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San Sebastián: Anoeta, Maratón y… ¡Bubka!

A finales del pasado mes de mayo, anunciaban desde la organización un importante  cambio en una de las más representativas maratones de nuestra geografía  como lo es la de San Sebastián.

Un recorrido llano, rápido, bonito y con solera que, a pesar de ello, representaba algún problema para el tráfico rodado de autobuses, ya que la estación de Amara se veía atrapada dentro del mismo y cambiar el punto de salida y llegada de los autobuses representaba un gran problema de movilidad. Dicho cambio afecta directamente a la salida de la prueba. Se puede consultar a través de su web este nuevo circuito.

    FUENTE: DIARIO VASCO

Pero ese no es el único problema dado que la meta también se ha visto modificada. En este caso por una causa que a los atletas nos duele más como es las obras del estadio de Anoeta que comenzaron el pasado 23 de mayo, y es que en ellas se elimina la pista atlética de tan mítico estadio. Pista que ha sido testigo de multitud de pruebas y que lamentablemente se ve avocada a su desaparición.

El circuito de San Sebastián gusta. Es un recorrido que, a pesar de haber sufrido pequeñas variaciones, mantiene su esencia y su paso por zonas representativas de la cuidad. El circuito se mantiene con ligeras modificaciones (es más corto) en la clásica pedestre de octubre. Pruebas ambas con una larga trayectoria y cita ineludible para los atletas guipuzcoanos y visitantes que disfrutan del extenso panorama atlético de la ciudad. Pruebas que dibujan un calendario inmejorable para el otoño; la clásica, la Behobia y la Maratón.

Para la mayoría de los atletas, la entrada a Anoeta era una sensación muy satisfactoria. Gustan las maratones que acaban en un estadio, a todos nos viene a la memoria las entradas míticas de los grandes campeonatos… y cómo no, la entrada de Abel Antón en el mundial de Sevilla del 99 con todo el estadio en pie rugiendo esperando a nuestros atletas. El atletismo se vive en los estadios, en las pistas… no hay final más glorioso para una prueba de ruta.

ENTRADA DE ABEL ANTON EN EL ESTADIO DE SEVILLA

El nuevo recorrido elimina alguna de las zonas “menos interesantes” de la prueba.  Se evita el paso por los túneles, dónde se corría a ciegas dado que se perdía la señal del G.P.S. También se elimina el paso por la zona industrial del “infierno”. Zona desangelada y apartada que se volvía muy dura en la segunda vuelta.

“EL FIN DE ANOETA”

Como cambio principal junto a la salida, la meta estará situada en el miniestadio. No es la primera vez que la prueba termina ahí ya que los más veteranos atletas recuerdan ese final.

Tal es el caso del veterano atleta César Pérez, especialista en obstáculos y con multitud de títulos internacionales y records en su haber, quién al preguntarle sobre sus recuerdos en el estadio nos contesta “Si te refieres al estadio de Anoeta, yo personalmente no tengo ningún recuerdo especial, ya que cuando corrí la clásica y la maratón acababan en el miniestadio”                       

Sin embargo César no es un profano en dicho estadio: “Poco se ha corrido, yo los mejores recuerdos han sido en el 2005 cuando con 48 años hice record de España de 3000 obstáculos en 9’28” y el Campeonato del Mundo de Veteranos donde  me ganó Domingo Ramón.”

CÉSAR CON SERGIO FERNÁNDEZ. DOS DE NUESTROS MEJORES ATLETAS VETERANOS

Otro laureado atleta de la tierra que sabe lo que es subir a un podio en Anoeta ya que lo ha hecho en más de media docena de veces es Sergio Román:

“¡El final de una carrera en un estadio olímpico siempre tiene su encanto! La entrada… las gradas… la verdad es que mi recuerdo de mi última entrada al estadio fue algo desangelada, con un pajarón  del 15… pero siempre impresiona el túnel de entrada, las gradas. Es cierto que da algo de pena la poca gente que está en meta y el pésimo estado del tartán, deteriorado y abombado por el nulo mantenimiento de la pista, pero me quedo con el recuerdo de mi familia aplaudiéndome”

EL ATLETA SERGIO ROMÁN BERMEJO

Pero, uno de los mejores recuerdos atléticos que todos los aficionados al buen atletismo tienen es, sin duda, el record del mundo de pértiga batido por Bubka. Hecho recordado de forma magistral por uno de quienes pudieron vivirlo en directo y gran amante de este deporte como Gabriel Beldarrain y autor de un fantástico Blog.

No fue en el estadio sino en el velódromo (que por cierto acaba de perder su homologación…)

Santi Sierra me cuenta que va a escribir un pequeño artículo sobre la Maratón de San Sebastián, que tan bien conoce, ahora que ha modificado su trazado, para hacerlo más atractivo. A mí me parece que quienes os animéis a correrlo, podréis comprobarlo. Manteniendo un perfil similar, es mucho más urbano y evita la parte más desangelada y solitaria para el atleta del circuito anterior.

 Entre las sugerencias que me hace, menciona, al final, el record mundial en salto con pértiga conseguido por Sergei Bubka, el 15 de marzo de 1991, en el velódromo donostiarra.

 

Como sabréis los más veteranos, Bubka dominó el salto con pértiga entre 1983 y 1997, ganando los mundiales de la IAAF de Helsinki (1983), Roma (1987), Tokyo (1991), Stuttgart (1993), Goteborg (1995) y Atenas (1997). Hasta 1993, el mundial de la IAAF era cada 4 años, por lo que cabe pensar que con la fórmula actual podría haber ganado no seis, sino ocho Campeonatos del Mundo. No pudo participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, por el boicot de la Unión Soviética, ganó los de Seul (1988) y en Barcelona 92 se pegó una sobrada, empezando a saltar en 5.70, pero el viento le jugó una mala pasada y tras dos nulos sobre esa altura, hizo un tercero sobre 5.75, quedando fuera de las medallas. En Atlanta 1996 se lesionó y en Sidney 2000, con casi 37 años, volvió a fallar sobre 5.70. Frente a seis Campeonatos del Mundo, sólo una medalla de oro en los JJ OO. 

Como haría más tarde Yelena Isinbayeba, rentabilizó como nadie su dominio en la especialidad, subiendo el record del mundo centímetro a centímetro, empezando en 5.81, en Vilnius, el 15 de enero de 1984, y terminando en 6.15, en Donetsk, el 21 de febrero de 1993. 

Aquel año 1991 batió hasta ocho veces el record del mundo: 4 en pista cubierta y 4 al aire libre. La primera, sobre 6.08 fue en Volvogrado, el 9 de febrero y se presentaba en San Sebastián dispuesto a mejorar esa marca.

 

Yo tuve la suerte de que me tocara una localidad en primera fila, junto enfrente de la colchoneta de pértiga, de la que apenas nos separaban diez metros. Llevaba el número 82 y lucía una media melena, a la moda de aquellos años. 

Hizo sólo tres saltos. El primero, sobre 5.71, el segundo sobre 5.91, dejando un espacio enorme entre el listón y cualquier parte de su cuerpo. Quizá eso le animó a subir dos centímetros el reto, en vez del centímetro con el que iba engrosando su colección de records y me atrevo a pensar que también su cuenta corriente. El salto sobre 6.10 fue igualmente limpio y ahí se acabó la historia.

 

 Los espectadores que tuvimos la suerte de verlo salimos casi levitando.”

 

Añadir a la excepcional crónica de Gabriel que ese salto supuso el primer “20 pies” de la historia. Aunque con muy mala calidad se puede disfrutar del salto en el siguiente vídeo.

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