El Athletic se fue diluyendo ayer en un quiero y no puedo que le deja en una posición complicada de cara a su clasificación en el grupo J de la Europa League.
La tarde se presentaba idónea para reencontrarse por lo menos con el resultado, pero al final todo acabó siendo una auténtica pesadilla.
Los discípulos del ‘Cuco’ Ziganda dejaron claro desde un principio que eran ellos los que querían llevar la iniciativa en el juego y que querían saldar el partido por la vía rápida. Fruto de ese inicio llegó la primera ocasión claro cuando ni los espectadores se habían sentado aún en sus respectivas localidades. Iker Muniain estrelló un balón en la cruceta después de una gran jugada personal por banda izquierda que finalizó con una diabólica rosca que a punto estuvo de colarse en el fondo de las mallas.
Por el contrario, los ucranianos del Zorya parecía como que les superaba el ambiente de pisar uno de los estadios emblema del mundo fútbol. Bien replegados atrás, de vez en cuando daban algún atisbo de querer desperezarse, pero seguía siendo el Athletic el que llevaba el peso del partido. Eso sí, sin ninguna fluidez en el juego. Espesos.
Pero todo era un espejismo. Los leones se fueron apagando y entrando en un estado de somnolencia futbolístico colectivo mientras los ucranianos se fueron despertando de su letargo y vieron que competir en San Mamés no era misión imposible esa tarde.
El primer aviso llegó en el 23’ con un fuerte disparo desde media distancia que Iago Herrerín atajó sin problemas. Esto sería el preludio del primer y único gol de la tarde-noche. Un córner botado en banda izquierda encontraba rematador en medio del área chica sin oposición, lo que aprovechaba Kharatin para poner lo que a la postre sería el definitivo 0-1. A partir de ahí, el nerviosismo se apoderaba de la catedral y se comenzaban a escuchar los primeros silbidos (no serían los últimos).
En la reanudación, más de lo mismo. Mucha testosterona de inicio por parte de los leones pero poco futbol, poca clarividencia en el juego y un equipo plano. Fuera del arreón inicial, los locales lo intentaron en lejanos disparos y en jugadas aisladas en las que quedó claro que la diosa fortuna tampoco estaba de su parte esa tarde.
De ahí al final, lo más destacado (en plano negativo) no fu ni siquiera el resultado. Iker Muniain tuvo que abandonar el campo en camilla y entre sollozos de dolor después de sentir un fuerte dolor en su maltrecha rodilla. Incluso queda en anecdótico la clara ocasión fallada pasado ya el 90’…
Tras el definitivo 0-1, el Athletic queda en la 3ª posición del gripo J con un punto. La próxima jornada deberá rendir visita a los ucranianos, ocasión para redimirse de esta cruel derrota.
IMAGEN DESTACADA: mundodeportivo.com
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