda agriculce de la Copa de la Reina
Para terminar el año de la mejor manera, Peque sumó a su palmarés el título de la Copa de la Reina 2020. Una conquista un tanto agridulce, ya que sólo pudo participar unos pocos minutos de la semifinal frente al Alcorcón y no saltó a la pista en la final que ganaron por la mínima frente al Poio Pescamar. Una guerrera como la madrileña que no ha podido despedirse deportivamente del 2020 desde dentro de la pista como a ella y a todos los aficionados nos gustaría por unas molestias musculares, pero que suma a su ya extenso palmarés dos nuevos títulos.
Un año tras otro destacando
Como empezaba diciendo, un año atípico deportivamente hablando en general, pero un año más en particular para la extraordinaria jugadora nacional.
Quien conoce a Peque sabe que sus señas distintivas son la competitividad, la garra y el veneno del gol en las venas. Ni en un año completamente distinto eso ha cambiado en ella. Su sola presencia genera respeto en sus rivales y le da un plus a su equipo. Esa verticalidad y profundidad que la caracteriza, sumado a un instinto goleador fuera de toda duda hace que un año más la jugadora esté en lo más alto del panorama nacional.
La leyenda de Peque sigue agrandándose
Peque sigue creciendo aún más si cabe. Quizás haya que ir pensando en cambiarle el apodo deportivo. Peque mejora cada día más y los aficionados al fútbol sala tenemos mucho que agradecerle por tantos momentos. Peque ya es (desde hace mucho tiempo) muy muy GRANDE.
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