La Fórmula 1 se adentra en una temporada 2017 llena de cambios, mientras que MotoGP sigue evolucionando. ¿Se podrían comparar ambas competiciones? ¿Tendrán algo en común?
Con la integración del software unificado, el marco competitivo en MotoGP permite una mayor participación y atractivo para nuevas incorporaciones, dándole dinamismo a la competición. El objetivo de Dorna es abaratar coste cada año, con la finalidad de unificar. Además, las carreras han aumentado en espectacularidad, con 9 ganadores la temporada pasada.
Por otra parte, la aerodinámica en la Fórmula 1 ha alcanzado cotas de complejidad nunca vistas hasta ahora. MotoGP ha intentado incluir discretamente mejoras aerodinámicas, censuradas este año por su peligrosidad. Las alas daban una mayor estabilidad en aceleraciones, pero resultaban cuchillas en caso de accidente.
Las aletas prohibidas suponían un elevado desembolso en desarrollo aerodinámico. Las fábricas se negaban a dejar la investigación y siguen con las aletas encubiertas, como se ha podido ver en fabricantes como Yamaha. Rossi mencionó que “no es una gran diferencia“, refiriéndose al doble carenado. En el caso de Suzuki, Rins explicaba que “sentía que la moto se levantaba menos“.
La otra cara la expone Ducati. Gigi Dall’Igna expuso que “los datos recopilados nos dicen que la falta de carga en la parte delantera es el principal culpable de los problemas que estamos teniendo“. Además, existe la limitación de dos desarrollos aerodinámicos por temporada, teniendo los fabricantes que analizar sus propuestas concienzudamente antes de incluirlas.
Al igual que el software unificado en MotoGP, el interés en la estandarización ha sido cada vez más expresado en la F1, aunque en partes menos visibles para los aficionados o aquellas que no agregan espectáculo como unidades de suspensión o ERS. El desembolso de los equipos “clásicos” es viable, pero los novatos tienen dificultades, como Manor, teniendo que abandonar el Mundial.
Como deporte ligado a la tecnología de vanguardia, la F1 es reacia a aceptar cambios. Pero la reforma reglamentaria en 2017 ha prometido una sacudida similar a la de MotoGP, con monoplazas más difíciles de conducir y con el piloto cobrando más protagonismo. Eric Boullier mencionó que “el objetivo era devolver algo de gloria a la F1, volver a tener el nivel de rendimiento anterior y hacer felices a los pilotos de nuevo“.
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Imagen destacada: Twitter @McLarenF1
