Todos se preguntaban el porqué de los fichajes no llegados en verano. Todos exceptuando unos cuantos elegidos entre los que se encontraba Zinedine Zidane. Hoy, su fondo de armario lo lleva a tener asegurada la fase final de la temporada.
‘El fútbol lo juegan 14‘, decía Johan Cruyff, y este hombre pródigo del deporte, tenía toda la razón habida y por haber. Y es que, el fútbol siempre lo han jugado 11 más un total de 3 cambios (seis en caso de que sea un encuentro amistoso), y nunca lo han hecho los mismos onces durante toda una temporada. Claro está que cada equipo tiene su propio planteamiento en mente, que tiene una serie de dorsales aprendidos de memoria que sus aficionados recitan de carrerilla, pero al fin y al cabo, siempre son necesarios relevos.
En el caso del Real Madrid, tenemos un perfecto ejemplo de ello, tenemos todo un vestidor impresionante y digno de alabar, pues aquello que contiene dentro de sí es algo inaudito que en pocas ocasiones ha encontrado. Sí, en efecto, la capital está acostumbrada a ver grandes incorporaciones que hacen temblar al Bernabéu cuando llegan y que pronto bordean lo soporífero, sin embargo, en este caso, en esta temporada tan sumamente extraña, tenemos una revolución, una que se enfoca en varios nombres: Lucas, Marco, Francisco, Morata, Nacho, Mariano…
Como se puede observar, la lista es inabarcable. Cualquiera que desee realizar un análisis exhaustivo de esta cantidad de grandes promesas, deberá crear una enciclopedia, pues su calidad, sus posiciones en el terreno de juego y los grandes momentos que han dejado al club hasta ahora, merecen más que varias palabras que un periodista puede resumir en simples párrafos.
En cualquier caso, no solo queda ahí, sino que vamos más allá. Partimos de la base de que se necesitan cambios, pero también que estos rindan. Somos conocedores de que en otros clubes los segundos, los llamados ‘banquilleros’, no son demasiado efectivos, algo que en el equipo de la capital no denotamos. En la capital todo va adecuadamente, todo marcha de manera perfecta. El fútbol sonríe cuando los jóvenes saltan al campo.
Cuando Asensio coge el esférico y hace magia, el Templo Blanco aplaude y todos se miran como en aquella época en la que la cantera tiraba del conjunto madridista. Cuando Isco dribla y coloca el cuero donde le place, los televidentes se levantan de sus asientos y le aclaman con un ya común: ‘No te vayas jamás‘. Cuando Lucas toma su camino habitual y sale completamente lanzado por su banda derecha, todos sonríen porque saben lo que les espera en unos segundos, es decir, otro tanto de su equipo. Cuando Morata se sube al aire para peinar la bola con su cabeza y destrozar los registros goleadores de los delanteros vikingos, se cuestiona a Karim, se le pone en duda, pero no se le quita.
Tampoco se quita a Bale. Tampoco se da cabida a Nacho cuando está magnífico, ni a Mariano cuando todos saben que el ariete que tiene en su interior es de lo mejor que podremos encontrar en los próximos años. Sí, hay un fondo de armario, tal vez demasiado fondo de armario, un hecho que puede llegar a ser incluso un problema, ya que, como bien sabemos, el fútbol solo lo juegan 14.
Por suerte, Zidane los tiene bien elegidos. Algunos días le sale peor y le terminan crucificando en la sala de prensa hasta el punto de no quererle ver en lo que resta de temporada, mientras que otros lo borda y consigue una gesta como la del martes. Generalmente, cuando funciona es porque entre esos 14, se encuentra alguno de los ‘Zizou Babes’.
Imagen: Mundo Deportivo.
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