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Masa muscular/hipertrofia ¿Único determinante de la fuerza?

En muchas ocasiones se pueden ver deportistas y usuarios en gimnasios levantando pesos desmesuradamente elevados en comparación con su composición corporal y musculatura. Popularmente se tiene la concepción de que una mayor masa muscular significa una mayor fuerza, pero cuando se ven individuos con una masa muscular media-baja levantando cargas elevadas, cabe realizar la siguiente pregunta ¿La fuerza, es decir, la capacidad de mover una resistencia, esta únicamente determinada por la masa muscular o volumen? La respuesta es no. Es cierto que la masa muscular o hipertrofia supone un importante factor en la fuerza de un deportista, sin embargo, no es el único. Si esto fuese cierto, los culturistas, serían los deportistas más fuertes, sin embargo, por lo general, un powerlifter, levantador de peso en potencia, podrá movilizar cargas mayores.

La fuerza que es capaz de generar un deportista no depende únicamente de un factor estructural, sino también de sus adaptaciones nerviosas. Esto se muestra cuando aplicamos un entrenamiento de fuerza unilateral (por ejemplo, solo en el brazo izquierdo), viendo que se generan mejorías en la fuerza de ambos miembros, apreciándose únicamente un aumento de la hipertrofia en el miembro entrenado (Lee, Gandevia & Carroll, 2009). Es más, durante las primeras semanas de entrenamiento, los aumentos de la fuerza no se deben a un aumento de la masa muscular, sino a un factor nervioso. Cuando se quiere realizar un movimiento voluntario, el cerebro envía un impulso nervioso o información al musculo diciéndole: ¡Venga!¡Muévete! Ese impulso nervioso o información, recorre todo el sistema nervioso hasta llegar al musculo, donde se produce el movimiento. Estas adaptaciones se explican por tres posibles factores:

-Activación de los músculos agonistas

La musculatura agonista, es la que realiza el movimiento. Esto se debe a un aumento de las unidades motoras activadas (nervio + fibras musculares que activa este) y/o a un aumento en la frecuencia del impulso nervioso (número de impulsos por segundo). Hay que tener en cuenta que las fibras musculares responden a la “ley del todo o nada”, o se activan o no se activan, siendo siempre la misma intensidad. Sin embargo, con el entrenamiento no se consigue que la intensidad del impulso sea mayor, sino que se pueden “despertar” o activar un mayor número de unidades motoras (UM) y, por lo tanto, más fibras.

-Coordinación intramuscular: sincronización de las unidades motoras

Se trata de la activación sincronizada del mayor número de UM. Siendo precisos, la sincronización de las unidades motoras hace referencia a una activación más coordinada y no a un mayor número de UM. Es decir, con el entrenamiento de fuerza se puede conseguir una mejor coordinación de la activación de las UM y en consecuencia, una mayor expresión de fuerza.

-Coordinación intermuscular:

El propio entrenamiento supone un proceso de aprendizaje. Con seguridad, una persona no entrenada que hace su primera sentadilla, no la realizará igual que una entrenada. Así, es el aprendizaje lo que permite realizar el movimiento de forma más económica, coordinada y gastando menos energía. La ejecución correcta de cada ejercicio requiere del conocimiento técnico del movimiento, que, en ningún caso, se consigue en cuestión de minutos. Esto se debe a la interacción entre los músculos agonistas y antagonistas (contrario al movimiento). Retomando el ejemplo de la sentadilla, la acción del cuádriceps (agonista) hace que extendamos la rodilla elevando la carga, al mismo tiempo que el músculo que realiza la acción contraria (flexión de rodilla), en este caso los isquiotibiales (antagonista), se relaja. En definitiva, el aprendizaje, permite tanto una mayor activación del cuádriceps como una mayor relajación de los isquiotibiales.

En conclusión, a diferencia de lo que a priori se cree, la mayor masa muscular o hipertrofia del deportista no es el único factor determinante en el desarrollo de la fuerza. Como se puede observar, las adaptaciones nerviosas tienen un importante papel cuando se trata de la fuerza, por lo tanto, es necesario que se abandone la exagerada preocupación por el volumen de los músculos para comenzar a tener en cuenta el resto de factores claves que entran en juego.

Foto vía: unkeptgentleman.com

Referencias:

González Badillo, J. & Gorostiaga Ayesterán, E. (2002). Fundamentos del entrenamiento de la fuerza (3rd ed.). Barcelona: INDE.

Lee, M., Gandevia, S., & Carroll, T. (2009). Unilateral strength training increases voluntary activation of the opposite untrained limb. Clinical Neurophysiology, 120(4), 802-808.

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