Análisis Fútbol Sala LNFS

Xota brinda por un 2017 histórico

Todos los tebeos y películas de Astérix y Obélix comenzaban de la misma manera: “Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor”. Trasladado al futsal, esos irreductibles galos lo conforma un puñado de jugadores irurtzundarras dirigidos por el también irreductible Imanol Arregui, quien, como un moderno Uderzo, ha dibujado un equipo de gladiadores que se ha sobrepuesto a las adversidades para ganarse el respeto de todo el mundo del futsal. Un 2017 para CA Osasuna Magna, el Xota de toda la vida, que ha sido, a falta de la guinda de un título, para enmarcar.

El año comenzaba con el equipo que preside ‘Tatono’ Arregui enfrascado en mil batallas, casi todas de carácter extradeportivo: búsqueda de un patrocinador que resolviese los problemas económicos de la entidad, lesiones de larga duración (Víctor, Jesulito, Martel…) que se unían a una plantilla corta que dejó en partidos puntuales apenas seis jugadores de campo (Rafa Usín llegó a declarar que apenas se dedicaban, entre semana, a recuperar, pues no les quedaban fuerzas para realizar entrenamientos completos), con una clase media en la LNFS cada vez más competitiva (Palma, Jaén, Peñíscola…). Extradeportivo, recordemos. Porque en lo deportivo, el equipo vencía con regularidad y se clasificaba, una vez más, para la Copa de España.

Imanol Arregui en el transcurso de un partido (vía diariodenavarra.es)

Y allí, en el Quijote Arena de Ciudad Real, comenzaría el año mágico de Magna Navarra, el que devolvería la pasión a Anaitasuna y a los pamplonicas. En cuartos eliminaba de forma agónica, por penaltis, al FC Barcelona Lassa. Durante el choque perdía por lesión al eterno capitán Eseverri. Y en semifinales, con Víctor también lesionado, sería literalmente a falta de un segundo cuando, con el encuentro empatado, una mala decisión de Araça jugando su equipo de cinco, propiciaba el gol a puerta vacía que clasificaba a ElPozo para la final. Pese a la eliminación y las lágrimas de los jugadores en la pista y el entrenador en la sala de prensa, el respeto se lo habían ganado. Y eso no lo perderían.

Los jugadores de Xota celebran un gol durante la 16-17 (vía navarra.com)

Dos meses después, llegarían a la final de la Copa del Rey, primera histórica en este torneo para los navarros. Allí se enfrentarían de nuevo con la que terminaría siendo su bestia negra, un ElPozo Murcia que veía en el tercer torneo en importancia una vía de escape para conquistar un título. Pese a que llegaron a situarse con dos goles de ventaja, los minutos pesaban cada vez más y el equipo charcutero remontó en los minutos finales para dejar de nuevo con la miel en los labios a los jugadores de Magna.

Con más corazón que piernas, el club navarro llegó a los playoff, en los que incluso consiguió la gesta de eliminar a Jaén Paraíso Interior después de una primera derrota en casa, con dos victorias consecutivas (de nuevo una de ellas por penaltis) en el fortín de La Salobreja. Las semifinales se disputaron contra el todopoderoso Inter, quien no dio opción a los verdes de soñar a los de Arregui con la final. Los dos minutos finales, con el equipo sin posibilidades ni fuerzas para intentar la remontada, se convirtieron en un homenaje a los suyos, en reconocimiento al esfuerzo realizado por una plantilla tan corta y diezmada físicamente.

La temporada 2017-18, un inicio ilusionante

El acuerdo de colaboración con CA Osasuna, con presentación incluida en los video-marcadores de El Sadar con Eseverri como actor principal, llenaba de esperanza a los aficionados de Xota, que no querían ser únicamente “ese equipo simpático”, sino convertirse nada menos que en una alternativa real a los tres transatlánticos del fútbol sala, esto es, Inter, Barça y ElPozo.

Con los fichajes de Bynho y Álex Llamas, unido a la continuidad de todo el bloque, así como el respaldo de una institución en la Comunidad Foral como es Osasuna, los de Arregui han comenzado la temporada como un tiro, sumando 11 victorias en 17 jornadas y dejando una sensación de poderío que, pese a los pinchazos que han sufrido en el último tramo del año, son suficientes para que su afición sueñe con, al menos, repetir la imagen de brega y corazón que han derrochado en este 2017 que se nos escapa.

Imagen destacada vía navarra.com

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