Análisis

Real Oviedo – Real Zaragoza, el análisis

Los azules no supieron sostener una ventaja de dos goles ante un Zaragoza que encontró la remontada en una jugada de estrategia.

El Real Oviedo concedió un empate ante el Zaragoza, en un encuentro en el que los azules fueron de más a menos a lo largo de los noventa minutos. Porque el equipo carbayón saltó al césped con todo. Intensidad, fútbol, fluidez en el juego y, sobre todo, pegada. Pese a ello, los maños avisaban en el minuto tres con un lanzamiento de falta que Juan Carlos desvió de forma excepcional. Y en el fútbol, como se suele decir, gana quien las mete. En la réplica, Aarón puso el primero de falta. Antes de la media hora, Toché hizo el segundo. Pero, a partir de ese momento, el Oviedo se vino abajo y el Zaragoza creció en el campo. Los maños pudieron, incluso, llevarse el partido.

  • Juan Carlos, de villano a héroe. Comenzamos por la portería. Ese puesto en el que todos te miran con lupa. Y ayer, Juan Carlos, estuvo en el punto de mira de muchos. Arrancó el partido con una intervención sensacional ante Zapater, después de un lanzamiento de falta. Pero, fue precisamente en otra acción a balón parado, y precisamente frente al mismo jugador, cuando desde la grada comenzaron los primeros pitos. La gente creyó que pudo hacer más, y la división de opiniones fue notable. En la segunda mitad, eso sí, convirtió los pitos en aplausos con dos intervenciones que salvaron un punto.
  • Forlín-Folch, no fue el día. Era la primera vez que Anquela alineaba este doble pivote en LaLiga. Una pareja llamada a hacer grandes cosas en este equipo. Folch lo venía demostrando, fue y es una pieza clave para el técnico jienense. Ayer, Forlín, que debutaba en el campeonato liguero como titular, fue la pareja del catalán. No tuvieron su noche. A Forlín se le nota que le queda un poco, y Folch quizás acuso, sobre todo en la segunda mitad, el cansancio acumulado.
  • El Oviedo siempre ‘moja’. Hasta el momento, en las siete jornadas que llevamos de competición, el equipo asturiano es el único que siempre ha marcado. Lo ha hecho en todos y cada de los encuentros que ha jugado. Aunque esta situación no siempre ha significado lograr la victoria. ¿Por qué? En las siguientes líneas.
  • Otra vez el ‘miedo’ a ir por delante. El caso de ayer fue distinto. El Oviedo se adelantó, supo conservar esa ventaja e incluso la duplicó. Pero después del segundo, el equipo azul volvió a sufrir lo mismo que en cuatro de los siete partidos que ha jugado. La ventaja no le duró cinco minutos. Ayer, en concreto, dos. Los que necesitó el Zaragoza para recortar distancias tras una jugada de estrategia, algo que cabreó mucho a Anquela.

El 2-1 perjudicó al Oviedo

  • El primer gol visitante, un golpe letal. El tanto que abría el casillero del equipo maño causó un fuerte efecto dentro del Real Oviedo. A partir de ese momento, los azules no fueron el mismo equipo que en la primera media hora. Además, si antes decíamos que tan solo pasaron dos minutos entre el gol de Toché, segundo de los azules, y el primero del Zaragoza, los maños necesitaron otros seis para empatar. Es decir, en siete minutos el equipo maño había levantado el 2-0. Y todo vino a raíz del daño que hizo el primer gol.
  • Mala segunda parte. Los azules no supieron reaccionar tras el descanso. Les costó volver a encontrar el juego desplegado en los primeros minutos de partido, algo que el Zaragoza aprovechó para echarse arriba. De hecho, el equipo asturiano no logró conectar ningún remate entre palos en todo el segundo acto. Pese a ello, las intervenciones de Juan Carlos y una buena actuación defensiva, en varios tramos de la segunda parte sobre todo, permitieron sacar un punto.

Imagen destacada: laliga.es

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