El deporte en la actualidad es un referente y un ejemplo para muchos jóvenes. Se puede decir que este contexto es un reflejo de la vida: fracasos, éxitos, aprendizaje, diferentes formas de comunicación, amistades, relaciones, etc.
La repercusión del éxito
Acaban de terminar los JJOO de Invierno, donde 13 deportistas españoles han luchado, muchas veces sin demasiados recursos, sin repercusión mediática… Este año, sin embargo, periódicos y televisión han abierto con la noticia de dos medallas de bronce, pero ¿qué hubiera ocurrido si no se hubieran conseguido estos metales?
Por el contrario, el fútbol es otro mundo. Sabemos lo que les ocurren a los futbolistas diariamente, los partidos son fácilmente accesibles, sus recursos (en general) son los óptimos.
El deporte y su influencia
Como se ha comentado al comienzo, el deporte ejerce una gran influencia en los más jóvenes. En el desarrollo de un menor influyen las experiencias que viven a lo largo de su infancia y adolescencia, por ello, es importante que su vinculación al deporte les aporte situaciones que les ayuden a crecer como persona y que les permitan adquirir unas competencias útiles en su vida futura. En este sentido, es esencial el ejemplo de padres, madres y entrenadores, pero también se debe tener en cuenta el papel que los deportistas de referencia ejercen sobre la juventud como modelos de conducta.
Actualmente habría que preguntarse: los grandes deportistas, ¿son buenos o malos ejemplos? O quizás cambiar la pregunta por: ¿son conscientes los deportistas del grado de influencia que ejercen en la sociedad?
En este tema cada persona tendrá su punto de vista. Mi reflexión se centra, no en focalizarse en el futbolista, en el atleta o en el esquiador sino en todo lo que rodea al deportista.
Orientación del deportista
Para mí existen dos tipos de formaciones que influyen de manera directa en este aspecto. Por una parte aquella formación que se centra en los resultados (dinero, número de patrocinadores,…) y, por otra, aquella que se centra en el aprendizaje, en el crecimiento, en los entrenamientos, en los valores que aporta la práctica de deporte en general, y la competición en particular.
No me gustaría señalar a nadie, cada uno que haga sus cábalas. Pero lo primero que se debe entender es qué es lo que debemos reforzar para que el deporte sume en nuestros jóvenes deportistas.
Valores como el trabajo en equipo, la humildad, respeto, compañerismo, autodisciplina, deportividad, juego limpio, espíritu de sacrificio son los que se deben enseñar y los que se deben ensalzar. Por el contrario, los gritos, las “pataletas”, las faltas de respeto tanto a los compañeros como a los rivales, el “juego sucio”, son acciones que deben rechazarse de forma unánime.
Mediático y exitoso no son sinónimos
¿Son los deportistas buenos ejemplos? Deberían serlo sin ninguna duda. Sin embargo, en tiempos donde los refuerzos instantáneos, el éxito rápido y el individualismo son el pan de cada día es difícil ver a éstos como ejemplos a seguir, pero los hay.
Si volvemos al principio del artículo, hago referencia a deportistas que aun contando con un público menor, sin grandes patrocinadores, ni con contratos con muchos ceros hacen gala de lo que significa el deporte: lucha, trabajo, deportividad… Ellos son ejemplos de que el talento sin esfuerzo no vale, que la suerte no aparece si no trabajas y que hay que caer muchas veces, porque ahí está el éxito.
En nuestra mano está hacer a los deportistas buenos ejemplos de conducta, modelos a repetir no sólo en el deporte sino en la vida.
¿Qué ejemplos eliges tú?
Elena Ferrer Aranda
Psicóloga especializada en Psicología de la Actividad Física y Deportiva
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