La temporada acabó este fin de semana para el Pontevedra. Una temporada que superó las expectativas iniciales y en la que se soñó hasta el final. Una temporada en la que Pasarón brilló, en la que la afición se volcó con el equipo y en la que en la plantilla hubo grandes destacados.
La remontada épica no pudo ser y el empate cosechado por los lerezanos en la Nueva Condomina ponía el punto final a una temporada que los granates han superado con nota. El balance no puede ser más que positivo ya que al comienzo de la temporada se buscaba una salvación con garantías y consolidarse como equipo de bronce, el fin de curso trajo una cuarta plaza, la cual se ocupó prácticamente de principio a fin de curso, que daba derecho a jugar una promoción de ascenso y soñar con pasar a ser de plata.
El camino para el Pontevedra hasta esta fase de ascenso tuvo sus altos y sus bajos, sus puntos fuertes y sus puntos débiles, su cara A y B. En la cara positiva del este curso, cabe señalar el talismán que ha sido Pasarón para los granates. En la primera vuelta de la competición se consiguió acabar invicto en casa. Nueve victorias y un empate en la última jornada. En esa primera vuelta el equipo sumó 11 triunfos en total por lo que la solvencia en su feudo fue vital para situarlo cuarto con siete puntos de renta sobre el quinto. En la segunda vuelta, a pesar de complicarse el camino, en casa el balance fue de cinco victorias, dos empates y dos derrotas en nueve partidos. Diecisiete puntos que ayudaron a sustentar ese cuarto puesto que daba derecho a luchar por el ascenso.
En la cara A también juega un papel vital la plantilla. Una plantilla comprometida con el proyecto y que ha demostrado capacidades sobradas. Un equipo con una economía ajustada pero que consiguió reunir un grupo humano cuyo potencial ha quedado sobradamente demostrado. Uno de los más destacados fue Mario Barco. El jugador, cedido por el Lugo, demostró ser vital para un equipo que notó su ausencia. Vital, una vez más, bajo palos el capitán Edu Sousa. Otro descatado, a pesar de su edad y la desconfianza inicial, fue Miguel Loureiro. Bonilla con sus penaltis, David Añón y sus centros, Portela, Kevin Presa, Bruno, los Álex y los Jacobos… y así uno por uno.
No se puede hablar de lo positivo de la temporada si hacer una parada en la afición granate. Los números del equipo en su feudo, y el asentamiento en la cuarta plaza trajeron consigo una afición entregada a la causa. Una afición que apoyó al equipo dentro y fuera del campo.
Sin duda, lo más destacado de la cara A ha sido esa guinda del pastel que supuso jugar el Playoff. Quedarse en el camino ante un equipo fuerte como el Real Murcia que llegaba a la promoción en dinámica positiva, no empaña la imagen global de la temporada de los de Luisito.
Si en la cara A estaba la fortaleza como local, sin duda el titular de la cara B serían los malos números a domicilio. ¿Qué hubiese sido de los granates con solo una pizca de regularidad fuera y un par de triunfos más? Esta temporada los lerezanos solo han sumado 15 puntos a domicilio de los 60 cosechados. Unos números muy lejanos a los de un equipo de Playoff, pero la solidez local ha compensado esta flaqueza. Un punto a mejorar para el próximo curso.
El equipo acabó el curso cuarto pero sexto como goleador con 48 dianas. Como decíamos, la MarioBarcodependencia de los granates supuso que la lesión del jugador trajese consigo una sequía goleadora que hizo sufrir al equipo. Otra parcela a mejorar y más teniendo en cuenta algo que comentábamos en la cara A. Es probable que la buena temporada de algunos jugadores implique alguna llamada a sus puertas. Habrá que esperar a ver que depara el verano.
Una Cara A más extensa que la B que refleja la gran temporada del conjunto granate que se ha puesto el listón muy alto de cara al curso que viene.
Foto: La Voz de Galicia
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