Luego de un brutal partido de semifinal que se extendió por tres horas, y en el que dio muestras de un cansancio extremo y molestias en el cuello, cabía la posibilidad de que Novak Djokovic no se presentara a la final del Máster de Cincinnati, puesto que tan pronto como el lunes, debía iniciar su participación en el Abierto de Estados Unidos. Todos habríamos entendido el retiro.
Sin embargo, el serbio se presentó en la cancha.
Un primer set de horror
Casi de inmediato, la situación pintó fatal para el número uno del mundo. El primer quiebre de servicio lo sufrió en el cuarto “game” y una vez lo perdió, no hubo vuelta atrás. Sus primeros servicios no entraban. Solo logró un 47% porciento de ellos. Peor suerte tuvo con sus segundos servicios que fueron castigados sin piedad por Milos Raonic. El 17 veces ganador de torneos del Grand Slam, ganó solo el 30% de ellos, y cometió cuatro dobles faltas durante el primer set. Parecía que el canadiense se encaminaba a derrotar al actual campeón del Abierto de Australia por primera vez en su carrera. Él por su parte, colocó un 68% de sus primeros servicios, lo cual, sin duda, habría puesto en aprietos a cualquier jugador, incluyendo al mejor restador del deporte, que sin duda es Djokovic. Y así se reflejó en las estadísticas. Djokovic solo ganó el 20% de las devoluciones de los primeros servicios del canadiense, y un 43% de los segundos servicios. En media hora, Djokovic se vio abajo 1-6.
Djokovic reencuentra su juego
En el segundo set, el servicio de Djokovic mejoró, lo cual le permitió mantenerse cerca de Raonic, quien seguía sirviendo a un nivel muy alto. Sin embargo, la estadística más importante que logró mejorar Djokovic, fue la devolución de los segundos servicios el canadiense. De un 43% en el primer set, aumentó a un 75%. Y eso sin duda, cambió totalmente la dinámica del partido. El primer quiebre lo logró en el sexto ‘game” para irse arriba 4-2, y eventualmente llevarse el set 6-3.
El set final
Así llegamos al set decisivo, en el que se pondría a prueba la fortaleza mental de Raonic, y la condición física de Djokovic. El canadiense le rompió el servicio inmediatamente a Djokovic para irse arriba bien temprano, 2-0. Desafortunadamente para el canadiense, Djokovic le devolvió el favor al romperle el servicio en el tercer “game”, y una vez más en el quinto. La suerte estaba echada. De esta manera, se llevó el set final, 6-4.
Una vez más, Djokovic hacía gala de su superioridad mental en los momentos críticos. En estos momentos, esa es sin lugar a dudas, su mejor arma. Más allá de sus impresionantes tiros y movimientos, la mente del serbio está en su punto máximo. Y esto lo lleva a superar cualquier molestia o desgano que pueda sufrir.
De cara al US Open, no veo cómo pueda perder, después de superar una semana tan complicada como esta.
Se sigue poniendo interesante la lucha entre el Big 3.
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Fuente de la foto principal: @CincyTennis
