Atlanta Falcons y New England Patriots como representantes de la NFC y de la AFC se medirán el domingo 5 de febrero en el marco del Quincuagésimo Primer Super Bowl, en Houston.
La probabilidad de que en la previa (digamos octubre 2016, tampoco hay que irnos tan atrás en el tiempo) alguien imaginara a este como el juego de campeonato era muy escasa por no decir nula e imagino que muchos ya habrán oído y leído en estos días aquello de que “hasta los Browns pagaban –en agosto- menos por apuestas que los Falcons para ganar el SB”.
Pero así están las cosas y los Atlanta Falcons están en la gran final y serán rivales de un club que si estaba en los cálculos de todos, los Patriots que por mucho siempre fueron el equipo favorito para quedarse con el título, en agosto, o en octubre o… en enero.
FiveThirtyEight está otorgando ahora mismo un margen de 61-39 para NE sobre ATL, lo cual está casi en línea opuesta a lo que venía recibiendo Atlanta como favorito en ruedas anteriores de playoff ante SEA y GB (62-38 y 61-39 respectivamente).
Para colmo de males del actual campeón de la NFC lo que se disputará en la noche del 5 de febrero es y no es un juego de football, ya se sabe y no vendré yo a dar cátedra de esto.
Football, lo que se dice football, se jugó hasta el domingo 22 en los juegos de Campeonato de Conferencia, lo que viene es un show que tiene mucho de grandilocuente, espectacular, brillante y glamoroso.
Un mega show en el que camuflado, aunque “como principal ingrediente”, viene un juego o una especie de juego de football, el cual tiene su propia mecánica y que hay que saber descifrar, plantear y ejecutar y que no necesariamente será patrimonio del mejor equipo, y en este punto el equipo de Boston tiene también intangibles a su favor.
“One shot”
Pero volvamos al repaso de que trajo a estos clubes al juego más grande del año
New England más allá de sus 6 juegos divisionales debía enfrentar esta temporada a la siempre difícil división norte de la americana más la resurgente división oeste de la Nacional más choques con los Texans y los Broncos en atención al #1 divisional de 2015, todo esto y con la confirmación de la suspensión de 4 juegos a Tom Brady. Así se veía en agosto, ahora pongamos en enero el ojo sobre que debió enfrentar el campeón de la americana y tenemos:
- Una AFC Norte flojísima con solo un club de registro ganador y que en conjunto culminó la campaña 26-37-1.
- Una NFC Oeste tan pobre como lo fue en la primer década de este siglo que en conjunto terminó la serie 23-39-2, también solo un club tuvo registro ganador.
- Houston y Denver (9-7 y 9-7) dos clubes que podía presumir de sus defensivas pero cuyas ofensivas fueron absolutamente insignificantes y…
- El mayor escollo: su propia división (MIA BUF NYJ) la cual, aclaremos, ganan sin solución de continuidad desde un pasado muy remoto (puntualmente desde el nuevo formato jamás dejaron de tener el mejor registro aunque perdieron un par de desempates, uno con los Jets y el último en 2008 con los Phins)
Visto entonces a través del filtro de la temporada resulta casi esperable encontrarnos con los Pats en febrero ¿Verdad? Los dos reveses en la campaña vinieron de la mano de una blanqueada como local frente a los Bills en el último juego en el que Brady cumpía la suspensión y frente a los Seahawks, también este en condición de local.
¿Y qué de Atlanta? Si nos adentramos en ellos tendremos un verdadero “milagro del schedule”, pero a su favor diremos que los milagros a veces se ayudan y los Falcons ayudaron a un programa finalmente favorable que por agosto se presentaba brutal, en su división dividir victorias era en sí mismo un logro en la previa y ambas divisiones oeste marcaban al menos 5 juegos en los que no serían candidatos y por mucho, a eso se sumaba Philadelphia y Green Bay, claramente no era un año para esperar optimistamente pero repasemos con ojos críticos de enero:
- Su división, seis juegos para sumar frente a un flojo trío TB-NO-CAR que terminó el año con registro 22-26
- La NFC Oeste ¡Oh sí! Parece ser la llave perfecta para llegar al súper domingo (les invito a repasar el punto B de los Patriots para más detalles)
- Eagles y Packers (7-9 y 10-6 respectivamente), y…
- Tal vez el punto más duro: la división oeste de la AFC 38-26 y con 3 clubes con registro ganador.
