El partido de ida de deiciseisavos de final de la Liga Europa fue la gota que colmó el vaso en Villarreal. La afición está descontenta con la gestión de la directiva y del entrenador y así lo manifestaron con la floja asistencia y los silbidos del partido ante la Roma.
Una sustitución sorpresa
La etapa de Fran Escribá como entrenador del Villarreal empezó repentinamente una semana antes de afrontar el partido de clasificación para la fase de grupos de la Champions. El entrenador valenciano sustituyó al anterior técnico groguet, el asturiano Marcelino García Toral, a una semana justa de un partido importantísimo. El equipo se vio afectado por una polémica decisión, pero no podía dejarse llevar y estaba obligado a sacar un buen resultado. Resultado que no se dio, eliminando al Villarreal, que quedaba relegado a jugar en la Liga Europa.
El equipo de Marcelino consiguió mostrar una solidez defensiva que le llevó a luchar por grandes metas. Un equipo al que era muy difícil marcar un gol y, con maravillosas transiciones, llegaba rápidamente al área rival para anotar. Ese juego posicional llevado a un gran nivel hizo que el Villarreal regresara a la máxima división del fútbol español y volviera a luchar entre los mejores. Las aguas eran turbias en el Olimpo de la cerámica. Por motivos no oficiales, lo echaron. La junta decidió prescindir de sus servicios.
Buena herencia para Escribá
Fran Escribá recogió los frutos del equipo de Marcelino. Al inicio de la temporada, y hasta la debacle europea, se podía ver un Villarreal sólido en defensa, herencia de la etapa del asturiano en el banquillo groguet. Más allá de la bochornosa derrota sufrida frente a la Roma, el Villarreal es irreconocible. Un equipo que ya no da la misma imagen. Un conjunto apocado que no va en busca del gol. Si solo importara el planteamiento, el submarino amarillo acabaría todos los partidos 0-0. El problema es que cuando encaja, no sabe reaccionar. El triplete de Dzeko, sumado al golazo de Emerson, hundieron al Villarreal. Las redes empezaron a echar humo. Mucha gente pidió la dimisión del técnico valenciano, pitado frente a la Roma.
Malas dinámicas
La sexta posición, una mala situación en la Liga Santander, la eliminación en la Copa del Rey, a manos de la Real Sociedad, y la bochornosa actuación en la ida de la eliminatoria ante la Roma, hicieron estallar el nuevo proyecto de Roig, que pasó de grupos en Europa con muchos problemas, en un grupo asequible. Habrá que esperar a ver si el presidente es capaz de apaciguar a las masas o, de lo contrario, se le echan encima. Esta temporada puede ser muy larga en Villarreal porque el equipo no está bien y la afición está hundida. Después de ganar en Anoeta sin mostrar un buen fútbol, el equipo se rehizo en Italia, donde consiguió ganar pese a no remontar la eliminatoria. El domingo afronta un duro encuentro ante el Real Madrid en el Estadio de la Cerámica.
Demasiadas carencias…
La sensación general es que ya no se respira fútbol. Pese a la buena imagen mostrada en tierras italianas, el equipo está perdido y ha olvidado sus señas de identidad. El club se ha acostumbrado a ganar. Es cierto que hace relativamente poco tiempo el Villarreal jugaba en campos indecentes. Roig y sus adeptos hicieron del submarino amarillo un equipo grande, capaz de luchar ante cualquiera. No hay rumbo y parece que Escribá ya no controla el timón de un barco que va a la deriva. El equipo debe reaccionar cuanto antes. Detrás hay una afición que cree en sus jugadores, pero ya no confía en su entrenador. Así es el Villarreal y así lo será siempre. Un club pequeño con alma de club grande. Comprensivo, pero exigente. Amigable, pero crítico. No cualquiera puede entrenar a este equipo. Muchas carencias y muy pocas soluciones. Ya lo decían mis profesores en el colegio: cuando las cosas se hacen a última hora, a veces salen mal.
Foto principal: As
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