El periodismo deportivo no vive sus mejores años a causa del estancamiento en el fútbol. Otros deportes deberían ir cogiendo poderío y haciéndose un hueco en una prensa que exige un cambio tanto generacional como psicológico.
Encender la tele es ver imágenes acerca de dos equipos. Sintonizar la radio es escuchar opiniones acerca de ambos, un poco más fundamentadas, pero siempre siguiendo la misma premisa: fútbol, y dentro de este: blancos o azulgranas; el podrido, maldito y eterno debate. No variamos, no queremos hacerlo. Nos encerramos en informar acerca de algo machacado, triturado y masticado por las bocas de todos los periodistas y aficionados. Creemos que esta es la buena línea, el buen camino, y no, nos estamos deshaciendo y cayendo empicado.
Sin embargo, soltar todo esto y quedarte tan pancho no tiene ningún sentido si no fundamentamos el porqué de esta opinión.
En primer lugar, no hay que quitar mérito al trabajo de todos los periodistas que cubren el fútbol de manera profesional. En esta web, yo, personalmente, y el resto nos dedicamos a ello al cien por cien, pero si algo queremos fomentar además es el que todos conozcan otros deportes, no el que se juega con los pies únicamente. Claramente, los ingresos que este deja en nuestro país son masivos, aunque siempre entre una población que, normalmente, no es tan aficionada a la buena prensa al ser joven y preferir la noticia cuanto antes mejor.
Así pues, mi propuesta no es otra que pensar y reflexionar para valorar labores de aquellos que se dejan la piel cada jornada de cualquier deporte para nutrir a su pequeña gama de seguidores de información de primera calidad. Pongo como ejemplo al Diario AS con su sección de la NFL, un proyecto muy bien planteado que parece ir dando sus frutos y poco a poco ir obteniendo más visitas que algunos artículos del fútbol europeo. Es esto lo que debemos pretender conseguir. Hay que fomentar el deporte en su totalidad. El tenis tiene que coger el peso que tenía hace escasos años aunque no tengamos protagonista alguno en el número uno, porque existen otros grandes profesionales (excluyendo a Rafa) como Ramos-Viñolas, Carreño, Bautista, López, etc, que también juegan y lo hacen de maravilla.
No solo debemos ceñirnos a los que no conocemos, sino también respaldar a los tradicionales. No creo que quitar el fútbol de cuajo sea lo más cordial, pero sí dedicar más espacio al gran Javier Fernández cuando se cuelgue un oro en unos europeos, en lugar de una triste esquina para poder poner al Madrid en portada. También pienso que sería adecuado escribir algo más que cinco simples líneas acerca del anuncio de Alex Txikón de intentar escalar el Everest en invierno y sin la ayuda del oxígeno, o acerca del anuncio de Pacquiao de volver a la élite para pelear ante Khan.
Si no hacemos reajustes, nos hundiremos. No podemos perder este cuarto poder, aquel que en otros países como en Estados Unidos sigue siendo del periodista. No podemos dejarnos sobrepasar por la polémica. Todos los programas que deambulan por la noche de cada día de la semana hablando de noticias sin importancia alguna y con la profesionalidad de un ultra, deben ser evitados y sustituidos por aquellos que fomenten el conocimiento, la cultura y la información deportiva.
No tenemos que estar subordinados a un modo de escribir, ni siquiera a unos temas, sino que debemos crear y crear sin parar. Hay que dar rienda suelta a la imaginación y dejar de ocupar tantas páginas y vaciar tinta acerca de hechos sin importancia, dejando así hueco para personas que, en otros espectáculos deportivos, compiten por ser grandes, por hacerse un hueco en la historia de nuestro país.
Tampoco debemos seguir con la tónica habitual de quedar sometidos ante el deportista o el entrenador, ya que ellos nos necesitan tanto como nosotros a ellos. Nosotros los hacemos grandes, los catapultamos hacia lo más alto, pero también podemos enterrarlos y hacer que abandonen sus clubes u organizaciones. No creo que haya que pasar fronteras y radicalizar el periodismo, sin embargo, sí estimo oportuno un cambio, una nueva forma de entrevistar y de guardar respeto por nuestra parte y sentir que somos respetados por la del entrevistado.
Finalmente, tan solo me queda una única bala por lanzar, una llamada, aquella que dirijo a todos aquellos que, como yo, quieren formar parte de este gremio: No os dejéis llevar por esta información tan sesgada, porque no es más que un producto de venta que no fomenta el saber de una persona que verdaderamente ama el deporte.
Yo, Francisco Javier Zambrana Durán, no pido que derrumbemos este edificio, sino que lo modifiquemos, que dejemos de creer que solo podemos vender información de dos equipos en un país de 47 millones de personas, sino que hay más detrás de ello. Hay toda una vida, incluso miles. Hay un periodismo que debemos alcanzar para poder acabar con la mentira en torno a este que llevamos años viviendo.
Imagen: Pormisbalones.
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