Extraño partido de Copa del Rey el que se ha vivido en Torrejón. Con un pabellón que presentaba media entrada, en día laborable y ante un rival que arrastra una crisis en este inicio liguero, Movistar Inter ha hecho lo mínimo para llevarse el encuentro y clasificarse a cuartos de final ante un Peñíscola RehabMedic voluntarioso que mejoró la imagen de los últimos partidos y llegó con opciones hasta, literalmente, la última jugada del encuentro.
Las rotaciones interistan dejaban fuera de la convocatoria a Daniel. Unido a los pocos minutos de los que dispusieron Ricardinho o Rafael Rato, más la titularidad de Álex González en portería, dejaban a las claras que este encuentro era un trámite que Jesús Velasco quería solventar con decoro. Ante su afición, y contra un rival que apenas acumula una victoria en seis jornadas de liga regular, no podía perder. Pero tampoco quería que sus habituales se cargasen de minutos en una temporada en la que el equipo aspira a cinco títulos, por lo que tiró de los menos habituales: Borja comandó al equipo en ausencia del astro portugués, mientras que Serginho dispuso de los minutos que se le están negando en liga.
Por parte visitante, Albert Canillas había reconocido en la rueda de prensa previa al partido que estaban en una situación comprometida: “las cosas no están saliendo como esperábamos”, dijo. Jugarse la Copa del Rey a partido único en casa de un rival tan poderoso como Inter, no parecía la receta perfecta para salir de esa crisis. Rotando en la portería, el equipo peñiscolano salió a contemporizar, dejando que fuese Inter quien llevase la iniciativa.
El partido parecía resuelto en la primera parte, con un gran gol de Ricardinho, que picó con el exterior ante la salida desesperada de Iván Reverter tras la pérdida de un compañero, y otro de Gadeia, que aprovechaba un balón suelto en la frontal para anotar el segundo.
Tras el descanso, los equipos se cargaron de faltas muy pronto: a falta de doce minutos, ambos equipos se plantaban con cinco faltas. Como era previsible, llegaron los lanzamientos de diez metros. El primero para Inter, de nuevo con polémica: Reverter se adelantó, el árbitro le amonestó con amarilla (fue expulsado por el mismo motivo en el último partido) y lo ordenó repetir. O’Magico no perdonaba y establecía el 3-0, un resultado que parecía definitivo para los intereses de ambos equipos.
Sin embargo un doble penalti – que no sería gol – a favor de Peñíscola terminaría de resucitar un partido que parecía muerto. Mauricinho lanzaba y Álex desviaba el lanzamiento a córner. Las protestas visitantes de que se había adelantado el portero fueron ignoradas por el árbitro. En el subsiguiente saque de esquina, un remate era desviado por Pola hacia su portería. Con 3-1 y pocos minutos por disputar, los de Canillas se lanzaron a un empate casi imposible. Y a punto estuvo de suceder lo imposible. Con dos minutos por disputarse, Bagatini se enfundaba la camiseta de portero jugador. A falta de un minuto, jugada embarullada en el área y el propio cierre brasileño apretaba el marcador.
La emoción volvía al parqué y a las gradas, pero apenas daría tiempo a una última jugada en la que Iván Rumbo no pudo conectar un remate limpio. Objetivo conseguido para Inter de pasar ronda y, pese a la eliminación, buena imagen de Peñíscola que debe espolear al equipo de cara a la liga.
Imagen destacada vía Sandra Santiago / Movistar Inter
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