El austriaco Dominic Thiem se ha colado en las semifinales de Roma al derrotar a Rafa Nadal por 6-4 6-3 en un partido memorable en el que arriesgó en cada punto.
En una de esas citas que ya uno ha tenido con su contrincante y que vuelve a tener en un período de una semana, tocaba sanar los problemas que pudiesen surgir de la nada, tocaba acabar con las posibles dudas de cara al estado de forma del pasado campeón. Tocaba todo ello, pero costaría lo suyo, tanto que incluso no se conseguiría.
Y no solo costaría por tener ante sí a todo un campeón como Dominic Thiem, sino por tener ante sí a un chico que se dejaría la vida, que no cesaría hasta tener lo que desea. En efecto, el austriaco salió a morir, salió dándolo todo y jugando un tenis de escándalo. Un riesgo terrorífico en cada uno de sus puntos fue lo que lo definió durante buena parte de la primera manga.
Ya desde el juego inaugural, el joven de 23 años quebró al manacorí y siguió manteniendo un sistema demasiado revolucionado que obligaba a Nadal a correr tras la bola. Muchos de los puntos fueron claramente decididos a su favor gracias a derechazos propios de un tira bolas, más que de un jugador que suele controlar más el tempo del partido.
Al comienzo del choque se comentaba que tal vez Dominic tendría que frenar el ímpetu de Rafa, sin embargo, terminó sucediendo todo lo contrario. Nada tenía que ver el estado de forma de este viernes con el del pasado sábado. Thiem era un tenista distinto, que sabía lo que hacía, aunque estuviese jugándose el todo por el todo en cada pelota.
Salvando dos puntos de rotura en el 1-3, Nadal aguantó todo lo que pudo, ya que en la tercera que tuvo, el legendario español cayó estrepitosamente y se colocó 1-5 abajo. El revés brutal del austriaco empezaba a decaer por momentos, pese a que no hubiese hecho demasiado uso de él durante los pasados puntos. Así pues, empezaron a surgir los problemas y el bueno de Dominic se vio obligado a ceder una quiebra a su contrincante al sumar innumerables errores continuos.
Cuando debía cerrar su buen juego, llegó el peor momento de su partido. Este, repentinamente, coincidió con un estado de forma perfecto de Rafa, capaz de hacerse con un total de 2 juegos de forma consecutiva y no lo suficientemente preparado como para encarar la recta final del parcial, uno que, a causa de tres fallos correlativos al resto, subió al marcador.
Acto seguido, se procedió a disputarse el segundo de los sets, en el cual el nuestro tendría que sacar de dentro todo el buen hacer que suele tener en los torneos. Pero las cosas no fueron según se habían planeado ni mucho menos. Ambos tenistas se mostraron un tanto fatigados, siendo a la vez muy ambiciosos al querer llevarse la victoria en todo momento. El primero de los juegos se llegó a extender hasta los nueve minutos, así como los siguientes, que acabaron siempre tras un 40-40.
Thiem estaba flaqueando, y a Rafa no se le veía del todo adecuado. No estaba cómodo, pero seguía arriesgando en pista. Continuamente buscaba el hacer daño con bolas rápidas en lugar de con bolas variadas. En pocas ocasiones buscó la cortada, y sin éxito alguno, o los liftados elevados. Era muy complicado derrotar a un chico que estaba manteniéndose como podía e incluso creando peligro en algunas ocasiones.
Sería entonces en el juego más importante del encuentro, el 3-3 de la segunda manga, cuando el austriaco daría el ‘do de pecho‘ y se llevaría la rotura clave para su posterior victoria. Otro error no forzado del balear lo condenó hasta el final. Poco había que contar después de ese 3-4, pues el resto fue la réplica de lo sucedido al inicio del cara a cara.
Tal y como contaban algunos, Thiem había sido un diez en pista. Este joven que el domingo se marchaba con la cara baja, y que el jueves se sentía completamente K.O. después de su encuentro, había hecho historia. Acababa de terminar con el mejor jugador en la historia en tierra batida. Era un hito, uno que seguro que no será la primera vez que se dé por su parte.
Imagen: Mundo Deportivo.
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