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Cara para Kosgei y Kitata, cruz para Kipchoge

Londres, 1908. Juegos Olímpicos. La lluvia y un capricho de la reina consorte inglesa, Alexandra de Dinamarca, mujer de Eduardo VII, establecen la distancia del maratón en los míticos 42.195 metros, 26.2 millas.

Londres, 4 de octubre de 2020. Primer maratón importante que se celebra desde que comenzó la pandemia, combinación de innovación y seguridad, y buscando, igual que hace 100 años, perdurar en el recuerdo. Un circuito de 2.150 metros, 19’6 vueltas. Participación muy reducida, 46 hombres y 29 mujeres, en carreras separadas. Y sobre todo, duelo estelar entre Eluid Kipchoge y Kenenisa Bekele con el récord del mundo en el horizonte.

Últimamente se venía polemizando mucho sobre las zapatillas último modelo de Nike, si su perfil es de más o menos de 40 mm y la facilidad para batir récords, sobre todo a raíz de que Eluid consiguiera bajar de 2 horas en la maratón espectáculo-promoción del año pasado. Además, Adidas y Asics presentaron un modelo similar a principios de verano. Y hoy, dado lo señalado de la fecha, Kipchoge corre con un modelo especial con la bandera de Kenia y esa marca realizada en Viena, 1:59:40. El duelo comercial estaba servido.

Primer contratiempo: baja de Kenenisa Bekele

A priori, todas estas dicotomías iban a resolverse hoy en Londres: Kipchoge-Bekele, Kenia-Etiopía, Nike-Adidas. Todo gracias a una gran organización que había tenido en cuenta hasta el último detalle. Pero el maratón es tan grande precisamente porque es imposible tenerlo todo controlado.

En primer lugar, dos días antes de la carrera, Bekele anuncia que no puede participar. Que después de dos entrenamientos consecutivos de calidad tiene molestias en el gemelo y que lo siente mucho, pero no puede correr. Ya había manifestado que no había podido entrenar como hubiera querido a causa del confinamiento, y que no había tenido tiempo suficiente para adaptarse al último modelo de zapatillas. Primer mazazo a la organización. Sólo se habla de Kipchoge y parece que, estando la victoria asegurada, el objetivo es el récord que él mismo estableció en Berlín en 2018.

Cómoda victoria para Kosgei y gran actuación de Sarah Hall

Llega el día. A las 8:15 comienza la carrera femenina. Lluvia, viento, humedad y frío. Malas condiciones para correr. Brigid Kosgei es la favorita indiscutible. Las liebres tienen orden de pasar la media maratón a ritmo cercano al del récord del mundo. Récord que ella misma estableciera hace un año en la maratón de Chicago. Error. La keniata se queda muy pronto sola y la segunda media acaba siendo mucho más lenta y dura que la primera.

Al final, victoria por segundo año consecutivo, para Kosgei, 2:18:58, con una marca “discreta”. Por detrás, y viniendo de menos a más, emocionante sprint de Sarah Hall (Asics, 37 años y madre de cuatro hijas etíopes adoptadas) tras adelantar a Ruth Chepngetich en los últimos metros. 2:22:01 para la estadounidense y 2:22:05 para la keniata. A pesar del circuito y las liebres, muy lejos de los tiempos previstos por la organización. Aviso para navegantes.

Carrera lenta: no habrá récord del mundo

A las 11:15 horas, maratón masculina. No está Kenenisa pero la expectación es máxima. Comienza la carrera. Apenas llueve y el aire ha parado un poco, pero las condiciones climáticas no parecen las idóneas para una gesta de tal calibre. Enseguida quedan despejadas las dudas. Primeros cinco kilómetros más lentos de lo normal. Han tomado nota de lo ocurrido en la prueba femenina. La estimación de la marca es 2:05, carrera “lenta”, muy lejos de 2:01:39.

Se forman dos grupos principales: el de cabeza, formado por tres liebres, keniatas de confianza de Eliud, y un nutrido grupo de etíopes y keniatas, Kipchoge entre ellos, ataviado con gorra, manguitos y guantes. Por detrás, un grupo de corredores ingleses en su mayoría, buscando la mínima olímpica, 2:11:30.

Al paso por la media maratón, 1:02:54. Muy lejos de la marca de 1:01:00 que se había acordado en la reunión del sábado. Kipchoge va hablando con las liebres y estableciendo el ritmo según considera oportuno. Todo parece controlado.

