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Berlín 1936 – Grandes Hazañas Olímpicas (XIV)

Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, fueron los más grandiosos y significativos de los celebrados hasta entonces. No sólo por los treinta millones de dólares que costaron, sino por la extensión en el programa; por el millón de seguidores que presenciaron la prueba de maratón; por los 16 nuevos récords que se batieron en atletismo y por llenarse dos veces cada día el impresionante estadio olímpico de 110000 localidades.

El éxito deportivo, en cuanto a marcas y hazañas de los atletas, alcanzó niveles notables. Y a pesar de las campañas que anunciaban lo peor, el triunfo del olimpismo sobre la política y las discriminaciones raciales o religiosas, fue rotundo.

El máximo líder político de la Alemania nazi, Adolfo Hitler, había llegado democráticamente al poder en 1933, dos años después de la elección de Berlín como sede. Su principal promesa política era cobrarse las humillaciones que su país había sufrido en la Primera Guerra Mundial.

Desde el inicio de su mandato Hitler estableció una serie de políticas represoras, racistas y violatorias de los derechos humanos que causaron enorme inquietud al Comité Olímpico Internacional por el posible riesgo de un boicot internacional. Por estas razones, el COI forzó al gobierno del Führer exigiéndole que permitiera la participación de atletas judíos y no aprovechara los Juegos como medio de promoción para su ideología política. Esas exigencias no tuvieron efecto. Para la Alemania nazi los Juegos representaban una oportunidad excepcional de mostrarle al mundo sus ideas y mitos fundamentales. Entre ellos sobresalían la presunta superioridad de la raza aria, el culto al cuerpo y la belleza física, y una supuesta conexión con la Grecia clásica.

Pero había más confusión todavía en el mundo de 1936. Italia oprimía a un extenso país como era Etiopía, después de una guerra relámpago, desigual, irritante y totalmente desequilibrada. Japón había entrado en Manchuria y abandonado la Sociedad de Naciones. Grecia vivía momentos de extrema inseguridad política. Austria sentía la proximidad del “Anschluss”, y el asesinato del canciller Dollfuss presagiaba horizontes nada tranquilizadores. Francia estaba dirigida por un gobierno tan contradictorio como el que presidía el aparentemente socialista Léon Blum. La Rusia soviética, una vez consolidado su sistema político, tomaba conciencia de sus posibilidades de gran potencia, frente a China, Japón, e incluso Europa. España vivía las primeras etapas de la guerra civil más cruel de toda su historia.

En aquel ambiente agitado y denso, la llama olímpica emprendió su camino en la medianoche del 21 de julio de 1936, desde las ruinas del templo de Zeus en Olympia. Más de 3 000 atletas se fueron pasando la llama sagrada a través de países que, dentro de poco, serian escenario de la gran conflagración mundial.

(Imagen: XI Olimpiada Berlín 1936. Vía: http://time.com)

A pesar de todo ello, el fuego olímpico llego a Berlín, en manos del atleta Fritz Shilgen, el 1 de agosto de 1936, a una apertura oficial que fue encabezada por el canciller alemán Adolfo Hitler, donde el juramento olímpico lo pronunció Rudolf Ismayr, competidor de halterofilia. En la ceremonia de inauguración, cuidadosa puesta en escena coordinada por el ministro de Propaganda Joseph Goebbels, el famoso dirigible Hindenburg sobrevoló el estadio olímpico momentos antes de la aparición de Hitler. Un año más tarde este espectacular globo explotó durante su aterrizaje en Nueva Jersey y ocasionó la muerte de 35 personas.

(Imagen: Dirigible Hindenburg. Vía: http://www.lasegundaguerra.com)

Las extraordinarias instalaciones del Campo Deportivo del Reich, que constaban con un conjunto de cuatro estadios, con una extensión de 130 hectáreas, se cubrieron con estandartes e insignias nazis, y la esvástica fue el elemento visual predominante. Durante el desarrollo de los Juegos abundaron los discursos y panfletos para la difusión de la ideología del nazismo.

Varias innovaciones tecnológicas apoyaron el desarrollo de los Juego, y el ceremonial olímpico se enriqueció con uno de sus elementos más vistosos: el relevo de la antorcha. Para la Alemania nazi, la antorcha representaba la luz y el progreso. Su creador Carl Diem planteó el ritual de su recorrido por relevos desde la arboleada sagrada de Olimpia hasta Berlín.

El recorrido se dividió en relevos de mil metros, cubiertos por distintos atletas que entregaban la antorcha a un compañero en un lapso de diez minutos. En su recorrido de 3 000 kilómetros, los relevos pasaron por siete países: Grecia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Austria, Checoslovaquia y Alemania. El ritual permanece hoy como legado del nazismo.

(Imagen: Relevo de la Antorcha Olímpica. Vía: http://www.marca.com)

Estos Juegos fueron los primeros los primeros que se televisaron. Los eventos se transmitían a las instalaciones de la Villa Olímpica, salones y teatros alemanes en un total de 25 pantallas. El mundo conocía los resultados de las competencias gracias a la transmisión por radio y los habitantes de Berlín se enteraban mirando al cielo gracias a las notas difundidas por los zeppelines.

