Análisis

La apoteosis del central moderno

Por fin llegó, ya está aquí, el día en el que los más grandes adquieren su jerarquía. La Champions League corona a los elegidos y diferencia entre el buen jugador y aquel que domina el juego como ente total. Y hoy en Cardiff encontramos a dos líderes que han llevado a su equipo hasta aquí siendo absolutamente decisivos de forma global desde una posición inicialmente no elegida para ello: el defensa central.

Leonardo Bonucci y Sergio Ramos constituyen el prototipo de central moderno. El central del futuro ya no solo tiene que defender. Debe ser capaz de aportar muchas más cosas. Y ellos lo hacen, desde hace tiempo. Para empezar, portan un liderazgo que eleva el nivel de cada uno de sus compañeros. Con un carácter consistente y una competitividad ya fuera de toda duda, Leonardo y Sergio aseguran que su equipo va a constar en el partido. Por supuesto, todo empezó en ellos demostrando un nivel defensivo puro dominante. Físico privilegiado y matizado para ejercer sus funciones, tácticamente inteligentes y con una técnica depurada para anticiparse, chocar y robar. Hay alguna diferencia entre ambos, por ellos y por su contexto táctico. Bonucci está más acostumbrado a defender su área, a esperar en repliegue bajo. El área de la Juventus la gestiona él, siendo más vulnerable si le atacan la espalda. Ramos, en el Real Madrid y en la Selección Española, defiende más arriba, dando más énfasis a la anticipación y al achique de espacios. También difiere el perfil de su acompañante habitual, algo que lógicamente matiza sus movimientos. El central de la Juventus se acompaña de veteranos como Andrea Barzagli y Giorgio Chiellini, que han contribuido sobremanera a exculpir la fiereza y el comentado carácter en él. Ramos ha pasado este año a tutorizar a Raphaël Varane, un defensa muy diferente a los italianos de la Juve, más rápido y técnico y por supuesto más inmaduro.

Probablemente, lo que más engrandece a ambos zagueros es su aportación en el juego del equipo cuando tiene la posesión. La salida de balón. Ahí es donde la posición de central está evolucionando, teniendo los equipos ganadores normalmente una maquinaria dirigida en este sentido muy conseguida. Y estos dos centrales son referencia mundial. Bonucci está más solo en este sentido, empezando la jugada más atrás y rodeado de compañeros menos dotados para el control, giro y pase (Chiellini, Barzagli o Khedira). Miralem Pjanic y Dani Alves deberán ayudarlo en una misión que será fundamental esta noche. Sergio Ramos, por su parte, ha completado un año espectacular en este sentido. Ha tejido con Toni Kroos una sociedad que por sí misma rompe las presiones rivales y entrega al Madrid la enorme ventaja de atacar de cara y con espacios con asiduidad. Además del alemán, Varane, Modric o Marcelo dulcifican el proceso y dificultan su neutralización.

Por supuesto, estos fenómenos globales también inciden en el ataque más definitivo. Su juego aéreo es sublime, y su determinación de cara a remate los llevan a una capacidad de marcar goles que marca la diferencia, una capacidad que unida a su poderoso carácter, los acerca además a realizarlo en momentos puntuales, clave para sus equipos cuando están en apuros. Basta pensar que el sevillano puede conseguir esta noche golear en tres finales de Champions siendo un central. Un central, claro, de leyenda.

Foto: Mundo Deportivo.

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