Ciclismo Crónica Tour de Francia

Etapas de transición que no lo son

La fatiga

El cansancio para los griegos es sólo un “lugar de opacidad”, el punto exacto en el que se define la distancia insalvable que nos separa de los dioses. Alcanzada la etapa 14 de este extraño Tour, la fatiga empieza a ser una compañera habitual para los ciclistas cómo lo era para Miguel Hernández su pena. El cansancio bíblico en cambio, cree que en la debilidad se puede encontrar la redención. Cómo cuando un líder se deja ir y pierde una minutada, queda liberado de su obligación y sus penurias. No se pueden cambiar las pilas a los corredores o darles un golpe, como hacemos a veces con los aparatos, cada uno carga con su agotamiento que afecta a su cuerpo y le produce una extraña relación con su mente. Pero eso, es información reservada. Y todos los síntomas en su cuerpo es imposible obviarlos porqué es imposible. Aunque intenten disimularlo, no es que no pase.

¿Día de transición?

Dormir diez o doce horas no es suficiente para tal desgaste y cuando suben a la bici y después de hacer la neutralizada, esa banda de locos rodadores salen en busca de la escapada buena como auténticos histéricos a mil por hora. El cuerpo nota un hormigueo en las piernas que parecen de madera, el ritmo es una meta a la que llegar antes de que te puedas quedar atrás o si la suerte esta de tu lado y la escapada se crea pronto, te ahorras las ganas de llorar como un crío. En un día que parece clave para el maillot verde. En un recorrido de 194 km con tres cuartas, un tercera y un segunda en el kilómetro 68 de carrera. Con final en Lyon. En la confluencia de los ríos Ródano, que mañana deberán remontar y Saona.

 

Saltarse el avituallamiento

Un peregrino del Groupama, S. küng, con pocas posibilidades de llegar: Es la escapada del día. En el puerto de segunda, el Bora en su carrera dentro de la carrera por el maillot verde, ha puesto un ritmo lo suficientemente elevado para que Bennett se quedara atrás, arropado por 4 compañeros, con un empeño envidiable para poder reintegrarlo mientras los kilómetros iban pasando y Küng, cada metro, soñaba menos en llegar.  ¡Malditas guerras de guerrillas! ¡Maldito marketing verde regularidad de Sagan! Pues a falta de 80 kilómetros la fuga era ya sólo un despertar a la triste realidad. Y los Deceuninck por detrás y los Bora, con ayuda de los CCC por delante, con el cuchillo en la boca. Tan a tope iban, que el avituallamiento era un estorbo. Y justo en ese preciso momento, los perseguidores, dan la batalla por perdida, pero no la guerra.  Y por fin un poco de relax.

Bombardeo Sunweb

Y en teoría, el ritmo frenético de los últimos 30 kilómetros del Bora y el CCC es para que nadie se vuelva a escapar, pero ese control, otra vez, despierta la fatiga y hace a los corredores tener unas ganas de dormir para resolver los problemas que por el día la mente consiente o los compañeros de pelotón, no dejan resolver. Con una tensión añadida por las rotondas, isletas y demás, y las dos cotas de 1,4 kms en los últimos 10: Que han sido un bombardeo de Sunweb’s uno detrás de otro, en la primera Benoot, seguidamente en la segunda Hirchi quién ha conseguido que fueran los gallos quienes salieran a por él, y finalmente Kragh Andersen capaz de coger unos metros de distancia suficientes cómo buen rodador que es, para alzarse con la Victoria. Una victoria de todo el grupo.

Y mañana…

 

Y acaban todos los de la general sin saber si lo que sienten es el cansancio griego o bíblico o nihilista pero lo que sí que tienen claro, es, que es real como la vida misma, como la etapa de mañana Ródano arriba, con llegada en el Grand Colombier. ¿Habrá alguno capaz de contradecir a Aristóteles mostrando su ausencia al cansancio? Quizás, haciendo honor las emocionantes palabras de San Juan de la Cruz: “El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa”.

 

@xejico

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