Tras tres ascensos fallidos en cuatro años, se sugería que finalmente esta temporada se celebraría el ascenso directo en Girona. Con la mejor plantilla desde que volvieron a la división de plata, los buenos resultados conseguidos, y la ciudad, que cada vez más volcada con el fútbol empieza a llenar Montilivi, parecía que tras alejarse 10 puntos del tercer clasificado, el ascenso era cuestión de tiempo. Sin embargo, tras las dos últimas derrotas, se ha instalado un cierto nerviosismo entre la afición, que no está dispuesta a volver a ver a su equipo quedándose a las puertas de Primera División. Por eso, sabe que debe asegurar la segunda plaza esta temporada.
Pese a perder en casa frente al Cádiz, tras una mala primera parte, el equipo de Machín buscó el empate. Esfuerzo en vano, pues los gaditanos defendieron con agallas los ataques locales durante la segunda parte, encajando sólamente un auténtico golazo de chilena de Longo.
Seis días más tarde, el Girona viajó a Asturias para demostrar que lo ocurrido en el Montilivi fue un desliz. Nada más lejos de la realidad. El conjunto catalán no consiguió aprovechar sus oportunidades ni parar a Toché, que anotó los dos goles del encuentro.
Si analizamos los dos últimos encuentros, hay pocos motivos que inviten al optimismo. Cabe recordar que los últimos play-offs de ascenso y lo ocurrido contra el Lugo hace dos años fortaleció al equipo. Los gerundenses han aprendido a manejar la tensión en el terreno de juego y a no traicionar el estilo de Machín que tantos éxitos ha dado.
No hay equipo capaz de ganar todos los partidos en una temporada. Aún menos de hacerlo en LaLiga 1|2|3, una de las más igualadas y competitivas de Europa; dónde 10 puntos separan al colista del decimosegundo clasificado y 10 más, al undécimo del tercero. Una barbaridad. Así pues no debe sorprender que el Girona perdiera los dos últimos partidos, pero debe preocupar el hecho que perdiera contra rivales directos que acechan a los rojiblancos con hambre a conseguir la preciada segunda posición.
Claramente, el Girona muestra síntomas de que pasa por una mala racha. De momento no hay de qué preocuparse, eso sí, los síntomas no deben dejarse pasar por alto. Más vale prevenir que curar. Y esto es lo que se debe hacer. Mientras tanto, sigue siendo el más goleador y el cuarto menos goleado.
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