Guerra a la celulitis
La celulitis, quizá la principal enemiga de muchas mujeres, quienes desean combatirla, pero la mayoría de las veces a través de tratamientos “milagrosos”, los cuáles acaban siendo inocuos. Seguro que podemos imaginarnos el típico anuncio de televisión donde sale una persona con un cuerpo “soñado” (poca grasa corporal y unos niveles óptimos de masa muscular), intentándonos vender una faja reductora para eliminar la grasa de una forma tan sencilla, como sentándose en el sofá. O esos geles reductores, que por el simple hecho de echártelos, van a reducir el tejido adiposo de forma mágica. !Y ojo!, con esto no quiero decir que sean inútiles, pero debemos saber cómo y cuando aplicarlos, ya que por sí solos no son eficaces. Sin embargo… ¿qué se esconde detrás de la palabra “celulitis”?
¿Qué es?
La celulitis es una infección común de la piel causada por bacterias, que afecta entre el 85-98% de mujeres después de la pubertad, sobre todo en periodos concretos como la menstruación o el embarazo. Esto es debido a una alteración hormonal que provoca una desestructuración del tejido dérmico. El ejercicio físico se ha postulado como una terapia altamente efectiva en su tratamiento, contando con una eficacia de hasta un 90%. Sin embargo, no todo es tan sencillo como parece; debemos ser pacientes, ya que su tratamiento durará entre 2-4 meses dependiendo del grado (severidad) de la misma.
¿Causas?
De esta forma os preguntaréis….¿qué la produce?, y, aunque quizá sea una respuesta compleja debido a que intervienen múltiples factores, voy a intentar explicarlo de una forma breve y concisa para que todos podáis entenderlo.
La celulitis se da en la dermis fundamentalmente, que es la capa dérmica intermedia, además de la más frágil. En ella, se encuentran unas células denominadas fibroblastos, los cuáles producen fibras de colágeno, necesarias para mantener la matriz extracelular, pero que debido a la infección retienen grandes cantidades de agua, engrosando su tamaño. Por otro lado, un poco más abajo se encuentra el tejido hipodérmico o subcutáneo, donde “habitan” los conocidos adipocitos.
Piel de naranja
De esta forma, en la celulitis se producen papilas adiposas, debido a que las fibras de colágeno “arrastran” a los adipocitos hacía la capa baja de la dermis (capa lamelar), haciendo que se incrusten en ella, formando herniaciones adiposas y dando lugar a la famosa “piel de naranja” (piel áspera, compresa y frágil), dificultando la circulación (estasis venoso).
Ante esto, debemos aclarar una de las causas de la mayor incidencia de la celulitis en mujeres (92%) sobre los hombres (5%), y es que esto tiene su explicación en la disposición del tejido hipodérmico; las mujeres tienen una disposición del tejido hipodérmico en vertical, facilitando esta retracción o inclusión del tejido adiposo sobre la dermis.
¿Soluciones?
Pasamos ahora a uno de los puntos de mayor interés para muchos, y no es otro que como puede ser eliminada. Aquí, la ciencia nos habla de diferentes tratamientos: ondas ultrasonido, masajes con cremas anticeluliticas, dietas ricas en proteínas y grasas poliinsaturadas, además de bajas en hidratos de carbono simples (sobre todo en ultraprocesados), y como no, el ejercicio físico.
Este debe ser de fuerza localizado, sobre las zonas de mayor incidencia (glúteos, abdomen y muslos), para mejorar la circulación sanguínea, permitiendo una mayor actividad linfática que nos permita eliminar los residuos producidos por la infección. Además, el trabajo interválico de alta intensidad (HIIT) debe ser implementado para provocar una mayor oxidación de grasas (debemos saber que la grasa subcutánea es más difícil de eliminar que la convencional), evitando el impacto, ya que sino provocaremos el efecto contrario al deseado; una mayor alteración del tejido dérmico.
Otras vías
Además, es importante tener en cuenta ciertos detalles. El consumo de fibra (presente en las frutas y legumbres, entre otros alimentos saludables) favorecerá la disminución de estrógenos, que el consumo de ultraprocesados promoverá la retención de líquidos o que fumar provocará diversas alteraciones emocionales, relacionadas con un aumento de grasa corporal. Finalmente, debemos saber, que la eficacia en su tratamiento radicará en abordarlo desde una perspectiva multidisciplinar. Desde ella, diversos profesionales implementan diferentes medidas que han mostrado ser eficaces y se corresponden a su competencia profesional.
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