“Todo el ruido alrededor de 2 malos resultados, comparto el dolor, pero opiniones catastrofistas ni las comparto ni me importan”. Con esa frase, Fran Escribá, entrenador del Villarreal, conseguía encender aun más a una gran parte de los aficionados groguets que durante estas dos últimas semanas han mostrado su descontento con el entrenador. Un Escribá que dejó unas declaraciones bastantes desafiantes a todo aquel que no lo apoya en este momento. Y es que dejó muy claro que él piensa que la actual mala racha se debe a las lesiones e incorporaciones: “Suena a excusa, pero no hay equipo que tenga tantos lesionados, más nuevos y jóvenes que necesitan acoplarse. Cuando recuperemos efectivos mejoraremos, tengo confianza en la plantilla y el que no lo haga no es mi problema”.
Pero se equivoca. Este Villarreal rancio, sin ganas, con pocas ideas en ataque y con un planteamiento nada claro viene así desde que llegó Fran Escribá al equipo. El entrenador valenciano heredó el trabajo de uno de los mejores entrenadores, por no decir el mejor, que ha pasado por este club en los últimos años: Marcelino García Toral. Dejando a un lado los problemas que tuviera con directiva y plantilla, con gente como Musacchio que luego abandonaría el barco, el entrenador asturiano dejó grabados a fuego unos mecanismos de juego de los que se pudo aprovechar a la perfección Escribá. Durante toda la primera vuelta de la temporada pasada se vio a un entrenador continuista en ese estilo de juego.
El problema, a mí parecer, viene en el momento en el que el entrenador no sabe como quiere jugar. Hemos visto a un Escribá que en algunos partidos ha querido jugar con posesión, otros a presionar alto, otros con un juego defensivo y al contragolpe y además variando el esquema de juego como quien se cambia de camiseta. Con esto, lo único que ha conseguido es debilitar los puntos fuertes que tenía y ni siquiera mejorar nada los puntos débiles existentes. Con Marcelino se jugaba un juego defensivo, nada bonito comparado por ejemplo al que propone Quique Setién, pero daba resultados, era claro y además se veía que el equipo sabía lo que hacia en el campo. Con Escribá no sabes que esperarte. Veo a un entrenador con ganas de dejar su huella en el juego del Villarreal pero que a su vez es incapaz de hacerlo.
Aunque desde luego el gran fallo fue renovarle. Ahora llegamos a septiembre con dudas y con mala actitud y con muy pocas posibilidades de encontrar un gran entrenador. Javi Gracia, la utopía de Luis Enrique, Arruabarrena, etc. Fran Escribá era el entrenador perfecto para un periodo de transición de una temporada a otra, pero no para empezar un proyecto. “Los mismos que ahora creen que va a ir mal toda la temporada, pensarán cuando vaya bien que ellos ya lo sabían” decía Escribá ayer. Creo que a todos se le viene a la cabeza el nombre de Garrido. Tras una grandísima temporada al mando del submarino amarillo, seis meses después, fue destituido por ser solo capaz de ganar 3 partidos en la primera vuelta. Después ese mismo año se acabaría en el descenso del Villarreal a Segunda División. Seguramente esta sea unas de las razones por las que se han encendido tantas alarmas.
Pero, desde el punto de vista de la directiva, dudo mucho que Escribá sea destituido. Tras haber confiado en él y renovarle por una temporada más, seguramente mantengan la suficiente calma para retener al entrenador hasta Octubre por lo menos. Aunque lo que es seguro es que moverán ficha en caso de que la situación no mejore. O eso esperamos todos. El siguiente partido es contra el Betis, que viene de ganar al Celta, en el Estadio de la Cerámica después del paron de selecciones. No voy a decir que es una final, pero desde luego es un auténtica prueba de fuego para el equipo ya que están obligados a dar una muy buena imagen ante la afición después de estas dos derrotas.
Fuente Imagen Principal: VillarrealCF.com
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