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Volvemos al punto de inicio

La semana pasada, tras el GP de Malasia, escribí un artículo en el informaba sobre las palabras de Sergio Marchionne respecto al desastroso inicio de la gira asiática. Transcurrido el GP de Japón y con un resultado aun peor para Ferrari, no podía pasar por alto las palabras del presidente de la escudería de cara a la desastrosa carrera.

Sebastian Vettel llegaba a la gira asiática a tan sólo tres puntos de Lewis Hamilton y se va a América a 59 puntos del británico. Sus opciones de título han sido aniquiladas por completo gracias a un accidente en Singapur y problemas de motor en Malasia y Japón. A cuatro carreras del final de la temporada, Hamilton solo debe centrarse en sacar la calculadora y correr sin asumir ningún tipo de riesgo.

Marchionne ha afirmado que el equipo ha pagado un precio por no ser demasiado exigentes en el control de calidad, aunque añade que las opciones de ganar el campeonato aún no se han perdido por completo. Y es que la frustación en el seno de la escudería es máxima tras saber que el problema que les ha traído de cabeza estas últimas dos semanas se debe a una bujía con un coste de apenas 59€.

Ha sido un sin sentido técnico que tiene un gran impacto sobre un coche de millones de euros. Es un problema que hemos ignorado todo este tiempo porque no le veíamos gran importancia. Pero ahora que en tres carreras hemos visto como puede afectar esto al rendimiento, lo arreglaremos.

Foto vía: grandprix.com

Lo cierto es que Vettel podría haber ganado sin problemas cualquiera de las tres carreras, pero en lugar de eso se lleva un cuarto puesto en Malasia como mejor resultado. Pero esto es algo que va más allá del campeonato de pilotos, el de constructores también está prácticamente perdido. Antes del parón de verano Ferrari estaba a 39 de Mercedes, ahora la distancia es de 145.

Podría decir que me sorprende ese fallo garrafal en el departamento técnico del equipo italiano, pero lo cierto es que no es así. Estamos viendo lo mismo que se veía en las temporadas en que Fernando Alonso formaba parte de la mítica escuadra. Un equipo con un coche y piloto para ganar un campeonato, pero incapaz de rematar la faena cuando más necesario es. Fallos pequeños que vuelven a condicionar un resultado que podría ser histórico.

Una década no ha sido suficiente para volver a ganar un más que codiciado 16º título de pilotos, diez años en los que cada vez que algo iba mal rodaban cabezas en la cúpula del equipo antes de averiguar que es lo que estaba fallando. Lo más lamentable es que nada tiene pinta de cambiar. En 2018 el Ferrari seguirá siendo un coche competente, pero no así la directiva.

Foto vía destacada: formula1.ferrari,com

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