Sir Mo Farah: elegancia y compromiso

Cabe destacar la presencia de Sir Mo Farah ejerciendo de liebre en este segundo grupo. Qué majestuosidad verle trotar a 3, 3’05” el kilómetro sin , aparentemente, esfuerzo alguno. Animando, gesticulando y ayudando a sus compatriotas hasta el kilómetro 30. Sublime.

Pero en el kilómetro 26 se retira la última de las liebres. La carrera no ha sido exigente hasta ese momento y todavía nueve corredores forman el grupo cabecero. Eliud sigue siendo el favorito pero a esos ritmos en torno a 2:05, varios podrían plantarle cara. El keniata, que habitualmente corre muy concentrado, empieza a gesticular y pasa a la parte final del grupo. Algo sucede. Se está moviendo más de lo normal. Es el momento de probarle.

Los etíopes Sisay Lemma, Mosinet Geremew y Tamirat Tola, en un segundo plano hasta ese momento, pasan a las primeras posiciones e intentan endurecer la carrera. Todavía hay mucho respeto por el gran Eliud. 11 victorias en 12 maratones le contemplan. Tras ellos, el keniata Vincent Kipchumba sobresale por su altura y dando la impresión de que va muy bien.

El muro: Kipchoge se queda

Todo aficionado al atletismo ha oído hablar del temido muro: el kilómetro 35. Ese desfallecimiento, esa falta de energía en los últimos kilómetros de la carrera. Hoy, en ese kilómetro, Kipchoge se ha descolgado del grupo. Es la primera vez que se había visto algo así. Quedaban siete kilómetros y cualquiera podía llevarse la victoria. Los candidatos: cuatro etíopes y un keniata, quién lo iba a decir.

De ahí hasta el final, Shura Kitata, que había ido hasta ese momento tranquilamente en la parte trasera del grupo, se ha colocado en primera posición, incrementado el ritmo y descolgando integrantes. Al llegar al último kilómetro, quedan él, Vincent Kipchumba y Sisay Lemma. Iba a resolverse la carrera al sprint.

Victoria al sprint de Shura Kitata

Faltando 200 metros y al salir de la última curva, Kipchumba (Adidas) inicia el sprint, posiblemente un poco antes de lo debido, pero es superado en los últimos metros por el etíope Kitata, 2:05:41. Gran victoria para este joven corredor nacido en 1996. El keniata Kipchumba segundo, 2:05:42 y el etiope Lemma tercero, 2:05:45. Por detrás, siguen llegando corredores y Eliud es octavo, 2:06:49. Segunda derrota para él en trece maratones. Y cinco keniatas entre los seis primeros clasificados, duro varapalo para el teórico favorito.

Nada más acabar la carrera, Kipchoge declara: “después de 25 kilómetros, mi oreja se ha bloqueado, se ha taponado. También sentí un calambre y un problema en la cadera. Pero esto es el deporte, hay que aceptar la derrota y centrarse en ganar la próxima vez. No condeno las condiciones, volveré al maratón”. Ha tenido un día malo y le ha pasado factura.

Molestias de Kipchoge

A pesar de que, como un gran campeón que es, no ha querido hablar del frío y la lluvia, parece que, al igual que la Armada Invencible en 1588, él tampoco ha ido a Inglaterra a luchar contra los elementos. Incluso hay quien cuestiona si sus 36 años no habrán sido la razón de esta derrota o que ha notado la falta de competición. Lo que si parece cuestionable es el rendimiento del modelo de zapatillas en unas condiciones adversas como las de hoy.

En resumen, gran carrera, emocionante final, primera gran derrota de Kipchoge, nada ha salido según el guión establecido y, sin embargo, hemos disfrutado de un gran espectáculo. Así es el atletismo en general, y la maratón en particular.

Veremos si esto se queda sólo en un mal día y si Eliud tiene pensado volver a competir antes de Tokio. De ser así, la maratón de Valencia en diciembre podría ser una posibilidad para él y para Bekele, siempre que se recuperen pronto. Estaremos atentos los próximos días.

 

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Fotos vía: soycorredor.es, runnersworld.com, tycsports.com, twitter.com, rtve.es, lacapital.com.ar, theaustralian.com.au.

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