Y pobre del que quiera robarnos la ilusión

Con esta estrofa futbolera donde las haya parecen resumirse todas las sensaciones que desprende el CD Tenerife en el arranque liguero de la temporada 17/18 aunque no hay que olvidarse que los chicharreros, aún están lamiéndose las heridas que dejó el “triste” final de la temporada pasada.

Había miedo, si mucho, que el epílogo de la 16/17 lastrara el arranque de la 17/18, pero la realidad está demostrado que el golpe sufrido parece haberse convertido realmente en el empujón que necesitaba el equipo para repetir el protagonismo que tuvieron los blanquiazules la temporada pasada.

El equipo mantiene la columna vertebral que existía desde la llegada de Pep Lluis Martí al banquillo canario, donde los veteranos están haciendo un perfecto maridaje con los nuevos jugadores que se suman al proyecto y todo bajo la batuta de un técnico que desde que aterrizará en la isla no ha hecho otra cosa que hacer crecer al equipo.

Aunque aún es muy pronto para sacar conclusiones, el conjunto chicharrero parece haber acertado con la configuración de una plantilla en la que la mayor parte de las caras nuevas aún no han podido rendir por diferentes causas – Victor Casadesús y Juan Villar por problemas físicos, el hondureño Bryan Acosta por los parones internacionales, el serbio Malbasic sin debutar por problemas con el transfer, Paco Montañés acoplándose al equipo, el italiano Longo recién aterrizado, etc… – siendo la vieja guardia la que parece empecinada en convertir la frustración de la temporada pasada en alegría.

Es aquí donde se eleva la figura de Suso Santana, líder dentro y fuera del campo. El tinerfeño, del barrio de San Matías para ser exactos, se ha empecinado en cargarse a los hombros al equipo.

Pero no está solo en esa labor. Vitolo, otro de la casa, más un Aitor Sanz que parece cada día más cómodo en su papel de arquitecto del fútbol tinerfeño están tirando de un equipo que quiere volver a ser protagonista.

Así las cosas, la demostración de fuerza demostrada por el Tenerife en el Mini Estadi en el encuentro que cerraba la jornada 2 de la Liga 123 ha destapado del todo la ilusión en una afición que se alimenta desde hace más de una década del recuerdo. Años de pesadumbre, frustraciones, baja autoestima, parece que quieren eliminarse de un plumazo y que la temporada 17/18 pase a los libros de la historia blanquiazul.

Quedan 40 jornadas, mínimo 3.600 minutos en juego, 120 puntos por disputarse, una temporada larguísima por delante, pero algo hace pensar que este año se va a disfrutar por la isla.

Y pobre del que quiera robarnos la ilusión…

Foto Destacada: Europa Press