A primera vista el panorama de Atlanta debió ser más complejo, pues bien, si lo fue y su registro 11-5 lo certifica (derrotas frente a TB, SEA, SD, PHI y KC), lo peculiar del asunto es que ninguna de las 11 victorias las logró frente a clubes que llegaran al juego con registro superior a 0.500
A esto pueden sumar que este club difícilmente pudiera hacerse fuerte lejos de su domo y su alfombra con lo cual resultó dramáticamente importante una improbable derrota como local de SEA frente a AZ en semana 16 que desmoronó a los Seahawks del sembrado 2 elevando a ATL de suerte tal que el juego divisional, que seguramente los enfrentaría de todos modos, no fue en el Century Link Field sino en Georgia Dome, el resultado ha quedado evidenciado como también la infinita fortuna de dar con una diezmada secundaria de GB (un equipo diezmado en líneas generales) que también de un modo poco probable les barrió el mayor adversario potencial en su conferencia, Dallas, de suerte de volver a abrir las puertas de su domo para ser anfitriones en el juego final que ganarían con holgura.
Pero al final del día los Falcons pueden estar bien contentos y seguros que su victoria en la final de la Conferencia selló la credencial de su QB M Ryan como MVP de la temporada regular. Es obvio que la distinción se refiere a lo hecho por los jugadores entre septiembre y el uno de enero pero la verdad silente indica todo lo contrario, si Aaron Rodgers hubiera dado otro partido fuera de catálogo en la final y los Falcons hubieran sido eliminados Ryan quedaba fuera de la discusión de MVP, con el resultado en la mano el que quedó fuera es Rodgers, y Brady es ahora el principal rival de Ryan, pero un rival endeble que solo disputó 12 juegos contra los 16 del QB de ATL que además lograría su primer nombramiento, 1+1 = la final de la NFC ganada debe darle a Ryan el MVP, lo sea o no.
Así las cosas tenemos dos finalistas que poco impresionan y que, me aventuro a afirmar, se combinarán para empeorar el récord de encendido de TVs en el país de origen de la transmisión el cual está hoy día en mano del 50SB.
¿Empañará esto último el espectáculo en sí mismo? Para nada, el SB es en sí mismo un show autónomo al juego que encapsula y la audiencia global lo verá de modo masivo porque usualmente un alto porcentaje de espectadores se suma casi con exclusividad a ver el gran juego y probablemente este represente su primer –y único- juego en el año. Y no solo no empañará el espectáculo sino que por el contrario este se volverá históricamente recordable toda vez que sea quien sea el ganador habrá motivos suficientes para mencionarlo a menudo.
Que los clubes finalistas sean estos dos es claramente un indicativo del flojo momento global de la liga. New England llegó con el manual debajo del brazo y tal vez (tal vez) su probable mayor escollo, los Oakland Raiders, quedaron prematuramente fuera de rango cuando QB Derek Carr dijo adiós a la temporada por lesión. Atlanta llegó de la mano de una ofensiva orquestada por Kyle Shanahan (¿49´s?) que le dio al equipo de Dan Quinn una inesperada respuesta. Quinn llegó a los Falcons a solidificar el trabajo defensivo y claramente no llego al gran domingo respaldado en esa unidad y por el contrario parece ser su punto débil. mucho más balanceado que los Falcons lucieron, por caso, los Dallas Cowboys quienes tras una pausa de 14 días sin football fueron por momentos arrollados y finalmente apenas superados por QB Aaron Rodgers (a quien por ahora debo poner por sobre su ilustre club).
¿Dallas vs. Oakland? No señor, no me hará ud. decir lo que no tengo pensado decir. Venga…
Una semana.
One shot.
Y un triunfador que –sea cual fuere- marcará época ya como dinastía o como primeros campeones del club.
Bienvenidos al show.
(imagen principal vía: espn.com)
Fernando Fumagalli
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