Garbiñe Muguruza se ha adentrado en la final de Wimbledon tras derrotar a la eslovaca Magdalena Rybarikova por doble 6-1 en una hora y cuatro minutos de un duelo sin historia. El dominio de la nuestra fue desde el principio hasta el final.
El tenis es un deporte en el que la concentración debe estar en todo momento activa. En el instante en el que se pierde, todo se acaba. Esto ha quedado demostrado este jueves de la segunda semana de competición de Wimbledon en una Pista Central en la que Rybarikova ha perdido todo lo realizado en el torneo por una falta de concentración enorme.
Garbiñe, nuestra hispanovenezolana de oro, se ha llevado el gato al agua sin despeinarse. Su contrincante no fue capaz de apuntarse un juego hasta que se plantó con 5-0 en contra en el marcador. El primero de sus saques fue un break instantáneo que empezó a dejar entrever o que iba a ocurrir más tarde.
El problema fue que no hubo problema, sino que se trataba de algo normal, de algo con lo que tenía que lidiar la eslovaca desde el inicio hasta el colapso del cara a cara. Fue por ello por lo que Muguruza quiso seguir hurgando en la herida y haciendo daño donde más dolía. En cuestión de minutos, el set era suyo.
Una hora después de haber calentado, nuestra mejor representante estaba en otra final de Wimbledon dos años más tarde, esta vez sin tener a Serena Williams enfrente de ella y con el cartel de décimo cuarta cabeza de serie del torneo.
Gracias a ello, mejora notablemente su resultado del pasado 2016, consiguiendo adentrarse en una final, y así puntúa de manera adecuada como para entrar a formar parte del Top 10 de forma constante durante casi todo el 2017. De ganar el torneo, se colocará como cuarta del mundo, y de quedarse como finalista se mantendrá como la número 6.
Imagen: WTA.
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