Y hemos vuelto a caer. Otra vez más, por segundo año consecutivo, nos quedamos a las puertas de la final de la Copa del Rey. Sí. Y duele, claro que duele. Duele por toda la ilusión depositada, sobre todo este año. Por haber superado tantos obstáculos y que la última piedra en el camino fuera demasiado grande.
Está claro que hoy todos nos hemos levantado igual, o peor, de lo que nos fuimos a dormir ayer por la noche. Todos hemos recordado cada eliminatoria, cada gol, cada sonrisa y todo lo que nos costó llegar a estas semifinales. Todos hemos recordado el partido de ayer, deseando que hubiese entrado algún balón en la portería contraria.
Pero también todos sabemos que esto no acaba aquí. Que es otra batalla de tantas que nos ha tocado perder, pero que queda mucho más. Sabemos que nos levantaremos, todavía más fuertes si cabe. Sabemos que nada puede tumbar a este equipo – lo ha demostrado en numerosas ocasiones.
Hoy quiero que todos recordemos qué es ser del Celta de Vigo. Qué es ser celtista. Quiero que nos paremos a pensar en qué nos ha hecho seguir ahí. No han sido títulos, no han sido victorias, no han sido ascensos ni clasificaciones para la Europa League. Si hoy somos celtistas, precisamente, es por días como el de ayer.
Por los descensos, por las derrotas. Por las eliminatorias perdidas, por todas las lágrimas. Si seguimos aquí es porque sabemos que el camino no ha sido fácil, conocemos la trayectoria, y hemos estado ahí en momentos muy malos. Hemos vivido descensos, hemos estado en el momento crítico del club, hemos seguido ahí tras aquellos play-offs contra el Granada. Hemos viajado a Valladolid con muy pocas posibilidades de quedar en Primera División porque confiábamos en que lo conseguiríamos. Y ayer casi 700 de nosotros viajaron a Vitoria. Porque el celtismo no podía dejar solo a su equipo en un día tan importante.
Pero de nuevo el fútbol golpea al Celta de la manera más cruel. Otro sueño del que despertamos de la forma más injusta. No por la eliminatoria, sino porque este equipo se merece que el fútbol le de algo de todo lo que le ha quitado. Este club se merece el reconocimiento que nunca ha tenido, y ahora se lo merece más que nunca.
Equipo, cuerpo técnico, directivos y afición. No bajéis los brazos. No os quedéis en el suelo. No olvidéis por qué estamos aquí, por qué seguimos aquí. Y sigamos. Sigamos juntos. Sigamos luchando en cada partido. Sigamos soñando. Y quien quiera vernos caer, que siga. Pero demostremos al mundo que somos fuertes, que somos el Celta. Y que nos levantaremos, como hemos hecho antes. Que nada ni nadie nos va a tumbar.
Demostremos qué significa ser celtista. Que lo vean y que nos vean disfrutar. Que vean en nuestros ojos el sentimiento, el orgullo, la alegría. Que vean de lo que somos capaces. Que vean que nos levantamos y seguimos adelante.
Ya no pido que lo entiendan, porque sé que no podrían.
Gracias, Celta. Gracias, bendita condena.
Imagen vía lavozdegalicia.es
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