Atletismo Opinión

El binomio perfecto

A medida que se han ido reanudando las competiciones, hemos podido comprobar el buen estado de forma de algunos atletas, consiguiendo marcas que creíamos imposibles, dada la temporada atípica debida al COVID-19 y las semanas de confinamiento. Este hecho no hace más que demostrar la fórmula que siempre funciona, sobretodo, en los deportes individuales: el binomio atleta – entrenador. Porque un buen deportista debe tener buena condición física, pero igual de importante es tener una buena cabeza, y durante el confinamiento quien mantuvo ese vínculo en la distancia, ha podido retomar el ritmo de una manera más rápida y eficiente, a la vista están los resultados.

La pieza clave de la ecuación: el entrenador

Está claro que detrás de un atleta está su entrenador. La labor de todo buen entrenador, no es tanto diseñar un entrenamiento específico para cada prueba, sino diseñar el entrenamiento específico para el atleta.

El entrenador es un amigo, un confidente… incluso el “pepito grillo” de un atleta. El debe saber todo de su atleta, debe darse tal conexión que muchas veces no necesite decir palabra, simplemente un gesto, una mirada valga para saber si lo está haciendo bien, si le ocurre algo.

El entrenador debe tranquilizar cuando ve que los nervios le pueden jugar una mala pasada en una competición, pero también debe centrar a un atleta que se dispersa un rato antes de saltar a la pista.

El otro miembro de la ecuación: el atleta

Un atleta puede pasar años en encontrar esa conexión con un entrenador, cambiando varias veces. O por el contrario dar con el indicado a la primera, no hay una fórmula mágica. Pero, en cualquier caso, lo primero que debe de haber es confianza y tener claro que el que sabe lo que hay que hacer es el entrenador. Puede que, a veces, no se entienda porqué si lo que quieres es correr, sea lo que menos haces. Y ahí es donde reside esa conexión, esa confianza.

Está claro que una vez logrado eso, el atleta sabe que no está solo y será cuestión de tiempo que mejore. Porque no hay mejor manera de mejorar que asumiendo riesgos, sabiendo que hay alguien detrás cuidando y vigilando.

Foto vía: Lapresse

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