La cineasta oficial del régimen nazi fue Amalie “Leni” Riefenstahl, encargada de realizar una película documental sobre los Juegos de Berlín 1936. El resultado fue Olympia, un filme de casi siete horas de duración, dividido en dos partes, que hasta la fecha es el más bello y armonioso testimonio de la plasticidad y belleza del deporte, a pesar del avance que desde entonces ha tenido la técnica cinematográfica.

(Imagen: Tecnología de la Comunicación. Vía: http://time.com – Photo credit should read CORR/AFP/Getty Images)

A pesar de la maligna orientación de la XI Olimpiada, los Juegos de Berlín 1936 fueron un rotundo éxito. Tanto del deporte, como del olimpismo, pues a pesar de todos aquellos condicionamientos, el boicot mundial no ocurrió y miles de atletas participaron en ellos. Los dirigentes del COI, con su nuevo presidente, el conde de Baillet Latour, impusieron el respeto a los principios olímpicos de no discriminación y de respeto a todos los atletas y países, incluso al mismo canciller del Reich. Para enojo de Hitler, varios atletas de raza negra, a quienes calificó de “ayudantes auxiliares”, tuvieron un gran desempeño con 13 medallas, entre ellas 8 de oro.

En la ceremonia de clausura nadie sospechó la difícil época que estaba por iniciar. El expansionismo nazi dio comienzo a la Segunda Guerra Mundial y su ideología racista causó el exterminio de personas en los campos de concentración y la muerte de millones en los frentes de batalla. Menos de diez años después de esta XI olimpiada, Hitler se suicidó, Europa vivió el mayor trastorno de su historia y Berlín terminó en ruinas, ocupada por las tropas soviéticas.

James Cleveland “Jesse” Owens (1913 – 1980)

(Imagen: James Cleveland “Jesse” Owens. Vía: http://www.nydailynews.com)

El más grande reto que tuvo que enfrentar la “superioridad aria” fue el éxito arrollador de “Jesse” Owens que, como miembro de la delegación de Estados Unidos, triunfó en los 100 metros con un tiempo de 10.3 segundos; en los 200 metros con un tiempo de 20.7 segundos; en el Salto de Longitud con una marca de 8.06 metros, además de formar parte del equipo que batió el record mundial en relevos de 4 x 400.

Cuenta la leyenda que Hitler prefirió salir del estadio, pues se negó a felicitarlo. Nieto de un esclavo, Owens pasó su infancia entre graves carencias, comenzó a correr en las calles, y gracias a un entrenador se incorporó a la Universidad de Ohio y así fue como comenzó su brillante carrera deportiva que lo condujo a Berlín 1936. Sin embargo, al regresar a EUA enfrentó el racismo de su propia sociedad. Para sobrevivir tuvo que correr en exhibiciones contra perros y caballos, hizo campañas con los Globettroters de Harlem y trabajó como vigilante. Hacia el final de su vida, finalmente, fue reconocido como leyenda del olimpismo mundial.

Acontecimientos Memorables

La XI Olimpiada, contó con la participación de 3,663 Atletas (3,632 hombres; 31 mujeres) de 49 Países participantes. En total se desarrollaron 129 Eventos Deportivos, y los 19 Deportes llevados a cabo fueron: Acuáticos, Atletismo, Baloncesto, Boxeo, Canotaje, Ciclismo, Equitación, Esgrima, Frontón, Futbol, Gimnasia, Halterofilia, Hockey, Lucha, Pentatlón Moderno, Polo, Remo, Tiro y Vela.

Las Medallas entregadas a los vencedores, muestran en el anverso a la diosa de la victoria, que porta en la mano una corona. En el reverso aparece, el tradicional atleta semidesnudo y victorioso cargado en los hombros de sus admiradores. Este diseño, fue creado por el artista italiano Giuseppe Cassioli (1865 – 1942). Estuvo vigente de 1928 a 1968, periodo en el que sólo cambio la información relacionada con la edición de los Juegos.

(Imagen: Medalla Juegos Olímpicos Berlín 1936. Vía: http://www.bbc.com)

 Recuento Final

“Bajo su brillante superficie, los Juegos de la XI Olimpíada de la era moderna fueron un crisol para las oscuras fuerzas políticas que se reunían anticipando el sangriento conflicto que estaba por venir. Se trató sin duda, del evento deportivo entre los defensores de la barbarie y los de la civilización, que trataron de usar los Juegos para promover sus valores” (Guy Walters).

 

MEDALLERO OLÍMPICO
PAÍS ORO PLATA BRONCE
Alemania 33 26 30
Estados Unidos 24 20 12
Italia 8 9 5
Suecia 6 5 9
Finlandia 7 6 6
Francia 7 6 6
Japón 6 4 8
Países Bajos 6 4 7
Hungría 10 1 5
Suiza 1 9 5

“¡Llama Sagrada, arde y no te apagues nunca!” (Joseph Goebbels, ministro nazi)

(Imagen Destacada: James Cleveland “Jesse” Owens. Vía: http://www.prensalibre.com)

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