División de Honor Rugby

La Copa Ibérica, más que un partido

Llegó de nuevo un título para el VRAC Quesos Entrepinares, que después de las inesperadas derrotas en las primeras jornadas de La Liga Heineken, se ha mantenido imbatible a partir de entonces en todos sus encuentros oficiales disputados.

Al salir de los campos de Pepe Rojo, mi mujer y yo mantuvimos una charla con un grupo de personas, aficionados queseros cuya virtud era su exultante juventud, y sus comentarios eran alucinantes porque en sus pocos años como seguidores, todos los años, el club que dirige en la actualidad Diego Merino había levantado alguna copa, cosa lógica si tenemos en cuenta que durante los últimos diez años, creo que este equipo vallisoletano ha conseguido, si no me equivoco, la friolera de veinte títulos de un total de veintidós.

A pesar de que yo no hablo, como comentaba mi mujer con Francisco Blanco (jugador del equipo quesero y de la selección), yo soy enormemente expresivo, y las victorias de este club hacen que mi cara refleje un estado inmenso de felicidad imposible de ocultar.

Pero aquí entra cuando hace años, el club no estaba tan en la élite como ahora, sobre todo lo quiero resaltar por comentarios leídos en internet en contra de los dos clubes de Valladolid. Si los dos equipos de mi ciudad llevan los últimos años en la élite del rugby nacional será por el hecho de un buen trabajo de sus directivas.

Y sí que es cierto que Valladolid huele a rugby por los cuatro costados. Solamente es preciso ver (y disfrutar de ello) cuando durante el descanso de un derbi entre los clubes vallisoletanos, los campos de Pepe Rojo se llenan de niñ@s de ambos conjuntos haciendo sus pinitos con un balón oval.

Respecto a lo que comentaba anteriormente sobre seguidores que solamente conocen al VRAC levantando alguna copa en los últimos años, recuerdo las palabras de Diego Merino, que aún reconociendo que la hinchada era fundamental, indicaba que en alguna ocasión no se valoraba en su justa medida lo conseguido, y como también escribí no hace mucho, cualquier club, aún siendo modesto, y sea cual sea la categoría donde juegue, sus aficionados deben valorar cualquier logro del equipo por pequeño que parezca.

Mentiría descaradamente si dijese que no me alegro enormemente de las victorias de mi equipo, pero es verdad que en esto del rugby, yo que ni he sido jugador ni nada que estuviese vinculado a este deporte en mis tiempos jóvenes, creo que sí que he conseguido valorar otras cosas que no tan solo son los triunfos.

Cuando se produce una derrota, tu situación anímica no es la mejor pero antepones ante todo dar la enhorabuena al contrario.

También he aprendido a ver una final como una fiesta del rugby, independientemente de lo que está en juego.

El día antes de la Final de la Copa Íberica, me descubrí en una red social, en la página del club portugués, dando a sus aficionados la bienvenida a Valladolid y deseándoles suerte para el partido. Luego agradeces enormemente que los jugadores que han sufrido la derecha no te pongan ninguna pega en sacarse una foto contigo, además ofreciéndote una gran sonrisa.

Al vivir aquí, cualquier derbi entre los dos clubes vallisoletanos se convierte en algo especial. No se me ocurren palabras para describirlo, pero desde una semana antes sientes que es un acontecimiento especial. Muchos amigos que son seguidores del equipo contrario al tuyo, por dos horas se convierten en rivales aférrimos mientras dura el encuentro. Luego viene la hora de recibir o de dar felicitaciones, y otra vez, de forma mágica, la amistad sigue su curso.

Supongo que debido a mi situación he desarrollado una gran capacidad de observación. Ves, en el mismo instante del calentamiento de los jugadores en una final o en un derbi que su rictus tiene algo de atípico.

Cosas que quizás pasen desapercibidas en otras personas, yo lo doy mucha importancia.

Puedo asegurar, que muchos de los valores de este bendito deporte llamado rugby los he aplicado en mi vida diaria, y solamente eso por sí mismo es simplemente maravilloso, independientemente de ganar o perder un encuentro transcendental.

Y desde luego, tengo claro que aún me queda mucho que aprender.

Qué suerte tengo de haber conocido el rugby!!!!!

Fuente de la imagen destacada: Chuchi Guerra

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