El Deportivo Alavés decidió dar un giro a su apuesta inicial con Zubeldía en la búsqueda de un estilo que le permita competir y conseguir el objetivo marcado, que no es otro que la permanencia un año más en la 1ª división.
Cabe destacar que la plantilla ha sufrido una remodelación importante respecto a la que la anterior temporada cosechara la permanencia en la categoría y de la que fuera flamante finalista de copa frente al F.C. Barcelona. A todo eso hay que sumarle que algunos de los jugadores llamados a tirar del carro y ser piezas clave en el engranado alavesista llegaron con la temporada prácticamente iniciada.
Tras un dubitativo inicio en el que los resultados no acompañaron y se acusaba el equipo de falta de identidad, la junta directiva del club vasco decidió dar por finiquitada la era “Zubeldía” e iniciar un nuevo rumbo de la mano del técnico transalpino Gianni De Biasi.
Con la sospecha identitaria sobrevolando el ambiente, el técnico italiano tiene claro desde el minuto 0 cuál quiere que sea su apuesta futbolística. Sin tiempo material para llevar a cabo una transformación de ese calibre, el equipo ya da muestras de que el mensaje de momento ha calado hondo entre los integrantes de la plantilla. El Alavés de este pasado sábado en el Ciutat de Valencia ya dejó muy a las claras cuál será su propuesta de ahora en adelante y desde donde partirá su modelo: la organización defensiva.
El equipo de Di Biasi acumuló gente detrás de la pelota provocando ayudas defensivas en prácticamente todas las acciones de ataque rival con un soberbio Maripán liderando el eje de la zaga, generando peligro en rápidas transiciones que la mayor parte de las veces venían comandadas por un Medrán con una claridad meridiana en el pase medio, un Pedraza que era un auténtico cuchillo en el flanco izquierdo del ataque y de un Munir dispuesto a correr el espacio y llegar a zona de finalización una y otra vez sin descanso.
El equipo vasco se hizo fuerte por dentro donde siempre incomodó al equipo contrario y donde gozó de superioridades que le permitían tirar certeras contras en las que dio algún que otro aviso. Tras pérdida, el equipo reclutaba filas en su propio campo esperando las acometidas rivales y dejándolo sin posibilidad de atacar el espacio. Dejaban como único recurso al equipo visitante el centro al área donde una y otra vez Maripán y Rodrigo Ely se sentían como pez en el agua.
Una vez el equipo encontró el ansiado gol, De Biasi modificó la estrategia operativa tirando una línea de 5 secundada por una de 4 y no permitiendo que se generara peligro en la intersección de las mismas. Se pudo ver a un equipo con una gran organización defensiva y donde la actitud de sus miembros fue la nota destacada. En la mayoría de las situaciones se hacían con los duelos individuales a los que eran retados por parte del equipo rival y si no era así y eran superados, corrían hacia la cobertura cerrando los espacios por dentro continuamente y limitando al contrario a combatir en las bandas, alejado de la zona de peligro. El Deportivo Alavés se siente cómo en un bloque bajo compacto y en el que la principal virtud es la predisposición a lo táctico del colectivo aportando un grado muy alto de concentración en cada momento.
Todavía es pronto para saber si este nuevo Alavés será el que ansía la parroquia alavesista pero lo que sí queda algo más claro es que la plantilla está predispuesta a la causa y que la moral de las ropas va en aumento. Gustará más o menos pero el técnico trasalpino tiene claro cuál será la hoja de ruta que tiene establecida en este difícil reto.
Imagen principal: deportivoalaves.com
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