Análisis

Objetivo Europa

Temporada 2015-2016, tercer año consecutivo del Deportivo Alavés en segunda división. La temporada anterior fue tranquila con el objetivo de la salvación conseguido con la suficiente antelación a manos de Alberto López. La temporada 15-16 comenzaba con muchos cambios; nuevo entrenador, Pepe Bordalás, y jugadores en prácticamente todas las líneas de la talla y experiencia de Juli, Pelegrin, Carpio… La afición estaba nerviosa, ya que los amistosos fueron desastrosos y Bordalás no caía bien en la ciudad. ¿Quién iba a decir que 10 meses después estaría la ciudad entera en la Virgen Blanca entonando “Y es que yo sin ti, Bordalaás, no sabría cómo subir YA estamos en primera…”?

Bordalas en la celebración del ascenso. El Correo
Bordalas en la celebración del ascenso. El Correo

De una manera similar se ha comenzado la temporada 2016-2017 con muchos cambios, incluido el director deportivo, Sergio Fernández, y recién ascendidos todo Vitoria auguraba una temporada típicamente albiazul, de sufrimiento. El empate en el Vicente Calderón y la victoria en el Nou Camp fueron ilusionantes pero la afición babazorra no olvidaba, y sigue sin hacerlo, de dónde viene. A pesar de esos dos buenos resultados, el Alavés como club, desde Josean Querejeta, máximo accionista, hasta ese niño que es socio por primer año, tenían claro que el objetivo de este humilde club era la permanencia.

Hoy, tras estos últimos buenos resultados, décimos en liga y con una final que disputar, cualquier aficionado albiazul mira la clasificación y, con cautela, se pone a celebrar la salvación. Pero, gracias a la buena temporada que está haciendo el equipo, le permite al aficionado soñar con volver 17 años después a disputar una competición europea. El club quiere mantener la calma y la euforia en la ciudad pero es inevitable pensar en ese séptimo puesto que, de no ganar la final de la Copa del Rey, daría opción a disputar la Europa League.

La afición ya sueña con volver a ser los mejores animando en Europa, como ya sucedió en 2001, y lo demuestra cada fin de semana tanto en Mendizorrotza como allá donde juegue el equipo. Con la salvación no matemática pero si prácticamente asegurada, ¿por qué no luchar por ese séptimo puesto que puede devolver al club a Europa?

Jordi Cruyff celebrando su gol en la final de 2001. El Correo

Imagen destacada: Josu Izarra

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