Análisis NFL

Chicago Bears 2018: un año de redención

Cuando Matt Nagy fue nombrado el entrenador en jefe #16 en la historia de los Osos de Chicago, en papel heredaba las glorias de leyendas del juego como George Halas y Mike Ditka. En realidad lo que tomaba era un equipo con 5 temporadas perdedoras consecutivas, 8 temporadas seguidas sin postemporada y una fanaticada que (aunque siempre leal) estaba urgida de triunfos.

Aún los más optimistas entre nosotros (fanáticos que sabíamos que no estábamos lejos de contender) NO esperábamos el impresionante despegue del equipo, que de la noche a la mañana se convirtió en una de las potencias de la liga.

Y aunque esta transformación es una suma de diversas decisiones de la gerencia (como la agencia libre tan activa, la permanencia de Kyle Fuller ó el juego de Trubisky), sabemos que primordialmente es una transformación con nombre y apellido:

KHALIL MACK

Chicago invirtió 2 selecciones de primera ronda y 141 millones de dólares en un talento generacional y aunque su nivel de juego NO decepcionó, su valor y verdadero significado se vivieron fuera del campo de juego, ya que con esta contratación, el mensaje de Pace a su equipo fue claro: EL TIEMPO DE GANAR ES AHORA!!!!

Y el mensaje fue recibido y traducido en:

  • 1er título divisional desde el 2010 (5-1 contra rivales de división)
  • 12 victorias por 4 derrotas (3er sembrado de la conferencia Nacional)
  • Una de las defensas más dominantes de la liga
  • Una ofensiva novedosa que solo promete mejorar

Pero más allá de la numeralia, la firme creencia de que este equipo estaba hecho para grandes cosas y  la certeza de que contábamos con playmakers en todas las líneas nos hizo soñar cosas importantes.

Y volver a tener la atención (y el respeto) de la liga no hizo otra cosa más que alimentar y aumentar esos sueños (3 de nuestros juegos fueron cambiados a prime time!!!)

La victoria insignia de la temporada fue en casa contra los Rams, donde prácticamente se borró del campo al equipo que a la postre llegaría al Superbowl.  De las 4 derrotas, en 3 juegos estuvimos en la pelea hasta el final y en el 4 juego nos quedamos a centímetros de empatarlo (en un hail mary cardiaco) ni más ni menos que contra el equipo que a la postre se declaró campeón: Los Patriotas con su HC y QB legendarios.

No había duda, estábamos a punto de tocar el cielo…

Pero toda esta vorágine de emociones tuvo un triste y frustrante final, como darle un beso largo y tendido a una hermosa mujer solo para darte cuenta al final de que se trataba de tu hermana.

Un final que involucró a un pateador mediocre, 2 largueros de poste y una dolorosa derrota en postemporada…

Un minuto de silencio…

Creo que superar esa derrota aún nos tomará tiempo… mientras tanto podemos emocionarnos con un futuro que parece prometedor, un nuevo pateador, quizás Landon Collins!!!

2018 fue un año de redención en Chicago y depende de Nagy y compañía NO repetir la historia que Jacksonville y Minnesota vivieron…

 

Bear Down!!!!!

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