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El tiempo pasa para todos: jóvenes y mayores (II)

Cuentan las crónicas de Historia que hace 2500 años en una península bañada por las aguas del mar Mediterráneo, existió una sociedad dominada por portentosos guerreros conocidos como espartanos a raíz del nombre de su lugar de procedencia, Esparta (polis de la antigua Grecia).

Desde una perspectiva de colectivismo elitista, los antiguos espartanos tenían una mentalidad corporativa con respecto a la sociedad. En ella los hoplitas (soldados-ciudadanos) fueron la punta más elevada de la jerarquía piramidal que estructuró las relaciones entre los habitantes de Esparta.

Desde una edad temprana los hijos de la polis eran educados en las distintas facetas de la guerra. Así, los soldados más experimentados eran los encargados de adiestrar a los jóvenes, quienes eran arrancados del regazo maternal para pasar a convivir con sus iguales hasta el final de sus días.

S XXI

Anoche, en el Seminole Hard Rock Hotel and Casino de Hollywood (Florida), el viejo soldado volvió a disfrutar de la oportunidad de resarcirse que brinda toda nueva batalla. El combate estelar de la velada enfrentaba a un joven de 21 años, Devin “The Dream” Haney (24-0, 15KOs) contra el experimentado, de 38 años, Yuriorkis “El ciclón” Gamboa (30-3, 18KOs) por el título de peso ligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Además, había un pequeño morbo en torno a este combate, porque Haney declaró que Gamboa fue su ídolo. El maestro frente al alumno.

La pelea podría resumirse como un tanteo de doce asaltos. Ambos púgiles se aventuraron con cortas y esporádicas combinaciones y con numerosos agarrones en el transcurso de todo el combate. Inclusive, demostraron una nula capacidad para sorprender al rival y menos aún al público – lo segundo es más fastidioso-.

Haney se impone

Devin Haney utilizó el jab, se aprovechó de su mayor envergadura para mantener a distancia a Gamboa, quien intentó romper la guardia de su rival con más pena que gloria. El cubano estuvo lento de piernas, es posible que siga lastrado por la lesión de la anterior pelea.

A partir del tercer asalto hubo ráfagas de buenas combinaciones por parte de los boxeadores. Sobre todo, Haney contragolpeó y consiguió conectar varios upper en el impasible rostro de Gamboa.

Los asaltos cayeron en una soporífera monotonía de ataques y defensas. En el octavo Haney alcanzó la mandíbula de Gamboa con un magnífico crochet de izquierdas que descolocó al campeón olímpico, pero fue la excepción que confirmó la regla del asalto a asalto. Haney contragolpeaba las entradas de Gamboa y, con suerte, veíamos una o dos manos interesantes de uno u otro boxeador.

En el penúltimo asalto, Gamboa fue sancionado con un punto menos. Ese hecho, como si de un spoiler se tratara, acabó confirmando la futura victoria por decisión unánime de Devin “The Dream” Haney (118-109, 120-107 y 120-107).

Pobre combate

Tanto Gamboa como Haney dejaron una pobre imagen encima del cuadrilátero. El conflicto pugilístico dejó un ambiente de futuro incierto para los dos boxeadores, ¿está Haney listo para un combate con Teófimo o con Gervonta?, ¿” El Ciclón” debe pensar en convertirse en brisa marina de su Cuba natal?

Es posible que la juventud de Haney fuese la culpable de su decepcionante actuación de anoche. Resulta complicado seguir idealizando a ese prometedor púgil, tal y como sucede en la comparativa entre la escultura de la Roma republicana y la Grecia Clásica. La primera nos muestra la realidad a través de la mirada, de los ojos, una realidad visual y experimental – lo visto en el combate de anoche-. En cambio, la segunda se nutre de una belleza idealizada (Ej. Doríforo de Policleto, 450-440 a.C.), creada de una realidad mental (el mundo de las ideas de Platón) –deseo de contar con otra estrella en el peso ligero-.

 

Decepción

Por ello, concluimos afirmando que la realidad del momento nos esculpió a Haney con un boxeo conformista y falto de pegada. Y a un Gamboa que intentó hallar la fuente de la eterna juventud como Ponce de León (s. XVI) en Florida, pero descubrió que eso es un mito (como el sueño americano). Un relato imaginario atemporal e inalcanzable para el hombre, porque si hacemos caso a Emilio Lledó: “El tiempo es algo esencial en la vida, porque somos tiempo”.

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2 Responses

  1. Muy buen articulo, con un broche estupendo de D. Emilio. Enhorabuena.

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