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Un guión de líder

El Real Madrid derrota al Betis por dos goles a uno en el Santiago Bernabéu con un tanto de Sergio Ramos, que, una vez más, salva al club de la capital. Se colocan líderes con un partido menos dejando a dos puntos atrás al Barcelona.

La historia es así. Parece que los madridistas tienen un guión previsto y no quieren dejarlo pasar, un guión que es perfecto y que no se puede evitar seguir y terminar de la misma manera. Este guión ha sido repetido ya en varias ocasiones, pero en todas han variado los rivales, la fecha y el minuto en el que Ramos ha anotado el tanto.

Tal y como en cada una de las ocasiones, parece aparecer un equipo dominador, un once que es capaz de bordarlo y de circular con el esférico a velocidades inimaginables, e incluso llegar a la portería contraria con solvencia. Sin embargo, todo ello es un perfecto espejismo que dura una serie de minutos y que no es capaz de perdurar hasta el final. Sí, puede ser que con un once de gala con Isco y James de inicio sea lo suficientemente adecuado para llevarse la victoria, pero eso no lo es todo, se necesita algo más de entrega, y, sobre todo, acierto, mucho acierto.

Fue esto lo que más acusaron los de Zidane, un acierto que no llegó en los primeros minutos y que sí ayudó a los beticistas. Los de Sevilla, que no fueron capaces de adueñarse de la custodia del cuero, tan solo tuvieron que tener una sola ocasión en su mano para hacer algo importante. Y no hablamos precisamente del estropicio de Keylor en propia meta, sino del fallo de este sobre Brasanac que debió terminar siendo expulsión del guardameta madridista. En ese preciso instante, cambió el partido para mal para los merengues.

Minutos más tarde, Durmisi se aproxima por banda y Sanabria remata un centro medido que ataja el tico. Segundos después, el ariete celebra un tanto que recuerda a aquel de Zubizarreta ante Nigeria, no por belleza, sino por ridiculez. El Bernabéu se le echa encima y el sufrimiento se apodera de su ser. Es el debacle de aquel que hizo historia e hizo soñar al madridismo. Es el debacle de aquel que más tarde tendría su momento personal.

Entre tanto, el planteamiento de ‘Zizou‘ seguía el mismo cauce, aunque acusando los duros meandros que tenía que describir. El equipo no era capaz de hilar ocasiones, ni de hacerse con el control del balón. La rugosidad de sus acciones imperó en el partido durante estos instantes, no pudiendo salir de este agobio personal ni anotar el tanto que tanta falta le hacía. Volvieron aquellos centros de la desesperación, y se esfumó el buen juego. Los peores momentos se estaban gestando, pero el fútbol es caprichoso.

Lo es, siempre lo fue. Y es que, después de tantos centros, había que confiar en alguno. Marcelo hizo confiar a miles y miles de almas vikingas que vieron como Ronaldo remachaba el envío en el minuto 40 para asegurarse el empate. Gol psicológico como ninguno, un golpe sobre la mesa que estuvo a punto de terminar con otro más antes de que Mateu Lahoz, el culpable de tanto escándalo, señalase el final del primer acto.

La charla de los vestuarios parecieron ser bien distintas, pues, nada más saltar al césped, los locales se vieron completamente superados por los visitantes, sin poder siquiera reaccionar a sus robos, sus achacadas, ni a sus disparos. El brillo se había esfumado nuevamente, siendo en este caso más difícil de recuperar y de alcanzar. Hacía falta un alma que rompiese todo este planteamiento y que hiciese variar el ritmo del choque, que dejase a un lado al Betis.

En cualquier caso, por mucho que se desease este hecho, lo único que se podía esperar era que los del sur bajasen la marcha, ya que los de Víctor Sánchez del Amo estaban dando su particular ‘do de pecho‘ e intentando sin cesar anotar el gol que les diese la victoria. La tuvo Castro, la tuvieron Pardo y Ceballos desde distancias más lejanas, y ninguno pudo acabar lo empezado. Ninguno, desgraciadamente.

Fue entonces cuando se tuvieron que suceder los cambios, algo necesitado en los minutos en los que imperaba el empate en el electrónico y la superioridad sevillana en el terreno de juego. Lucas Vázquez entró en lugar de un James al que no pudimos ver el campo, dado que su intervención fue prácticamente nula, y Karim Benzema dejó en el banco a un Morata participativo pero incapaz de finalizar adecuadamente las ocasiones. Gracias a ello, se cambió el encuentro y se intentaron nuevas soluciones para sanar el desastre que se estaba gestando. Todos eran sabedores de que el líder había pinchado, todos, y todos querían sacar adelante este enfrentamiento, incluido ‘Sergio Salvador‘.

El mismo guión. Un centro que nadie quiere saber hacia donde va, que va demasiado bien dirigido y que nadie quiere observar. Ese, ese que siempre atienden los espectadores del ‘Templo Blanco’, ese que Ramos tiene más que medido. Emulando a Puyol en aquella semifinal sudafricana que bien recuerdan los españoles, el camero puso tierra de por medio, rompió todo lo que había que romper y dio la ventaja definitiva a un Madrid que le adora. Nuevamente, sí, nuevamente.

Qué más contar a partir de este instante si no existe más argumento, si se ha terminado el capítulo de esta serie tan repetitiva. Qué decir de un chico que siempre cumple cuando más lo necesita su bloque y que en el 89% de las ocasiones que ha marcado han sido para ganar un partido. Qué decir de aquel que iguala en tantos a dos de la BBC (siete goles como Benzema y Bale en Liga). Qué más decir que no se haya dicho del héroe blanco universal.

Pues, aunque parezca mentira, quedaba algo más por decir, quedaba una pincelada, una de esas que siempre faltan por dar. Y es que no se gana hasta que el árbitro señala el final, o hasta que alguien que comete un error se redime de este. En el minuto 93, ese que tanto aman los de la capital, Sanabria quiere volver a hacer sufrir a un Keylor Navas que vuela como Superman para atajar el esférico. Después de abucheos, pitos y sufrimiento, el costarricense se hacía valer y salvaba a su plantilla. Todos corrían a abrazarle; había sido el otro héroe.

Ficha Técnica:

Estadio: Santiago Bernabéu (81.044 localidades).

Árbitro: Mateu Lahoz.

Real Madrid

Entrenador: Zinedine Zidane.

Titulares: Keylor Navas; Marcelo, Nacho, Sergio Ramos, Daniel Carvajal; Isco Alarcón, Toni Kroos, Luka Modric, James Rodríguez; Álvaro Morata y Cristiano Ronaldo.

Real Betis

Entrenador: Víctor Sánchez del Amo.

Titulares: Adán; Durmisi, Tosca, Pezzella, Aissa Mandi, Piccini; Ceballos, Pardo, Brasanac; Rubén Castro y Sanabria.

Imagen: Mundo Deportivo.

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