Reportajes Rugby

Mark Ella, el primer aborigen australiano que capitaneó Australia en el mundo del rugby

Mucho se ha hablado de la influencia de la política sudafricana del apartheid en el bloqueo del acceso de los primeros pobladores de un continente en participar en la selección nacional de la República de Sudáfrica (RSA).

Precedentes

Ríos de tinta se han vertido en relatar la historia de Errol Tobias, como primer jugador de raza negra en ser convocado por los Springboks en plena era del apartheid, acompañado en 1984 por su compañero de raza Avril Williams, momento que figura como la primera vez que dos jugadores negros participaron con los Bocks.

Mención aparte tiene la simbólica aparición de Chester Williams como primer jugador negro que jugó en el Mundial de 1995, celebrado en su propio país. Una vez finalizada políticamente de manera oficial la era de la segregación por razas en el país más meridional de África, allá por 1994, fue forzada por el bloqueo político y deportivo internacional, aunque, a veces, soslayado.

Maoríes integrados

Sin embargo, los escollos de los aborígenes para jugar en igualdad con jugadores de raza blanca no son exclusivos de la RSA. También los británicos procedentes del proceso de imperialismo y colonialismo en Nueva Zelanda tuvieron sus problemas de integración con los maoríes. Como pueblo originario de aquellas tierras también podían formar parte, aunque las autoridades pronto se dieron cuenta de la importancia de la integración y, ya en 1888, se formó una selección nacional integrada mayoritariamente por jugadores maoríes.

Aborígenes australianos

Sin embargo, es menos conocida la historia del primer aborigen australiano en jugar con su selección. Mark Ella tuvo el privilegio de convertirse en un referente para su pueblo al figurar como el primer aborigen en jugar con los Aussies en 1979. Fue todo un descubrimiento para la iniciática audiencia televisiva española de rugby, cuando en el mes de noviembre de 1984 -mes que posteriormente se denominó la «ventana de invierno» para la celebración de partidos internacionales fuera de los tradicionales torneos de cada hemisferio-, se retransmitió en la antigua UHF.

Fue en el programa deportivo «Estadio 2», el partido entre Gales y Australia, narrado por el inefable Celso Vázquez, que, entre nombres de jugadores y árbitro, edades, profesiones y cualquier detalle de la vida personal de los «antiguos amateurs», nombraba como apertura australiano a Mark Ella.

Este partido formó parte de la gira de una selección australiana que sentó un precedente que no fue superado hasta la actualidad: la consecución del Grand Slam frente a las selecciones de la «Four Home Unions».

Los Wallabies agradecen al público después del partido final del Grand Slam Rugby contra los Barbarians, en Londres. Victoria de Australia por 37-30. (Foto: Getty Images)

Director de orquesta de los golden boys

Mark Ella dirigió con maestría a los «golden boys» desde una posición muy adelantada en defensa como apertura que desconcertó a todos los equipos con los que se enfrentaron. Muy comprometido en el placaje, casi cerrando el lado abierto a la tercera línea contraria, y con un juego muy distante desde los puntos de encuentro, con jugadas muy elaboradas de señuelos y cruces casi al ras de la línea de ventaja.

Con la escolta de un jovencísimo Michael Lynagh de primer centro (al cual instruyó para convertirse posteriormente en uno de los mejores aperturas australianos de todos los tiempos), y con la ayuda de un magistral, elegante y jovencísimo scrum-half Nick Farr-Jones. Farr-Jones le suministraba balones con claridad y precisión casi milimétrica desde un excelente pack de forwards, en donde sobresalían una rocosa front row (Lawton y McIntyre), una cumplidora pareja de Locks (Williams y Cuttler), rematada por una tercera línea, en donde sobresalían Simon Poidevin y Codey.

Entre los backs, estaban consolidados Roger Gould como full-back de enorme altura, velocidad y potencia física, al que le acompañaban en la defensa de la parte trasera otro consagrado Grigg y un joven prometedor David Campese. Ese joven que tanto dio que hablar en el futuro, convirtiéndose posteriormente en un referente mundial de las prestaciones creativas de un ala moderno.

Mark Ella evadiendo a un jugador de los Baa Baas con el apoyo de Roger Gould (Fuente: LWOS Rugby. Foto: Getty)

Un referente aborigen

Alcanzando la capitanía de su selección de los del canguro, fue todo un referente para los jugadores aborígenes australianos. Siempre destacó por sus habilidades técnicas en un excelente manejo del balón y del timing del juego en pases y apoyos, su visión estratégica del partido y la utilización de recursos tácticos adecuados a cada situación de juego, orientada siempre a un juego de ataque divertido y alegre desde cualquier lugar del campo de juego.

Mark Ella en acción, bajo la atenta mirada de Michael Lynagh, su sucesor como apertura en la primera WRC (Fuente: Athletes Voice)

Retirada prematura

Su retiro voluntario y prematuro con 25 años, aunque se escucharon rumores sobre sus desavenencias con el seleccionador nacional Alan Jones, lo privó de disputar la Primera Copa del Mundo de Rugby. Pese a ello, está incluido entre la selecta lista de aquellos deportistas que se retiraron como promesas de sus respectivos deportes.

En su trayectoria con la selección desde 1980 hasta 1984, jugó un total de 25 partidos y anotó 78 puntos (6 ensayos, 3 conversiones, 8 puntapiés de castigo y 8 drop-goals).

Se le sigue considerando uno de los mejores aperturas Aussies de todos los tiempos. Siempre con el permiso de Michael Lynagh (participación en 3 Mundiales y ganador del Campeonato de 1991) y Stephen Larkham, (participación en 3 Mundiales, ganador del WRC de 1999 y otro Subcampeonato en 2003).

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