El miércoles futbolero guayaco finalizó con su tradicional Clásico del Astillero desde las 19h30 locales en el Isidro Romero Carbo. Barcelona intentando sumar desesperadamente en estos dos encuentros aplazados por compromisos de Copa Libertadores para intentar clasificar a la siguiente edición del certamen. Emelec en búsqueda de los puntos que le otorguen la punta para evitar que Delfín sea campeón de manera directa.
Ambos equipos con planteamiento similar. 4-5-1 con migración automática a 4-3-3. Emelec y una característica especial, pressing en cancha rival que ahogó la salida de los amarillos. Barcelona adoleció de recuperación de pelotas, superado en este rubro por el bloque eléctrico extendido en su modificación al 4-1-4-1, teniendo a Lastra como émbolo y delante de él un rombo con Gaibor como vértice. Lastra tomó la marca de Díaz de manera obsesiva, lo persiguió hasta en su propia cancha, mientras que Gaibor recuperaba y distribuía hacia las rayas. Los primeros recuperadores fueron los extremos Mondaini–Preciado por las bandas, Angulo fue sobre los centrales y Gaibor–Luna cortaron los circuitos de salida rival vía Díaz–Oyola, con marca personal sobre el 10 canario. Una vez cortado el canal, Barcelona abusó del pelotazo o del retorno de Díaz para intentar llevar la pelota al área contraria.
El profesor Arias decidió ir a buscar el partido a un escenario idóneo. La presión y el achique de espacios de la zaga azul complementaron el sistema asfixiante de presión obsesiva sobre el espacio, la pelota y los posibles receptores. Este sistema secuestró la posesión de balón, manteniendo una hegemonía futbolística azul que no tuvo la eficacia de concretar el volumen de fútbol en arco contrario. No obstante, a partir del ’10, Barcelona equilibró el partido disponiendo de un par de ocasiones que salieron desviadas. El partido fue transitado por la media cancha y marcó una invitación para el desequilibrio por las bandas y la proyección constante de los laterales de ambos bandos.
Emelec fundamentó su mejor fútbol en la primera parte gracias a su movilidad y presión para obstaculizar la salida local. Emelec ganó siempre las segundas pelotas en un medio campo hiper poblado, obligando al fútbol de pelotazos desde los pies de Banguera o el mismo Oyola, engrandeciendo la figura de Guagua, quien demostró ser un experimentado tiempista en la retaguardia azul. Los primeros 45 minutos fueron dominados por los azules que perdonaron al momento de definir, configurando el cero por cada lado.
Para la segunda parte Barcelona recuperó su fútbol a partir de un hecho determinante. Lastra soltó a Díaz y éste empezó a generar fútbol por derecha con incursiones de Velasco que generó algunas situaciones de gol malogradas. El volumen futbolístico creció con la inclusión de Vera por Ayoví. Almada renunció al extremo para generar más fútbol por el carril interior, lo que acrecentó las posibilidades. Los toreros intentaron hasta el final someter a su rival ingresando a Nahuelpan por Díaz para jugar los últimos minutos vía aérea. Este recurso casi obtiene sus frutos tras frentazo de Alvez que chocó en el vertical. Barcelona perdonaba en otra ocasión al arco rival desperdiciando la mejor opción de gol en todo el encuentro. Inmediatamente Arias abandonó su esquema excluyendo del campo a Gaibor para dar paso a Quiñónez y defenderse con 9 jugadores.
Al final, el empate a cero marcó la noche en el estero del Salado, al final hubo perdón entre hermanos del Astillero.
Fuente de imagen destacada: @BarcelonaSCweb
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