Frío en la ciudad y en las gradas pero no en las canchas
Hace frío.
Las pistas desnudas de seguidores.
Un intercambio de pelotazos de un lado a otro de la pista.
Los aplausos suenan tímidos, casi ausentes.
Escuchamos el tintineo de las banderas en lo alto de La Suzanne, los gritos de aliento de los jugadores. El esfuerzo, el deslizar de las zapatillas por la pista de tierra húmeda.
Robo en Paris
Nos han robado los aplausos. Nos han robado la Ola, los sombreros de paja, los abanicos y los gritos de los siempre bulliciosos argentinos.
Los rostros incrédulos dela afición, las bocas abiertas y las manos nerviosas.
Hoy sólo hay mascarillas, abrigos de invierno, cuerpos acurrucados en asientos solitarios. Nada más.
Bienvenidos a Ronald Garros 2020. El de la pandemia. El del frío, el del silencio
La pelota de Rafa no vuela como en junio. Tampoco vemos recorrer el sudor por su rostro, por sus brazos. Este año parece que hasta el sudor se ha congelado.
Los tenistas se disfrazan. Mallas y falda para ellas, sudaderas para ellos. Se lleva la manga larga. La mezcla de colores. Se lleva Agatha Ruiz de la Prada.
Semifinales de Rafa, un clásico en Roland Garros
A Rafa ya lo tenemos una vez más en semifinales. Partido complicado el que tuvo para llegar hasta ahí. Porque sí, este Ronald Garros también se juega de noche.
Comienzo frío, como la madrugada de París. Frente a él, un espigado italiano- de carácter teutón-.Las redes echaban humo alabando el juego de este nuevo jovenzuelo de diecinueve años.
¿Nos encontrábamos ante una nueva promesa del tenis?
Recordé a Mats Willander, al mismísimo Rafa Nadal y bajé un poco a la tierra al nuevo fenómeno del tenis.
Sinner tuvo un comienzo espectacular, con golpes de derecha y revés a los que Rafa siempre llegaba ese puntito tarde suficiente para perder el control de la pelota, del partido.
Sinner no tenía miedo a destrozar la pelota. Juega plano, agresivo, contundente. Su pelota vuela y resbala por la arcilla. Su golpe plano hace daño.
Y tiene mano, mucha mano. Entre estacazo y estacazo se saca unas cuantas dejadas de derecha de manera primorosa. Rafa no llega, no está en distancia.
A Rafa le cuesta encontrar su timing.
Con el primer set ya avanzado, Sinner dispuso de una oportunidad magnífica de cerrar el set. Ahí es cuando le entraron las dudas. Esas dudas propias de la edad. Esas dudas ocultas tras un rostro impenetrable.
Quizá sintiera ese sudor frío que provoca ver a Rafa al otro lado de la cancha.
Rafa no dudó. Rafa se agarró. El resto lo hizo Sinner.
Set para Rafa.
El segundo set comenzó como el primero. Rafa no desesperaba; de alguna manera, transmitía una tensa seguridad. Parecía esperar de nuevo su oportunidad. Encontró la distancia, el bote, el juego de Sinner.
Con el cinco iguales, emergió Rafa.
El resto ya es historia. Una más para Rafa,. La primera para Sinner.
Esa historia que hablará sobre la noche, el frío y el vacío de una madrugada de octubre en París 2020.
Esa noche donde Sinner sintió ese sudor frío.
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Foto destacada: REUTERS/Christian Hartmann