Estos días son tristes para todo atlético; el Vicente Calderón apaga sus luces para siempre.
No es fácil decir adiós al lugar dónde has reído, llorado y conocido gente tan fabulosa que ni tú creerías que llegarían a ser tan importantes para ti, tú segunda familia. Ese bonito sitio del que hablaremos a nuestros hijos y les contaremos que formamos parte de algo tan grande que es imposible explicar con palabras, lo recordaremos con lágrimas de tristeza y de alegría a la vez ya que podremos decir bien alto que nosotros estuvimos ahí y pasamos los mejores momentos de nuestra vida, éramos felices ahí, en nuestra segunda casa.
Dicen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida, pero realmente sí la tiene, ya que pasabas más tiempo en el Calderón que en tu propia casa.
La primera vez que yo entré fue de lo más emocionante que me ha pasado nunca, el entrar y ver a toda esa gente cantando el himno a capella, era una niñita aún, pero después de haber estado 9 años yendo a todos los partidos fuera cual fuera el horario, lloviendo haciendo sol. Eso daba igual, lo importante era ir. Aquello era en lo que pensabas nada más levantarte ,en ver a tus amigos del Calderón, en chillar e incluso comerte las uñas.
No me gustan las despedidas y más si has querido todo aquello como si no hubiera un mañana. Mucha gente no entenderá nuestra tristeza, pero es real ya que por lo menos a mí es uno de los sitios que siempre recordaré, ese lugar que me marcó desde niña.
Pero tenemos que crecer y dejar las cosas pasar, hay que aspirar más lejos por mucho que nos duela, la familia Colchonera aumenta, las nuevas generaciones vienen pisando fuerte. Igualmente no se podrá comparar contigo, con el Manzanares, con tus alrededores, pero nunca, nunca, dejaremos de recordarte. No tengo más que añadir, gracias por esas tardes tan increíbles de fútbol, por esas noches de Champions mágicas y por volver a hacernos creer en que se puede y que nada es imposible excepto la muerte. Gracias por levantarnos en momentos que ni incluso nosotros pensábamos que fuéramos a hacerlo, gracias por haber unido a tanta gente y por haberme dado amistades tan alucinantes. En definitiva, GRACIAS POR TODO.
¡HASTA SIEMPRE! pero no hasta nunca porque muere quién cae en el olvido y tu nunca caerás.
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