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Don Shula, defensive back

Introduzcan en un tarro diez papelitos con los siguientes nombres: Curly Lambeau, Joe Gibbs, Tom Landry, Bill Walsh, Chuck Noll, Paul Brown, George Halas, Bill Belichick, Vince Lombardi y Don Shula. Ahora saquen al azar uno de ellos. De cualesquiera de los nombres que haya salido en este sorteo doméstico podrá decirse cabalmente que es el mejor entrenador de todos los tiempos. Siempre se podrá argüir en favor de cada nombre el número de anillos engarzados; los porcentajes de victorias totales; los balances anuales; los enfrentamientos cruzados; los hallazgos tácticos incorporados; el aroma que imprimieron al juego de su franquicia o los hitos inalcanzables que lograron, como por ejemplo, ser el único head coach en lograr una temporada perfecta, cima únicamente hollada por el recientemente fallecido Don Shula.

Shula, el jugador desconocido

No obstante, este breve obituario al genio de Grand River no va a articularse sobre su abrumadora carrera en la banda, de la que hay ya exhaustiva noticia. Quiero rendir homenaje aquí al Shula jugador, mucho menos conocido y que, a pesar de situarse a muchos parsecs de distancia de sus cualidades como head coach, influyó decisivamente en su ulterior trayectoria técnica.

Con carácter general, decir que Shula nace en un modesto hogar de inmigrantes húngaros y tras asistir a la escuela primaria católica de St. Mary’s, en Painesville, se matricula en el Harvey High School de la misma localidad, donde debuta en su equipo de football en 1945. Becado en la  Universidad John Carroll de University Heights, un suburbio de Cleveland, formó parte de su programa de football, siendo elegido en 1951 por los vecinos Browns, en el pick #110 de la 9ª ronda. 

Corta y mediocre carrera 

Como ya se anticipó, su carrera como jugador fue breve, jugando un total de siete temporadas, cuatro de ellas en los Colts de Baltimore, las dos primeras en Cleveland y la última, con los Redskins, como right defensive halfback y como defensive back, con una tarjeta de setenta y tres partidos jugados, veintiuna intercepciones y cuatro fumbles recuperados.

De la mediocre carrera como jugador de Shula, me interesa subrayar dos momentos. El primero se produce el 23 de diciembre de 1951, en el Coliseum de Los Angeles, cuando los Browns de Shula dirigidos por Paul Brown pierden el NFL Championship Game ante los Rams, que se toman justa revancha del año anterior, primera final televisada a nivel nacional por DuMont Network

Dos hitos en su carrera

A pesar de la derrota de unos omnipotentes Browns que venían de ganar el anterior campeonato y los cuatro anteriores en la extinta AAFL con una superioridad obscena, Shula compartió ese día vestuario con Lou Groza, Otto Graham, Len Ford, Bill Willis, Frank Gatski, Mac Speedi, Marion Montley y Dante Lavelli. Es decir, ocho futuros hall of fame, sin contar con el Dios Paul Brown. Que ese año perdiera la final, como lo hizo también al siguiente, fue sin duda una experiencia amarga pero extraordinariamente didáctica por el cualificadísimo entorno profesional en que se produjo, y que sin duda le valió para gestionar tantos sus derrotas como su histórico e indeleble doblete veinte años después en Miami.

El segundo hito que debe enfatizarse ocurrió en el año 1954, su segunda temporada en Baltimore, y concretamente, cuando Carroll Rosenbloom firma a Weeb Ewbank, antiguo asistente de Paul Brown y único entrenador en ganar un título tanto en la NFL como en la AFL. Y es esencial porque cuando nueve años después, Ewbank salta de los Colts, el dueño no dudó en fichar como entrenador jefe a Shula, quien a sus 33 años se convirtió en el entrenador más joven de la historia de la NFL.

Único en su especie

No es ninguna casualidad, por tanto, que Shula, entre su inaprehensible hoja de servicios como head coach, sea también el único que ha sido capaz de alcanzar Super Bowls y NFL Championship Games con cinco quarterbacks diferentes, tres de ellos ya con chaqueta dorada, y es que con apenas 21 años, se cambiaba rodeado de dioses del Olimpo y con 33 tenía de jefe de operaciones a un tal Unitas

Nadie recordará al back Shula entre los mejores doscientos defensas de la liga, pero lo que mamó aquellos años le valió, qué duda cabe, para ser uno de los más grandes en la banda.

@IgnatiusFinch

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