Análisis Opinión

¿Pero tan horrible es eso de la Formula E?

Durante la pasada semana dos noticias han revolucionado el mundo del motorsport. Porsche y Mercedes abandonan el DTM y la LMP1 del WEC respectivamente para entrar en la Formula E a partir del 2019. Una noticia que, a vista de las reacciones que ha generado, no ha sentado muy bien entre la afición. A continuación se tratará de entender por qué esta competición parece atraer más a marcas que a aficionados.

¿Por qué tantas marcas quieren estar en Formula E?

Mercedes y Porsche se suman ahora a una larga lista de marcas que están o se las espera en Formula E. DS (la nueva firma de PSA), Jaguar, Mahindra, Renault (quienes lo dejan para la próxima temporada) o Nissan (usando la estructura de Renault) y BMW que entrarán en las próximas temporadas, además del más que mostrado interés del grupo Fiat de incorporarse a la competición.

Y todo esto nos hace preguntarnos una cosa, ¿qué tendrá esto que todos lo quieren? Fácil, lo primero y más importante, la aplicación en el mercado. La historia del motorsport siempre ha ido ligada a los intereses del mercado, en caso contrario las marcas desaparecen de la competición y con el tiempo la propia competición. Ahora mismo los híbridos y los eléctricos mandan y son lo que los consumidores demandan así que sería un suicidio para las marcas no tener un programa eléctrico. Es por ello que la Formula E resulta ideal, les permite desarrollar un motor fácilmente adaptable a sus modelos de calle. Todo lo que sale de aquí tiene un uso en la calle.

Otro factor importante que atrae a las marcas es la baja inversión necesaria. Y no se confundan con esto, “baja” son millones pero al ser el chasis y las baterías aportados por suministrador único la inversión se reduce al desarrollo del motor, cambio y transmisión. Muy diferente de las categorías de las que estas marcas provienen donde tienen que construir el coche entero con todos sus componentes.

Pero esto no es todo, otro gran atractivo es el escaparate que esta categoría supone. Una afición joven y de todo el mundo, muy diferente al cada vez más envejecido y localizado público del DTM por poner un ejemplo. Y aunque es cierto que la Formula E sigue sin calar entre los fans más puristas, ganarla siempre aporta una muy buena imagen a la marca y sus modelos eléctricos.

Inconvenientes para los fans

Como ya se ha dicho, la categoría eléctrica no ha calado igual entre todos los fans del automovilismo. Muchos de ellos se quejan de ellos se quejan del sonido, los circuitos, la poca velocidad o el ahorro constante que los pilotos se ven obligados a hacer.

En cuanto al sonido poco se puede hacer para contentarlos, el zumbido de los motores eléctricos nunca podrá acercarse al de un motor de combustión.

La poca velocidad, el ahorro y los circuitos ratoneros plagados de curvas de 90 grados son cosas que van un poco unidas y que a largo plazo sí que pueden tener una solución. Y es que mientras los motores no sean más eficientes o las baterías más duraderas estas serán señas de identidad de la Formula E. Los motores eléctricos aun están muy lejos de alcanzar la potencia que puede aportar uno de combustión pero aún así consumen una importante cantidad de energía por lo que las baterías, aunque muy potentes, aún no lo suficiente para ir a tope toda la carrera. Esto hace que los circuitos tengan que ser cortos, tener pocas rectas (y aun así en ocasiones se ven obligados a realizar la técnica del lift & coast) y con fuertes frenadas en las que recuperar energía.

Un nuevo concepto de automovilismo

Con su FanBoost, sus grandes premios en un solo día, la búsqueda de grandes ciudades como escenarios (aunque muchas veces sea a costa del trazado) y su cercanía a los fans, la Formula E representa un nuevo concepto en el motorsport. Una categoría que, sin serlo, tiene una igualdad digna de una monomarca pero que a su vez permite libertad absoluta a los equipos en el desarrollo de sus unidades de potencia.

Y es que aunque su estilo y sus formas en los negocios no terminan de convencer a todo el mundo en España es innegable el acierto de Alejandro Agag con este innovador concepto. El madrileño en solo tres años ya ha conseguido establecerse en las grandes capitales mundiales y ha llamado a la puerta de las mayores firmas automovilísticas. Dos ingredientes que juntos traerán patrocinios, traerán grandes pilotos y lo más importante, traerán aficionados.

Un nuevo concepto que, salvando las distancias, mantiene la esencia del automovilismo que, ya en la humilde opinión de un servidor, no se basa en la forma de propulsión de los coches sino en lo que ocurre en pista. Las carreras son incertidumbre, son lucha en pista, son estrategia, son pilotos intentando sacar el máximo de su coche, etc. Y todo eso lo cumple una carrera de Formula E, sin duda.

Imagen vía CTV News.

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