Análisis

La Sonrisa del Jugón: Dirk Nowitzki

“Tú decides si quieres jugar contra los mejores o quedarte como un héroe en Alemania”, esas fueron las palabras que Holger Geschwinder dijo a un muchacho alemán de 16 años cuyo nombre era Dirk Nowitzki.

Han pasado 22 años de esas palabras y aquel chico espigado y rubio se ha convertido en un símbolo, no solo del baloncesto europeo, si no del baloncesto mundial. Dirk lleva a sus espaldas 18 años de baloncesto, una carrera llena de bajadas y subidas, pero a su vez, repleta de triunfos.

El jugador alemán fue drafteado en novena posición por unos Bucks que no tardarían en traspasarle a Dallas. A pesar de comenzar su carrera con las dudas y la desconfianza del publico texano, Dirk se ha convertido, a base de sudor y sangre, en un símbolo de la ciudad. Su primera temporada no empezó como todos esperaban. Aun adaptándose al juego americano, solo pudo anotar 8,2 puntos y capturar 3,4 rebotes.

Pero a pesar de las criticas todo cambió al año siguiente. Como si de un mesías se tratara, el millonario Mark Cuban compró el equipo y trajo con él un rejuvenecimiento a una franquicia que navegaba al abismo. Dirk, tras los cambio de Cuban, no tardó en recuperar el terreno perdido y acabó la temporada con 17,5 puntos por partido y 6,5 rebotes.

La creación de un estilo

El baloncesto que todos tenían en la cabeza estaba evolucionando y Nowitzki se convirtió en uno de los principales promotores de esta evolución. El alemán era la antítesis del “4” tradicional que no jugaba más allá de la linea de tres. Dirk supuso una revolución al ser de los primeros cuatros en jugar más allá de la linea del 6,75, lo que provocó más de un quebradero de cabeza a las defensas de los equipos. La capacidad de lanzar, además de su estatura, le convirtieron en un arma letal ofensivamente. El único punto flaco del gigante germano fue su figura, que a pesar de ser interminable, no podía competir con los cuerpos de los interiores americanos.

Para suplir sus carencias físicas, Dirk, perfeccionó un estilo inigualable y propio, una forma de jugar inconfundible. Convirtió su tiro en un arma letal. Con una mecánica, que muchos tacharían de extraña o incluso rozando lo erróneo, Dirk dio forma a un tiro que nadie como el ha conseguido igualar. La seña principal del alemán ha sido su famosísimo fadeway, tiro que realiza a una pierna y con un arco infinito, imposible de defender en la mayoría de los casos.

Una final frustrada y un MVP único

La temporada 2005 comenzó con un momento crítico para la conferencia de Dallas. Steve Nash y Michael Finley, dos de las principales estrellas del “Bigg-three”, se marchaban. Dirk quedaba solo, como único pilar de la franquicia.

Y a pesar de que todos daban por muerto a Dallas, Dirk no se rindió y, de la mano del entrenador Avery Johnson, el alemán sufrió una modificación en el sistema de juego que le llevó a alcanzar una madurez asombrosa, siendo más decisivo que nunca para su equipo. Llevándolo a las ansiadas finales de la NBA. Esa ilusión creció a un más al ponerse el equipo de Texas 2-0 en la eliminatoria. Pero el sueño pronto se acabo cuando Dallas perdió la final contra los Miami Heat de Wade, O´Neal y compañía. Esa final acabó 4-2 a favor de los de Florida.

Sin miedo a caer en el tópico, esa derrota en la finales forjó a un Nowitzki inquebrantable. La temporada 2006-2007 finalizó con Dallas a lo alto de la clasificación con 67 victorias, y con un Nowitzki viviendo el sueño del baloncesto. Sus promedios ascendieron a 24,6 puntos, 8,9 rebotes y 3,4 asistencias. Números que le avalaron para ser nombrado MVP de la temporada. Convirtiéndose en el primer y único europeo en lograrlo. Nacía una leyenda.

El titulo

Los años pasaban y llegábamos a un 2011 marcado por una enorme lista de sueños que nunca se cumplieron y una plantilla donde el único capaz de aguantar la carga del equipo era Dirk. A pesar de los refuerzos de Jason Kidd, Shawn Marion  y Tyson Chandler, Dallas se aupó hasta la tercera posición, pero nadie confiaba una pizca en ellos.

En Playoffs tras deshacerse de Portland y de los vigentes campeones, Los Angeles Lakers, llegaba la Final de Conferencia ante Oklahoma City Thunder. Dirk sabia que esta podía ser su última oportunidad de alcanzar la gloria y no iba a dejarla escapar. En el primer partido mostró sus intenciones al conseguir una serie de tiro de 12 de 15 en tiros de campo y 24 de 24 en tiros libres, alcanzando la cifra de 48 puntos. Oklahoma no aguantó el ritmo, y “Robin Hood” despachó la final en seis partidos.

Hay quien dice que el destino es muy caprichoso, y parece ser que esta vez lo iba a ser. Dallas llegaba a otra final y de nuevo contra Miami. Unos Miami Heat que no se podían comparar a los de 2006, con Lebron James a la cabeza y de escuderos a Wade y Bosh, el equipo de Florida parecía invencible. Pero Dirk sabia que el destino le debía una, y la aprovechó.

En el primer partido, Dirk, tuvo que sacar la capa de héroe y remontar una desventaja de 15 puntos a falta de 7 minutos para el final. Dirk conseguía la victoria y ponía el casillero de las Finales 1-0. En el tercer encuentro se repetía la historia, el “Big-three” se ponía por delante, pero el alemán no lo iba a permitir, otra vez no. Se disfrazó de “Robin Hood” y ejerció de mito, de héroe, para devolver a la gloria a los empobrecidos Mavericks. El lujosos proyecto de Miami cayó derrotado en los siguientes tres partidos. Dirk y Dallas subían al trono, y se coronaban por primera vez como campeones de la NBA.

El hielo alemán se rompió y Dirk Nowitzki no pudo evitar salir corriendo a los vestuarios y que sus lagrimas salieran de sus ojos. Pero a diferencia de 2006, esas lagrimas no eran de fracaso, si no todo lo contrario…, eran las lagrimas de una leyenda del baloncesto.

Dirk se ha consolidado como uno de los mejores de la historia de la liga y, para muchos, en el mejor europeo en pisar las canchas de la mejor liga de baloncesto del mundo. No hay una palabra que defina mejor su carrera que la palabra “esfuerzo” y, como dice el refrán, todo esfuerzo tiene resultado; y en el alemán no ha sido excepción. Este año sin ir más lejos consiguió alcanzar la cifra de los 30.000 puntos, situándose el sexto en la tabla de máximos anotadores de la NBA. Muchos dicen que la carrera del Dirk Nowitzki está acabada pero quién sabe que sorpresas nos guarda el alemán, pero una cosa es clara, siempre sera una leyenda de este deporte que todos amamos.


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Imágenes vía: La Vanguardia | nba.com

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