Análisis Ciclismo Opinión

La analogía de la vida y el ciclismo

 

 

Se fue el 2020 y se espera que junto con él se hayan ido todas las cosas que no fueron tan amables con todos. Hubo encierro y estrés, en términos generales todas las personas ganaron y también perdieron algo durante un año que marcó la historia. Sin embargo, también estuvo cargado de emociones y el causante de gran parte de dichas emociones fue el ciclismo.

Sucedió de todo, golpes, caídas leves, caídas fuertes, lágrimas, angustia, alegrías, gritos, ansiedad y expectativas. Todo esto hizo vibrar a fanáticos y espectadores en general, lo mejor es que hizo que un año tan triste y aburrido se transformara en algo mejor.

La bicicleta, la ilusión del niño

Muchos preguntan por qué es emocionante el ciclismo o por qué tiene tantos seguidores, a esa interrogante se puede responder que este deporte es de los favoritos porque todas las personas cuando están en su etapa de infancia fantasean con una bici y aún después de muchos años de haber superado la infancia siguen buscando refugio en un caballito de acero.

El ciclismo, como la vida, está lleno de etapas, unas llanas y otras de altibajos fuertes. Hay quienes son fuertes para ascender montañas para alcanzar las metas más soñadas, otros adoran la adrenalina de la vida y se entregan a los descensos. Y por último la comodidad de la llanura en donde todo es predecible, donde la rutina es lo que acoge a quienes no buscan variaciones en el recorrido a menos que sople el viento fuerte hacia alguna dirección. Eso llevaría a buscar estrategias para no desfallecer como “chupar rueda”, término coloquial colombiano.

Nada puede ser más emocionante que  subirse a una bici y comenzar a pedalear, acelerar y frenar  las veces que se quiera y sentir en cada momento el golpe del viento en el rostro. Iniciar a escalar una montaña con la esperanza que se terminará el recorrido y vibrar con los descensos que causan que el corazón quiera salir del pecho con esa sensación que el cuerpo físico va más adelante del espíritu que se queda atrás visualizando que todo termine bien.

¿Quién no ama montar bici bajo la lluvia y sentir el golpe de cada gota de agua que mientras moja también purifica y alienta dejarla atrás con el fin de encontrar esos rayos dorados de sol que reconfortan y abrigan?

La belleza de las rutas

Por otro lado, no se debe dejar atrás los paisajes que brindan su hospitalidad, no importa si es montaña o llanura, si hay niebla y lluvia, si las vías están recubiertas por imponentes árboles o si la compañía la brindan las parcelas de cultivos elaborados con amor por los campesinos. Tal vez a un lado de la vía haya un río, un lago o el mar. El paisaje es el compañero indiscutible del ciclista que lo anima a dar un pedalazo tras otro sin rendirse por el simple hecho de querer ver que hay más allá.

No hay algo más hermoso que sentir en el aire las cuatro estaciones que permiten obtener una perspectiva de los posibles escenarios en los cuales se competirá. Esos cambios climáticos que a veces son impredecibles.

Los golpes te hacen más fuerte

Y por último los golpes, esos que son causados por las terribles, fatales y traumáticas caídas. En el ciclismo se ven caídas a veces un poco locas y otras veces aterradoras, lo mejor de ellas es que el ciclista casi siempre se levanta, se limpia, toma aire y continúa, es algo tan admirable que deja como reflexión que ningún golpe puede ser más fuerte que el ser, ninguna caída puede ser humillante si se sabe aprovechar el momento para levantarse como más fuerza, cada cicatriz que se tiene en el cuerpo es la marca de una gran historia de una gran leyenda.

Por encima de golpes, traumas y dolores

El ciclista es un superviviente profesional de las caídas y de los dolorosos traumas físicos que dejan mil enseñanzas para las siguientes carreras, no importa en qué puesto llegue a la meta lo importante es llegar a ella y sobrevivir al recorrido que en la mayoría de ocasiones es tremendamente agresivo, todos sin importar si suben al podio o no son ganadores por el simple hecho de llegar, se queda con la satisfacción del deber cumplido y de haber vivido una etapa más.

Por todo lo anterior por qué no amar al ciclismo con locura y ser fanáticos furibundos del deporte más hermoso del mundo, no hay mejor analogía para la vida que este deporte, es imposible que una persona tenga más coraje y determinación que un ciclista.

Fuente Imagen:

Página web Bikes World

Síganme en twitter @andreaultengo y sigan toda la información y actualidad deportiva en @SextoAnillo en www.facebook.com/sextoanillo o en nuestro Instagram @sextoanillo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *